Lagomarsino relató, en una conferencia de prensa que brindó junto con su abogado Maximiliano Rusconi, lo sucedido el sábado anterior al fallecimiento del fiscal con quien trabajaba, y destacó que recibió dos llamadas de un teléfono privado y cuando atendió la segunda vez, se trataba del fiscal Nisman, quien le pidió que vaya para su departamento en el complejo Le Parc. "No era frecuente que me llame y me diga que vaya", destacó.
Sostuvo que cuando llegó al edificio de Puerto Madero se identificó y, luego de que le autorizaran el acceso, entró a la casa de Nisman "por la puerta de servicio como normalmente" lo hacía. Contó que una vez frente al fiscal le comentó que al ingresar al edificio no se había cruzado con su custodia personal, a lo que el fiscal le respondió: "Los mandé a hacer un trámite".
Relató que Nisman lo hizo pasar hasta el living donde "había una mesa con mucha documentación". "Me imaginé que era sobre este tema -la denuncia de un presunto pacto de impunidad entre Argentina e Irán- y me llamó la atención que había cuatro resaltadores amarillos", añadió sin dar más precisiones. Lagomarsino afirmó que, de acuerdo a sus palabras textuales, el fiscal le dijo: "Tengo más miedo de tener razón que de no tener razón".
Fue tras ese diálogo que, según Lagomarsino, el fiscal pidió el arma, lo que dejó al empleado informático "totalmente mal parado". "Lamentablemente le dije que sí y le pregunté para qué la quería", afirmó y sostuvo que Nisman le confesó que tenía "miedo por las chicas" (sus hijas).
Cuando le consultó sobre la seguridad que tenía, Nisman, de acuerdo a Lagomarsino, le dijo que no confiaba "ni siquiera en la custodia", y que luego de quebrarse le preguntó: "¿Vos sabés lo que es que tus hijas no quieran estar con vos por miedo a que les pase algo?".
El imputado por entregarle la pistola Bersa que causó la muerte del fiscal recordó que le dijo que el arma era "vieja", pero que Nisman le dijo que pensaba guardarla en la guantera del auto "por si viene algún loquito" y le "pega un palazo" y le grita "traidor".
Lagomarsino relató luego que fue a su casa, tuvo un pequeño encuentro con su familia, que lo notó "mal" y que "a las 07.02 de la tarde" le sonó nuevamente "el teléfono privado y era Nisman" preguntándole si encontró el arma; y ante la respuesta negativa del joven, el fiscal insistió: "Dale, por favor".
Cuando se dirigió nuevamente a la casa de Nisman -donde ya estaba su custodia, cuyo titular, Rubén Benitez, lo acompañó hasta la entrada-, le llevó el arma "en un paño verde", con "la credencial del arma y el título de propiedad", y le explicó cómo utilizarla.
Posteriormente recordó que Nisman le dijo que "iba a guardar la pistola en la caja de seguridad y después en la guantera del auto". Lagomarsino, luego de despedirse informalmente del fiscal, bajó con "tres personas" en el ascensor y retornó a su casa por autopista, y al día siguiente, alrededor de las 11 de la mañana, de acuerdo a su relato, le envió un mensaje de texto a Nisman preguntándole si estaba "más tranquilo", lo que el fiscal nunca respondió.
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