domingo, 18 de agosto de 2013

Las marcas de la "lectura de las urnas"

Es pronto para que se disipe el trago amargo del domingo en los paladares kirchneristas. Pero aun así, en el gobierno no demoran el complejo análisis de los resultados de las primeras PASO para elegir candidatos a diputados y senadores. Obviando que no hay antecedentes en los cuales apoyarse, ya que en las PASO de 2011 eran, sobre todo, para elegir cargos ejecutivos, la famosa "lectura de las urnas" deja algunas marcas. Por Daniel Miguez Empecemos por la provincia de Buenos Aires, con los datos que están a la vista en las dos secciones electorales que definen la elección, la Primera y la Tercera, con 3 millones de votantes cada una. Sergio Massa dominó ampliamente su territorio, la Primera, donde está Tigre, y Martín Insaurralde no pudo hacer lo mismo en la Tercera, que incluye a Lomas de Zamora. En toda la provincia Massa le sacó a Insaurralde 470 mil votos, pero en la Primera lo aventajó por 600 mil. En cambio, la luz para Insaurralde en la Tercera fue de 170 mil. Con estos números sería lógico concluir que para el 27 de octubre el kirchnerismo debería focalizarse en recuperar espacio en la Tercera y continuar con el proceso de instalación de Insaurralde fuera de su comarca. Arrancó la campaña casi como un desconocido y 12 puntos debajo de Massa en las encuestas. Achicó la diferencia a cinco con un índice todavía alto de desconocimiento. Otro detalle que el gobierno no habrá pasado por alto fue que los intendentes kirchneristas, en general, sacaron menos votos que Insaurralde. Cada uno sabrá cuál es la cuota propia de responsabilidad y cuál la del gobierno nacional. Este dato va atado a otro que juega favor de los jefes comunales: a diferencia de 2009 donde se vio claramente en los números que varios actuaron solapadamente a favor de Francisco de Narváez o, de mínima, pusieron todas las fichas en sus candidatos a concejales y no en la lista de diputados que encabezaba Néstor Kirchner, esta vez se notó lealtad en ese sentido. Si hubo jugadas sucias, al menos no fueron obvias. Al parecer, los que estaban dispuestos a traicionar al kirchnerismo lo hicieron antes de las elecciones, a la luz del día, incluso integrando su lista. La derrota no es para minimizar, ya que no sólo el oficialismo perdió en Buenos Aires, que estaba dentro de las probabilidades, sino que rompió los pronósticos en varias provincias donde el triunfo parecía asegurado, tales los casos San Juan y La Rioja. En San Juan, el candidato de los Rodríguez Saá, caudillos de la vecina San Luis, le sacó cinco puntos al del gobernador José Luis Gioja. Y en La Rioja el gobernador Luis Beder Herrera se convirtió en el primer peronista en perder una elección en esa provincia. También fue malo el desempeño en Catamarca y Neuquén. Aun con ese panorama, la dimensión que le dan los medios opositores a la derrota del oficialismo naturalmente es exagerada. Siendo esta la peor elección en los diez años de kirchnerismo, si los resultados se repitiesen el 27 de octubre la composición del Congreso no sufriría una debacle. De todos modos el oficialismo quizá deba focalizarse en mantener la mayoría legislativa en ambas cámaras, más allá del número de votos que obtenga en octubre. En ese sentido se abre un camino de dos vías. Por un lado con una estrategia que contemple en particular cada lugar embanderado por la derrota, con eje donde se pueden "recuperar" bancas hipotéticamente perdidas el domingo. No será lo mismo revertir en octubre la derrota de Catamarca, que igual seguirá aportando un diputado, que en San Juan, donde sí, en caso de ganar, sumaría una banca más. Del mismo modo sería peor para el kirchnerismo ganar en La Rioja, que perder pero sacando más votos en Córdoba y en Neuquén, ya que con una mejor actuación podría sumar un diputado y un senador más, respectivamente. El caso de Neuquén es muy claro al respecto: en la pelea por la banca por la minoría, Marcelo Fuentes, del Frente para la Victoria, quedó a sólo 400 votos de Betty Kreitman, de Compromiso Cívico Neuquino. Ese puñado de votos por un segundo puesto vale más que los 50 mil votos necesarios para revertir la fuerte derrota en Chubut, donde de todas maneras Mario Das Neves y Martín Buzzi se seguirían repartiendo un diputado cada uno. Lo mismo vale para la Capital Federal, donde Daniel Filmus y Juan Cabandié, duplicaron los votos que el kirchnerismo obtuvo en 2009. Allí habrá que ver cómo se reparten los votos que UNEN obtuvo en las PASO (¿los votantes de Adolfo Prat-Gay votarán a Pino Solanas o a Gabriela Michetti?), lo que puede incidir en el destino de Filmus para renovar la banca. En cambio en la elección de diputados, donde el kirchnerismo pone en juego una banca, con una mejor elección en octubre podría sumar, a Carlos Heller, además de Cabandié y Liliana Mazure. La otra vía paralela a la de las estrategias focalizadas en cada distrito, es la reacción que se espera del gobierno, que ya dio muestras de determinación en más de una ocasión adversa. Para hacer los cambios necesarios se requiere de un análisis agudo de los motivos profundos de tantos votos adversos. Hay algunos que ya develan las primeras encuestas sobre la intención del voto. Por ejemplo, que el mensaje oficial no pudo hacer mella en que muchos vieran a Massa como el representante de un "kirchnerismo mejorado". Ese mensaje inexpugnable de "mantener lo que está bien y cambiar lo que está mal" (lo que cualquiera quiere para su vida) al parecer no pudo ser quebrado. La idea de que las dos cosas a la vez no se pueden hacer (eliminar impuestos y seguir con la Asignación Universal por Hijos o mejorar la seguridad, sólo por tomar dos ejemplos de las propuestas de Massa) es antipática. Cristina en el mensaje post derrota dijo con sensatez que no iba a prometer algo que no pudiera hacer. Pero sabe a poco explicar la derrota por los méritos de Massa y su fuerte alianza con los grandes grupos mediáticos, que entre otras cosas ocultaron con prolijidad su adhesión a la economía de mercado, explicitada en una disertación ante empresarios, o lo victimizaron por el robo en su casa, aprovechando una ocasión que le fue servida en bandeja. El gobierno por estas horas está buceando en las demandas de esa parte de la sociedad de voto adverso. Si el diagnóstico es preciso pronto se empezarían a ver algunos cambios, que, por supuesto, no serán de canal pero sí de ajuste en la sintonía. Infonews

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