martes, 20 de agosto de 2013

Discursos, distorsiones y especulaciones delirantes Por Jorge Muracciole

Ante el llamamiento al debate abierto a los actores sociales por parte del gobierno, la oposición mediática responde incrementando sus chicanas. El miércoles pasado, en el acto de lanzamiento del programa Agrovalor en Tecnópolis, Cristina Fernández desarrolló su primer discurso a días de las PASO, reflexionando sobre diversas cuestiones, en una clara demostración de fortaleza política. Comenzó relacionando la idea de futuro al presente, desde una perspectiva definida. El espacio político que lidera hizo posible durante los últimos años la creación de las condiciones para un futuro muy distinto al pasado. Pasado heredado de las políticas previas a la asunción de Néstor Kirchner, las del neoliberalismo y sus aliados de adentro y de afuera del movimiento. Que hoy, valga la paradoja, son presentados por los medios opositores como lo nuevo, como la política del futuro, cuando no son otra cosa que el aggiornamiento y la encarnadura de las políticas que nos llevaron a lo peor de la historia argentina. Como afirmaba en su discurso Cristina, "son los mismos que en el 2009 intentaron desplazar de la presidencia de la Cámara de Diputados a quien institucionalmente le correspondía, paralizando durante más de dos años la producción de leyes", boicoteando las sesiones parlamentarias con artimañas de todo tipo. Este futuro que nos pintan desde la oposición mediática tiene mucho de ese pasado que no le sirvió a la gran mayoría de los argentinos. La Jefa de Estado resaltó en su discurso que "tenemos la obligación de hablar en serio de los desafíos estructurales que tenemos por delante y entrar en un debate con propuestas. Nos vamos a sentar en la mesa, pero nos vamos a sentar en la mesa con los verdaderos dueños de la pelota, no con los suplentes que son puestos en las listas. Debatiremos esa Argentina que necesita profundizar las bases del modelo de industrialización, y extender la enseñanza universitaria, e impulsar las políticas de inversión en ciencia y tecnología, avanzando en la administración de los recursos de los trabajadores para que vuelvan al consumo y reactiven la economía". El esfuerzo por contextualizar el proyecto económico, político y social en la coyuntura internacional por parte de Cristina no es una cuestión menor. "Hoy leímos que la propia Unión Industrial Argentina reconoce un crecimiento industrial de casi el 5%; y eso con qué creen que se hace." "El mundo no está comprando, el mundo está ofertando, está de remate; estamos sosteniendo la economía y el proyecto con el mercado interno." El eje discursivo de la primera mandataria fue la instalación de un debate nodal con temas diversos, desde el pregonado endeudamiento externo impulsado por los operadores de la oposición mediática, o el significado del llamado "retoque cambiario", que no es otra cosa que la devaluación encubierta, o la demanda empresaria de gobernar con metas de inflación, que en la práctica es el cepo a los salarios. En síntesis, poner negro sobre blanco los intereses corporativos y su articulación o no con un proyecto de país integral, inclusivo y solidario, de cara a la opinión pública. Mientras tanto, acorde con los estilos de la prensa opositora, la estrategia fue invisibilizar el núcleo duro del discurso gubernamental y destacar como titular del día siguiente del "Gran diario argentino" la afirmación irónica del triunfo del Frente para la Victoria en la Antártida. En su desarrollo informativo, el multimedio opositor ponderó: "Cristina no admitió la derrota, atacó a Massa y los llamó suplentes y gerentes a los dirigentes de la oposición". En la misma edición del jueves 15 en un destacado se afirmaba "que los banqueros e industriales prefirieron dejar de lado el tono y los modos que usó Cristina Kirchner para convocarlos y rescataron el aparente llamado al diálogo para discutir políticas económicas, priorizando el lado lleno de la realidad." Según pasaron los días, la red del desánimo del multimedio no solo ninguneó el discurso presidencial sino que se lanzó a una suerte de tourné mediática en distintos programas del canal de noticias del delfín de la Corpo Sergio Massa para ocupar sin escalas en 2015 el sillón de Rivadavia. En su afán por degradar la imagen presidencial, a lo largo de la última semana los programas periodísticos del canal de noticias Todo Negativo se encargaron de invisibilizar el núcleo discursivo de Cristina, llegando al extremo del desatino en el espacio conducido por el periodista ultra-opositor Nelson Castro. En El Juego Limpio el periodista-galeno afirmó ante las cámaras muy suelto de cuerpo: "Señora Presidenta, sus médicos están preocupados por su estado emocional", instalando irresponsablemente ante su audiencia el alucinante diagnóstico del síndrome de hubris, una supuesta enfermedad del poder que padece la presidenta de los argentinos. A dos meses y días de las elecciones de medio término, ante el llamamiento al debate abierto a los actores sociales por parte del gobierno, la oposición mediática responde incrementando sus chicanas, haciendo de la política una suerte de cotilleo denuncista que pone en el lugar de los chismes el arte de hacer posible lo necesario. 19/08/13 Tiempo Argentino

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