viernes, 23 de agosto de 2013
LOS ESPECIALISTAS CONSIDERAN IMPOSIBLE QUE LOS PRESOS SE FUGARAN SIN AYUDA DE PENITENCIARIOS Dudas que abrió el túnel de Ezeiza
El penal federal de Ezeiza, desde donde escaparon los trece presos, dos de ellos recapturados.
Imagen: Guadalupe Lombardo
El procurador Mugnolo estuvo en el lugar de la fuga y aquí detalla los interrogantes de un escape sin explicación. El tamaño del boquete, las alarmas que no sonaron, los celadores que no vieron nada. Las hipótesis sobre posibles motivaciones políticas.
Por Carlos Rodríguez
“Sin connivencia, interna y externa, la fuga de trece presos en Ezeiza es imposible. Este caso debe servir para promover un debate nacional para modificar un sistema penitenciario caduco.” En diálogo con Página/12, el procurador penitenciario, Francisco Mugnolo, aseguró que el Complejo Penitenciario 1 “es una cárcel de máxima seguridad y cuando se toca un alambrado, suena una alarma. ¿Por qué no sonó la alarma? Es una de las muchas preguntas que hay que responder”. Mugnolo, quien visitó la celda 22 del Pabellón B del Módulo 3, desde donde se produjo la evasión, comentó que los penitenciarios alegan que “el sistema externo de seguridad había sido dañado, tiempo atrás, por un rayo, y nunca se reparó. Es lo que dicen, hay que verificar si eso es así”. La abogada Claudia Cesaroni, del Centro de Estudios de Política Criminal (Cepoc), coincidió en que “es imposible una fuga de trece presos sin apoyo y complicidad penitenciaria”.
Cesaroni agregó un dato a tomar en cuenta en el análisis a fondo de lo sucedido en la madrugada del martes: “Puede ser una acción de sectores del Servicio Penitenciario Federal (SPF) enfrentados con (el ex director Víctor) Hortel, porque a partir de su gestión se abrió bastante el mundo de las cárceles (federales) y esto ocurrió en plena discusión del cambio de protocolo en requisas, ingreso de familiares y el aislamiento, entre otros temas importantes”. Esas cuestiones estaban siendo analizadas en una “mesa de diálogo” promovida por Hortel de la que participaban familiares de detenidos, organismos de derechos humanos, la Procuración Penitenciaria, la Defensoría General de la Nación y el SPF.
En declaraciones a la prensa, luego de su renuncia, Hortel confirmó que lo ocurrido fue “una factura” que le pasaron, desde adentro del SPF, “por el proceso de transformación que habíamos iniciado”. Admitió que ahora es necesario “que nos hagamos cargo de los errores”. Como el boquete con túnel se hizo desde adentro de una de las celdas individuales, con acumulación de tierra y escombros en el mismo habitáculo, Hortel consideró que es obvio que “hay varios celadores en turnos de guardias que no efectuaron los controles en los lugares de alojamiento y tampoco hubo jefes que hayan supervisado esa tarea”.
Alejandro Marambio, que ayer asumió como titular del SPF en reemplazo de Hortel, aseguró que, de comprobarse irregularidades, “se tomarán medidas disciplinarias severas para que no vuelvan a suceder”. Anticipó que comparte la opinión de Hortel en el sentido de que hubo “colaboración” del personal del Complejo 1 de Ezeiza y que hay “falta de compromiso de algunos sectores” del SPF.
Francisco Mugnolo, ombusman de las cárceles federales, opinó también que hubo “complicidades tanto afuera como adentro de la cárcel para que fuera posible esta fuga”. Comentó que el boquete de 40 por 22 centímetros que se hizo en el piso de hormigón armado, dentro de la celda 22, “no se puede hacer con una faca, se tienen que haber utilizado herramientas mucho más importantes y esa tarea tiene que haber producido ruidos también importantes”, que deberían haber sido escuchados por los guardias. Además, “la tierra acumulada era mucha y visible”.
