El tucumano Ricardo Tasquer es responsable del blog Los Huevos y las ideas. En la charla analiza el panorama político de Tucumán.
Por Enrique de la Calle
APU: Empecemos con el oficialismo. ¿Se resolvieron las tensiones en el peronismo? ¿Qué chances tiene el FpV?
Ricardo Tasquer: Se van resolviendo. La tendencia en alza del PJ-FpV, reconocida con preocupación aun por editorialistas opositores, actúa como un colchón para las tensiones, pero está claro que Cristina supo incidir positivamente para ordenar la grilla nacional. Ahora toca la de la provincia de Buenos Aires, que recorre el mismo camino con el objetivo de racionalizar la oferta electoral.
De todos modos, ahora aparecen chispazos debido al modo seleccionado por Randazzo para encarar la interna, trasladando hacia adentro la polarización que deberíamos reservar para afuera. Se entiende que me parece una estrategia que puede servir para acumular para agosto pero puede ser disfuncional pensando en octubre.
APU: Señaló en un reciente post que la construcción política del kirchnerismo terminó favoreciendo a Scioli y que Tucumán es un caso que lo demuestra. ¿Por qué?
RT: El horizonte de continuidad del kirchnerismo se encadenaba entre Néstor y Cristina, no había otro plan. Luego del fallecimiento de Kirchner y el 54%, el oficialismo consideró más importante evitar un síndrome de pato rengo que construir, si querés, una Dilma. Scioli es entonces tributario voluntario e involuntario de ese déficit de construcción de un candidato del riñón. Pero además, recurro nuevamente a la figura del alvearismo, tendencia que el propio kirchnerismo intentó practicar en 2012 (rápidamente abortada) y luego sí más decididamente a partir de la derrota legislativa en PBA en 2013.
Me parece que el perfil de Scioli se relaciona con eso. Y Tucumán es prueba porque no existe otro candidato dentro del FpV que tenga el nivel de conocimiento y esa intención de voto. Randazzo lo está intentando desde hace un par de meses; me parece poco tiempo para instalar una candidatura y que alcance la estatura necesaria. Pero falta. Se verá. Por lo pronto, que el escenario tienda a un recambio ordenado dentro del mismo espacio político implica un avance respecto a nuestra historia y la del propio peronismo.
APU: ¿Cómo están las cosas dentro de la oposición tucumana? ¿Habrá gran alianza entre radicales, macristas y massistas?
RT: Tucumán es expresión y síntoma de los vaivenes microtemporales de la oposición: se juntan pero ninguno queda conforme. Cano arregló con Massa, luego con Macri y ahora finalmente con Amaya. En el medio, no se sabía qué ocurriría con los acuerdos con el FR y el PRO. Aparentemente el partido de Macri acompañará, porque Cano respetará orgánicamente Gualeguaychú, pero no ocurrirá así con el Frente Renovador, que pierde un aliado más (y van…): Gerónimo Vargas Aignasse, el representante massista provincial, ya adelantó que no participará. Ocurre que el objetivo era la intendencia capitalina. Ni siquiera la UCR provincial celebra con el acuerdo, porque entregan la más cercana posibilidad de la municipalidad de San Miguel de Tucumán por una más lejana posibilidad de triunfar a nivel provincial.
En el amayismo tampoco están contentos, cuando eran en los papeles una expresión kirchnerista más “pura” que el alperovichismo: el mismo día del acuerdo se alejaron de Amaya algunos de los dirigentes que lo acompañaban. Traidor es lo más suave que le dijeron. A mí me entristece, porque privilegiaron un proyecto personal (la intendencia capitalina para Germán Alfaro, el verdadero conductor del espacio), sobre las necesidades del pueblo tucumano. El pueblo sabe que no es lo mismo ser gobernados por el peronismo (Manzur-Jaldo con Scioli o Randazzo) que entregar la provincia a la UCR bajo el ala del macrismo a nivel nacional.
APU: Esos ensayos de acuerdo provinciales: ¿serán la plataforma para ese gran acuerdo entre PRO y Renovadores que pide el establishment argentino?
RT: El mapa de las provincias, si auscultás, responde a las necesidades locales de cada distrito. La búsqueda de un acuerdo entre el PRO y el FR respondería entonces a las necesidades del PRO en la provincia de Buenos Aires y no a las necesidades nacionales del Frente Renovador. No veo a Macri habilitando una gran PASO cuando Massa se desangra solo día a día. De no mediar las Primarias, que actuarán a modo de primera vuelta, ya estarían acordando. Pero Macri cuenta con sumar el voto útil opositor luego de agosto: es al FR al que corre más el reloj.
El establishment, en cambio, es más pícaro y puede jugar en la mesa de arena sin ensuciarse. Sabe que un triunfo importante del PJ-FpV en la PBA aleja las chances de un ballotage para cualquiera oposición. Y en consecuencia presionan.
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