El humor de un individuo cambia, incluso varias veces en un mismo día, y por los motivos más dispares. En un año electoral, el humor político, el de los dirigentes, simpatizantes y militantes no escapa a esa lógica y, por lo general, fluctúa los domingos. Y este año habrá muchos. Que sean domingos de buen humor depende de muchos factores, sobre todo para el oficialismo, pero nada es imposible.
SANTA FE. Las Primarias de esa provincia auguraban pocas sorpresas. Un Miguel del Sel, de Unión PRO, imponiéndose ante el Frente Progresista Cívico y Social que lideran unos alicaídos socialistas y el Frente para la Victoria haciendo fuerza para que el tercer lugar sea lo más cercano posible al segundo. En ese distrito, lo que provocó el cambio de humor no fue necesariamente el resultado provisorio que arrojaron las urnas sino su desmanejo y el tufillo a fraude que surgió a partir del descubrimiento de la falta de escrutinio en 807 urnas. Omar Perotti, el candidato del FPV local, mejoró su cuantía y en el conteo individual llegó a estar por delante del crédito socialista, Miguel Lifschitz. Todo eso provocó que el humor de la gente que trabaja con Perotti se modificara y renaciera la esperanza.
Ante ese escenario, el FPV santafesino reorganiza la estrategia de campaña. Por un lado, sostienen que el socialismo está en caída y, como siempre, los motivos son múltiples. En primer lugar anotan los graves problemas de gestión, donde el tema del narcotráfico encabeza el listado. Es más, entre los operadores de Perotti aseguran que la salida del responsable técnico del polémico escrutinio provisorio, Javier Echaniz, está más relacionado con el tema narco que con el manoseo informático de las Primarias. Ante esa posibilidad es que prefirieron eyectar al funcionario por el desaguisado electoral que por lo que se avecina.
En cuanto a Del Sel, el peronismo santafesino realiza el siguiente análisis. En primer lugar, es preciso concentrarse en el rol político del candidato del PRO y no hacer eje en su condición de humorista. "Hay que pelear desde lo político, apuntar a sus colaboradores, que tienen mucha responsabilidad en la caída de la provincia en gobiernos anteriores", juran. Eso no parece tan complicado. Lo difícil está en recuperar el voto peronista en las barriadas más humildes donde, sostienen, el PRO realizó una muy buena campaña ocultando la figura de Mauricio Macri y levantando sólo la figura de Del Sel como un integrante del extinto grupo Midachi. El ocultamiento del jefe de Gobierno porteño, dicen, es porque los sectores populares ven a Macri como un gobernante para los ricos que no se preocupará por ellos. "Hay que demostrar que los dos son harina del mismo costal", indican y pergeñan la estrategia. En cuanto al socialismo, reconocen que es un hueso duro pero que la disputa con el radical Mario Barletta no terminó cuando finalizaron las Primarias. Es más, auguran escasa migración del voto radical hacia Lifschitz. El otro dato que rescatan y que consideran que los beneficiará es que las elecciones generales, previstas para el 14 de junio, ya habrá comenzado la campaña presidencial y la nacionalización de la disputa electoral los beneficiará. Eso los pone de mejor humor.
MENDOZA. El distrito más importante de la región de Cuyo no está cerrado para el FPV. La escasa distancia que representa el 4,75% con Cambia Mendoza los obliga a restañar diferencias entre los peronistas (por así decirlo) ortodoxos y los kirchneristas. En este caso no sólo la unión hace la fuerza sino que alimenta las posibilidades de retener el control de uno de los cinco distritos electorales más importantes del país. Adolfo Bermejo, el candidato, tiene en sus manos la mayor responsabilidad de conseguir este objetivo. Debe, junto con Guillermo Carmona (el kirchnerista puro) y Matías Roby, amalgamar la oferta electoral y conseguir que el 21 de junio sea una jornada de buen humor que supere los límites geográficos de Mendoza. Claro, para esa época también estará desatada la carrera presidencial y puede ayudar.