Sobre las versiones que indican que la fuga se habría producido, en forma directa, por la puerta del penal, dijo que no estaba en condiciones de abonar esa hipótesis. “Se dice que era muy chico el boquete para que salieran por allí 13 personas, pero en este caso no se tiene en cuenta que la mayoría de los presos son delgados, porque están mal comidos. Otra cosa que hay que evitar es echarles la culpa a los presos. Toda persona encerrada quiere estar en libertad, las imputaciones tienen que dirigirse hacia los que facilitaron la fuga.”
“Sin complicidad del personal penitenciario, la fuga es inexplicable y es imposible. Hay que preguntarse por qué no sonaron las alarmas que deben sonar cuando se cortan los alambrados (perimetrales). Dicen que el sistema fue afectado por un rayo, pero eso es algo que debe corroborar la Justicia. Los interrogantes son muchos”, insistió Mugnolo.
El procurador consideró que fue “correcta la decisión de Hortel al renunciar y al decir que era el máximo responsable; fue valiente de su parte y fue importante, también, que antes de irse removiera de su cargo a 19 penitenciarios”. Mugnolo recomendó, de ahora en más, mirar hacia el futuro porque “es el momento justo de promover un debate nacional sobre las cárceles, porque es un sistema caduco, si hasta la carta orgánica del SPF es una ley que se sancionó durante la dictadura militar. El sistema está hecho pedazos, las cárceles no sirven para la reinserción social, hay violencia dentro de los pabellones y eso sólo puede cambiar si la discusión llega al Parlamento, y si participan de ella los familiares, las organizaciones no gubernamentales y todo el arco político”.
Mugnolo aseguró que ante esta situación “lo más fácil es echarles la culpa a los presos que se fugaron, pero acá es necesario hablar de lo que no se habla: de la corrupción en el SPF, del tráfico de estupefacientes dentro de las cárceles, de los métodos violentos de control de las cárceles que se siguen aplicando, de la falta de políticas de reinserción social. Esto es algo que tiene que entender la comunidad, porque si un preso sale peor de lo que entró, ésta es una responsabilidad del Estado y es un riesgo para toda la sociedad. Hay que cambiar el sistema carcelario en la Argentina”.
Por su parte, la abogada Claudia Cesaroni estimó que la fuga es resultado de “la oposición a los cambios de sectores del SPF”. Precisó que antes de la llegada de Hortel, los abogados del SPF eran los que asumían “la defensa corporativa de los penitenciarios imputados por malos tratos” en causas judiciales. Dio como ejemplo que “es lo mismo que al fallecido dictador (Jorge Rafael) Videla lo hubiesen defendido los abogados del Ejército”. Sostuvo que esas decisiones tomadas por el ex titular del SPF “generaron reacciones en un cuerpo militarizado y corporativo”. Por todo eso opinó que la renuncia de Hortel significa “un retroceso en un proceso que estaba produciendo algunos cambios importantes”.
EL TESTIMONIO DE UN EX PRESO EXPERTO EN ESCAPES
“Esto no lo arma cualquiera”
Por Raúl Kollmann
El Pato tiene una larga historia en la cárcel. Ocho años, incluyendo dos fugas. Una, de la Unidad 9 de La Plata, otra del penal de San Nicolás. Además estuvo en el motín más sangriento de la historia penitenciaria argentina, el de Sierra Chica. Hoy –dice– tiene trabajo y ya no vuelve a lo que era su especialidad: robos de gran envergadura, a bancos, camiones de blindados, grandes empresas.
“Esto estuvo todo arreglado –dice El Pato–. Cuando se hace el agujero, se pone la música bien fuerte o se hace ruido un largo rato como si fuera una protesta, golpeando contra las rejas. Pero eso es para disimular. La fuga de Ezeiza no se pudo hacer sin tener arreglado desde el que está más arriba en el penal hasta los jefes de requisa, visitas, todos.”
“¿Cuánto se paga por una fuga así? Y... como medio millón de pesos. La plata la meten las visitas. El preso no está solo, hay quien lo banca de afuera. Eso sí, algunos giles se te suman al final y los tenés que llevar porque si no te dan la cana. Así que seguro que eso no estaba pensado para 13. Los dos que agarraron son giles, no tenían auto que los espere.”
