La Presidenta inauguró el sitio de memoria donde funcionó el Casino de Oficiales de la ESMA. Por ese lugar pasaron cientos de detenidos-desaparecidos. "Para tener vida en el futuro hay que saber lo que nos pasó, para que no pase nunca más", dijo.
“¡Qué bien que estuvieron los de ceremonial!”, bromeó un joven de camisa a cuadros con otro más joven. El chiste refería a la frase final, que pareció calculada milimétricamente, en la que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner clausuró el discurso de inauguración del Casino de Oficiales de la ESMA como sitio de memoria, mientras un rayo de sol se filtraba entre los pinos que rodeaban el palco y le daba justo en la cara. “Siempre sale el sol: podrá haber tormenta, y el cielo más negro, pero definitivamente el sol siempre sale”, dijo con un hilo de voz, antes de entrar al edificio de cuatro pisos donde estuvieron 5.000 personas secuestradas y dar, junto al secretario de Derechos Humanos Martín Fresneda, la recorrida inaugural.
La Presidenta salió al escenario a las 12.52 en medio de una llovizna leve, protegida por un piloto celeste y flanqueada por la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Además de ellas, en su mesa se sentaron Juan Cabandié, Ana Testa (sobreviviente), Graciela Lois (Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas) y Laura Conte (una de las fundadoras del CELS). Hubo tres o cuatro minutos de aplauso sostenido, mientras sonaba “La memoria”, de León Gieco. Dentro del predio, unas dos mil personas de distintas organizaciones sociales y sindicales –La Cámpora, la Martín Fierro, Nuevo Encuentro, ATE, entre otras- hacían repicar los bombos y sonar las trompetas.
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