El año comienza con dos sucesos editoriales que llaman la atención. Por un lado Nik, el historietista de La Nación saca El Principito by Gaturro, que así se llama –"by" significa "por" para los lectores hispanoparlantes– y según dice en la promo-nota se trata de una reinterpretación del clásico infantil ilustrado por él mismo. La novedad es que todas las veces que Nik había dibujado ideas ajenas hasta ahora nunca había avisado (pregúntele a Quino y otros). Así que ahora aproveche y para sus pibes pídale el libro a los reyes magos. Pero no se asuste si en lugar de aparecer el famoso sombrero que en realidad es una boa que se comió un elefante, aparece Cristina que en realidad es una víbora que se comió al bueno del Principito.
"Con el fin de año se terminó la única cláusula, de todas las cláusulas del mundo, que yo conozco: la cláusula RUFO. Y ese fue otro motivo más para brindar, como dijo Cristina: con sidra y sin puchos".
El otro libro es uno del pobre Julio Bárbaro que en otro gesto que no lo enaltece tuvo la inesperada y original idea de hacer la biografía "maldita", digamos, de Néstor Kirchner. Ahí, por lo que pude leer en Perfil –donde reciclan tanta bosta que un día de estos van a conseguir energía limpia para calefaccionar toda la redacción- Néstor "el verdadero" y le juro que eso dicen: nunca fue peronista (sic), y era un boludo (sic), y además era un cagón (sic), y era patotero (sic), y era carismático (sic), y era un facho de derecha (sic y sic), y colaboró con los milicos (sic), y la única vez que fue preso fue por borracho (hic!). En serio, eh. Pobrecito don Julio Bárbaro (foto) que con este manual para el antikirchnerista con capacidades diferentes no pudo darse cuenta de que si uno inventa una biografía debe tomarse el trabajo de que las cosas encajen mínimamente, como fijarse que si vamos a hablar de un tipo que llegó a ser un presidente brillante no podemos poner que lo logró gracias a ser un oscuro idiota. Porque es difícil entender que un tipo facho y cobarde sea carismático y temido por todos porque era boludo y amigo de los milicos que lo metían preso por borracho, y también por ser un cagón que tenía a todos asustados, y un boludo que como no era peronista fue un líder peronista, de derecha aunque de izquierda porque metió en cana a sus amigos milicos porque era facho y carismático?
-Escuchame, ¿no te parece que así le hacés publicidad a la oposición hablando de ese libro escrito contra Néstor? –me dice mi amigo el ultrakirchnerista al que le muestro las columnas antes de mandarlas.
-Es para que la gente sepa que la oposición ya no puede ni inventar operaciones decentes. Son unos nabos que si los pusieras a escribir en contra de Maradona escribirían que era un patadura y que los goles se los hacía Caniggia –le digo.
-Es raro. A lo mejor Julio Bárbaro lo acompañó a Néstor hasta que se avivó de que no era un borracho fascista como él creía –me dice.
Con el fin de año se terminó la única cláusula, de todas las cláusulas del mundo, que yo conozco: la cláusula RUFO. Y ese fue otro motivo más para brindar, como dijo Cristina: con sidra y sin puchos. La verdad que no sabía que con la RUFO también se me terminaba el vicio de fumador. Capaz que con el vicio de fumarse países se terminaban los demás vicios.
-No te hagás el vivo y hacele caso a la jefa: dejá el faso, gordo –me dice.
-Es la primera vez que me cuesta estar de acuerdo con la presidenta. Y la verdad que es un alegría porque ahora, cuando me acusen de ser un fanático ultraK, puedo decir que lo mío es un inteligente "apoyo crítico" –le digo.
-Mirá, gil, si Cristina dijo que hay que dejar el faso, debe ser por alguna cuestión política. Ella es una estadista –me dice.
-¿Vos decís que el pucho es gorila? –le digo.
-Obvio. Todo lo que no le hace bien al pueblo es gorila –me dice.
Y habrá que ver qué onda con esto de que el petróleo bajó a la mitad. Resulta que cuando veníamos creyendo que el petróleo era el bien más escaso del mundo, cuando el presidente yanqui iba a estar desesperados por llenar el tanque de su auto, cuando creíamos que íbamos a estar rascando el fondo de la olla del último pozo petrolero, los tipos agarran y te bajan el precio a la mitad. Lo que demuestra que la escasez de cualquier cosa es nada más que marketing. Y vayámonos preparando para que nos digan que el calentamiento global no es tan caliente ni tan global, salvo en los lugares donde haya algún negocio con eso.
-Irresponsable, con el calentamiento global no se jode –me dice.
-Escuchame, pronostican para todo enero mínimas de 16 grados como estos días –le digo.
-¿Vos decís que la baja del petróleo y que los veranos sean frescos demuestra que hay una conspiración mundial? –me dice.
-Mirá, ya leí que el huevo no sube el colesterol, que la manteca es más sana que la margarina, que el chocolate es bueno para el hígado, y que el vino es bueno para todo. Y hoy leí que descubrieron que la grasa del cuerpo te defiende de las bacterias –le digo.
-O sea que toda esta nota es para justificar que vas a seguir morfando, chupando y fumando todo el 2015 –me dice.
-No. Lo que quiero decir es que nadie sabe nada –le digo.
-Claro, y vos vas a juntar grasa suficiente como para defender de las bacterias a toda tu familia –me dice.
Y como esto se está poniendo demasiado personal, mejor doy por terminada esta columna.
Infonews
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