LA PROVINCIA. Buenos Aires es clave y eso lo sabe hasta el más inocente de los militantes políticos. El FPV no sólo gobierna sino que está obligado a ganar bien para que los pronósticos halagüeños que surgen de algunos sondeos de opinión se conviertan en realidad. El dilema no sólo pasa por cuál será el mejor candidato para garantizar la continuidad de gobierno sino también si conviene repetir el experimento de las PASO porteñas con siete precandidatos. Hay intendentes que se niegan de manera rotunda a esa posibilidad y exigen, por ahora por lo bajo, que haya una sola fórmula. Pero por ahora eso parece estar lejano. Son 12 los precandidatos y nadie se anima a realizar una referencia bíblica por aquello de que en ese grupo había un traidor. El último en anotarse es el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien tiene a su favor algunas condiciones clave para cualquier distrito: conocimiento público, entidad peronista y cercanía con la presidenta Cristina Fernández. Es claro que muchos de los anotados terminarán siendo un fórmula electoral, como la de Julián Domínguez-Juan Patricio Mussi o Diego Bossio-Sergio Berni, pero por ahora el dilema pasa por cuántos binomios competirán. Esa definición modificará, para bien o para mal, el humor de los dirigentes territoriales. Sucede que consideran que más de una fórmula para gobernador les puede provocar una dispersión de fuerzas que termine por debilitar su caudillismo municipal. Pero además, sostienen, el triunfo debe ser tal que la distancia con cualquier opositor permita garantizar el triunfo nacional sin sobresaltos, el único motivo que mejorará definitivamente el humor.
LA CAPITAL. Es tal vez el distrito más complicado. Mucho se ha escrito por estos días luego de las Primarias que dejaron al FPV en un tercer lugar. El objetivo más real es llegar al 5 de julio como segundos y forzar el balotaje. No hay una receta clara y precisa. Una alternativa bien puede ser concentrarse en promesas y propuestas que hacen a la gestión municipal de la Ciudad de Buenos Aires. De hecho, es lo que hizo Macri durante ocho años más allá de los resultados y, se puede convenir, no implica una traición a los ideales del FPV. También es válido recordar que esa campaña porteña estará absolutamente nacionalizada y, si los pronósticos presidenciales se afirman, bien puede ese domingo ser un día de buen humor aunque se obtenga el segundo puesto.
iNFO|news
SANTA FE. Las Primarias de esa provincia auguraban pocas sorpresas. Un Miguel del Sel, de Unión PRO, imponiéndose ante el Frente Progresista Cívico y Social que lideran unos alicaídos socialistas y el Frente para la Victoria haciendo fuerza para que el tercer lugar sea lo más cercano posible al segundo. En ese distrito, lo que provocó el cambio de humor no fue necesariamente el resultado provisorio que arrojaron las urnas sino su desmanejo y el tufillo a fraude que surgió a partir del descubrimiento de la falta de escrutinio en 807 urnas. Omar Perotti, el candidato del FPV local, mejoró su cuantía y en el conteo individual llegó a estar por delante del crédito socialista, Miguel Lifschitz. Todo eso provocó que el humor de la gente que trabaja con Perotti se modificara y renaciera la esperanza.
Ante ese escenario, el FPV santafesino reorganiza la estrategia de campaña. Por un lado, sostienen que el socialismo está en caída y, como siempre, los motivos son múltiples. En primer lugar anotan los graves problemas de gestión, donde el tema del narcotráfico encabeza el listado. Es más, entre los operadores de Perotti aseguran que la salida del responsable técnico del polémico escrutinio provisorio, Javier Echaniz, está más relacionado con el tema narco que con el manoseo informático de las Primarias. Ante esa posibilidad es que prefirieron eyectar al funcionario por el desaguisado electoral que por lo que se avecina.