–Hay quien dice que no se fugaron por el agujero, sino que salieron por la puerta como algunos presos que arreglan para salir y después vuelven. Estos no volvieron.
–Nosotros salíamos, pero cuando arreglás eso, tenés que volver sí o sí. Por ejemplo, alguien de afuera te proponía un trabajito (un robo), pongamos de 300 mil pesos. Vos arreglabas con los candados (agentes penitenciarios) para hacerlo y les tenías que dar la mitad. Lo mejor era un feriado o un fin de semana. Pero acá me parece que se fueron por el agujero. Las herramientas son fáciles, las conseguís en el taller. Y lo demás es arreglo. Estas cosas no las arma cualquiera: tiene que ser gente con inteligencia, ladrones de bancos, boqueteros, gente así.
–¿Y no los vuelven a agarrar?
–Y, a mí sí. En San Nicolás, porque yo no conocía bien la zona. Pero después, pasa que como la plata la agarrás fácil, la gastás fácil y te mandás otra cagada. A los que agarran es a los que son cachivaches, que mataron y que vuelven a la villa. Si te cuidás, te movés por el centro de Buenos Aires o por el centro de La Plata, y no vas a lugares donde hay buchones, te buscan tres días y después te buscan poco y nada. Por suerte, yo ya no estoy en eso. Tengo trabajo y dejé ese mundo.
El historial de los evadidos
- Martín Alejandro Espiasse Pugh (35): argentino, cumplía condena de prisión perpetua como coautor de “homicidio agravado criminis causa” en las muertes de dos policías. Los asesinatos fueron cometidos en junio de 2007, pero Espiasse Pugh permaneció prófugo hasta 2010, cuando se descubrió que cumplía condena en Mendoza por “robo agravado” y bajo un nombre falso, Matías Nicolás Lago González.
- Cristian David Espínola Cristaldo (22): paraguayo, cumplía condena de 18 años de prisión por el asesinato del periodista y líder comunitario boliviano Adams Ledesma Valenzuela, fundador del canal de TV Mundo Villa, que transmitía desde la Villa 31. Espínola Cristaldo, que vivía en el mismo barrio, apuñaló a Ledesma Valenzuela en el pecho, porque el periodista le impedía vender paco en su manzana.
- Luciano Javier Campo (35): argentino, cumplía condena por homicidio agravado. Fue uno de los tres hombres que, en julio de 2001, asaltaron el Banco Itaú Buen Ayre de Flores. El crimen incluyó la toma de 60 rehenes y tiroteo con la policía en el que fue baleada una embarazada con un bebé en brazos.
- Alberto Manuel Freijo (33): argentino, cumplía condena de 21 años de prisión por “robo agravado por el uso de arma de fuego en concurso real con portación ilegal de arma de guerra agravada”. Además, tiene vigente un proceso por “robo, asalto a mano armada, atentado y resistencia a la autoridad”.
- Thiago Ximénez (29): brasileño, cumplía condena a 20 años de prisión por “robo con arma de fuego apta para el disparo, privación ilegal de la libertad agravada y portación ilegal de arma de guerra, en concurso real con robo con arma apta en grado de tentativa”, en 2007. Además tiene un proceso vigente por un episodio, cometido en 2013, de robo y privación ilegal de la libertad.
- Renato Dutra Pereira (27): brasileño, cumplía condena a 20 años por la misma causa que Thiago Ximénez. En 2007, también junto con Ximénez, se fugó de la alcaidía de Resistencia, Chaco.
- Marcos Ezequiel Sánchez (26): argentino, cumplía condena a 18 años de prisión por “robo con arma en concurso ideal con secuestro extorsivo calificado por el número de personas”.
- Leonardo Antonio Salto (31): argentino, procesado este año por robo y privación ilegal de la libertad.
- Mario Enrique Bañera (38): argentino, procesado por robo.
- Luis Alberto López (28): argentino, procesado por un robo con arma de fuego cometido en 2012.
- Jonathan Páez (23): argentino, procesado por “encubrimiento, disparo de arma de fuego, resistencia a la autoridad y portación de arma de guerra”.
22/08/13 Página|12
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