jueves, 1 de agosto de 2013
El asombroso riesgo de Zamba
Por Juan Ciucci l Uno llega a Tecnópolis y no importa que sea la quinta o sexta vez que visita la muestra, de seguro que algo logrará sorprenderlo. Este inmenso parque de diversiones de ciencia, arte y tecnología; siempre tiene un milagro oculto, un sueño de antaño que aun nos resistimos a creer que pueda ser real.
Hoy es el turno del musical de Zamba y San Martín, dupla extraña si las hay. Ni que hablar si les sumamos a O´Higgins, Bolívar y el Sargento Cabral, entre otros. Están todos aquí presentes, en esta representación de la vida de Don José, en sus diez años de servicios a la Patria.
La puesta en escena es excelente, y aunque suene un tanto bufa la comparación, hay que decir que está al nivel de las mejores producciones infantiles que puedan verse en calle Corrientes (y diríamos que es la mejor hoy día, si no fuera que puedan acusarnos de ser –demasiado- oficialistas). Quizás el momento más emocionante de la obra sea el Cruce de los Andes, la mayor de las gestas patrias desde que tenemos memoria. Aquí se la representa con nieve cayendo en toda la sala, y emociona ver a los pibes (y no tan pibes) absolutamente conmocionados al sentir que en ellos también la nieve puede caer. Además, la entrada es libre y gratuita, por lo que uno puede encontrarse con familias enteras de diversos puntos de Capital Federal y el Conurbano, o incluso de otras zonas del país. Este espacio enorme se llena sin que existan límites de dinero o posición social, gran sueño peronista de los únicos privilegiados que se vuelve, nuevamente, realidad.
El humor del programa pasa a las tablas, con un Zamba aguerrido detrás de los Libertadores, plantándose en el combate y acompañando a San Martín en las buenas y en las malas. Los chicos vivan a este niño de ficción que logra interesarlos por la historia nacional, con un lenguaje tan cercano y ameno, alejado de caricaturas comerciales y oropeles oficiales.
Es que el Mundo de Zamba es un riesgo permanente, una sutil tensión entre las mentiras de la historia oficial mitrista, y las diversas verdades que los revisionismos fueron intentando construir. Una historia contada para chicos, en el límite entre el adoctrinamiento y la formación, con la conciencia clara de la necesidad de reconstruir la identidad ciudadana de estos jóvenes argentinos, hoy que tenemos Patria. Como en tantos otros campos de la batalla cultural de esta década ganada, Zamba no se arropa en los cómodos sillones del estatuto ministerial, ni sueña el sueño de los funcionarios eternos, incómodos ante la menor osadía. Zamba se mete de lleno en los mayores problemas, dejando la puerta abierta para aquellos que quieran internarse en los triunfos, traiciones y derrotas que surcan la historia de esta Patria que aun nos parece nueva. Seamos libres, y lo demás no importa nada, nos grita un San Martín de fantasía, y no puede más que conmovernos ante la escena de su gesta.
Mención aparte merece Bolívar, una auténtica estrella patria, un prócer con la voz y las caderas del Sandro de América, y un ego sólo comparable con el de Diego Armando Maradona. En fin, vayan a ver este musical, que ya escribí demasiado aquí, y como bien dice Zamba, ¡me aburro!.
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