En cuanto a Del Sel, el peronismo santafesino realiza el siguiente análisis. En primer lugar, es preciso concentrarse en el rol político del candidato del PRO y no hacer eje en su condición de humorista. "Hay que pelear desde lo político, apuntar a sus colaboradores, que tienen mucha responsabilidad en la caída de la provincia en gobiernos anteriores", juran. Eso no parece tan complicado. Lo difícil está en recuperar el voto peronista en las barriadas más humildes donde, sostienen, el PRO realizó una muy buena campaña ocultando la figura de Mauricio Macri y levantando sólo la figura de Del Sel como un integrante del extinto grupo Midachi. El ocultamiento del jefe de Gobierno porteño, dicen, es porque los sectores populares ven a Macri como un gobernante para los ricos que no se preocupará por ellos. "Hay que demostrar que los dos son harina del mismo costal", indican y pergeñan la estrategia. En cuanto al socialismo, reconocen que es un hueso duro pero que la disputa con el radical Mario Barletta no terminó cuando finalizaron las Primarias. Es más, auguran escasa migración del voto radical hacia Lifschitz. El otro dato que rescatan y que consideran que los beneficiará es que las elecciones generales, previstas para el 14 de junio, ya habrá comenzado la campaña presidencial y la nacionalización de la disputa electoral los beneficiará. Eso los pone de mejor humor.
MENDOZA. El distrito más importante de la región de Cuyo no está cerrado para el FPV. La escasa distancia que representa el 4,75% con Cambia Mendoza los obliga a restañar diferencias entre los peronistas (por así decirlo) ortodoxos y los kirchneristas. En este caso no sólo la unión hace la fuerza sino que alimenta las posibilidades de retener el control de uno de los cinco distritos electorales más importantes del país. Adolfo Bermejo, el candidato, tiene en sus manos la mayor responsabilidad de conseguir este objetivo. Debe, junto con Guillermo Carmona (el kirchnerista puro) y Matías Roby, amalgamar la oferta electoral y conseguir que el 21 de junio sea una jornada de buen humor que supere los límites geográficos de Mendoza. Claro, para esa época también estará desatada la carrera presidencial y puede ayudar.
LA PROVINCIA. Buenos Aires es clave y eso lo sabe hasta el más inocente de los militantes políticos. El FPV no sólo gobierna sino que está obligado a ganar bien para que los pronósticos halagüeños que surgen de algunos sondeos de opinión se conviertan en realidad. El dilema no sólo pasa por cuál será el mejor candidato para garantizar la continuidad de gobierno sino también si conviene repetir el experimento de las PASO porteñas con siete precandidatos. Hay intendentes que se niegan de manera rotunda a esa posibilidad y exigen, por ahora por lo bajo, que haya una sola fórmula. Pero por ahora eso parece estar lejano. Son 12 los precandidatos y nadie se anima a realizar una referencia bíblica por aquello de que en ese grupo había un traidor. El último en anotarse es el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien tiene a su favor algunas condiciones clave para cualquier distrito: conocimiento público, entidad peronista y cercanía con la presidenta Cristina Fernández. Es claro que muchos de los anotados terminarán siendo un fórmula electoral, como la de Julián Domínguez-Juan Patricio Mussi o Diego Bossio-Sergio Berni, pero por ahora el dilema pasa por cuántos binomios competirán. Esa definición modificará, para bien o para mal, el humor de los dirigentes territoriales. Sucede que consideran que más de una fórmula para gobernador les puede provocar una dispersión de fuerzas que termine por debilitar su caudillismo municipal. Pero además, sostienen, el triunfo debe ser tal que la distancia con cualquier opositor permita garantizar el triunfo nacional sin sobresaltos, el único motivo que mejorará definitivamente el humor.
LA CAPITAL. Es tal vez el distrito más complicado. Mucho se ha escrito por estos días luego de las Primarias que dejaron al FPV en un tercer lugar. El objetivo más real es llegar al 5 de julio como segundos y forzar el balotaje. No hay una receta clara y precisa. Una alternativa bien puede ser concentrarse en promesas y propuestas que hacen a la gestión municipal de la Ciudad de Buenos Aires. De hecho, es lo que hizo Macri durante ocho años más allá de los resultados y, se puede convenir, no implica una traición a los ideales del FPV. También es válido recordar que esa campaña porteña estará absolutamente nacionalizada y, si los pronósticos presidenciales se afirman, bien puede ese domingo ser un día de buen humor aunque se obtenga el segundo puesto.
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