El 23 de junio de 1968 jugó Boca en la cancha de River. Al finalizar el partido, una de las salidas (la Puerta 12), estaba cerrada y la presión de la gente por salir más el pánico de la confusión provocó 71 víctimas. ¿Una metáfora de lo que está viviendo el massismo?
Por José Cornejo
La movilización masiva de este 25 de mayo tuvo sus singularidades. La más evidente de todas, es la última del kirchnerismo en el Ejecutivo nacional. Quizás por esto mismo, es notable que sea la plaza más nutrida de todos los 25 de mayo. De la misma dimensión que el “Volvimos” del 2006, primera movilización de masas del kirchnerismo.
Hay varias explicaciones de esta enorme convocatoria a meses de dejar el sillón de Rivadavia. Las organizaciones movieron al máximo, como viene ocurriendo con La Cámpora y el M-Evita. Esta última tenía seis cuadras de murga y batuqueros. También había un importante cúmulo de ciudadanos inorgánicos, robusteciendo sobre todo Diagonal Norte. Algunos sindicatos se destacaron, como la columna de UPCN en Diagonal Sur, acompañada por ese estandarte que cubre cuatro o cinco pisos del edificio del INDEC. También la vaga posibilidad que apareciera el Indio Solari convocó un flujo de adeptos.
Pero el aporte distintivo, que hizo que la esquina del Cabildo se pareciera al Subte de las 8am, fue el presentismo cuasiperfecto de los intendentes del Gran Buenos Aires. El matancero Fernando Espinoza y el avellanedense Jorge Ferraresi son habitués de esta celebración. El desborde provino de los jefes ¿ex? massistas. Los que más sobreactuaron fueron el alcalde de Escobar, Sandro Guzmán y el vencedor de Merlo, Gustavo Menéndez. Este último había contratado un dirigible colorinche que empequeñecía el aerostático del metalúrgico Antonio Caló. No fueron los únicos, solo que otros tuvieron una presencia más prudente. Se rumoreó mucho que gente de Darío Giustozzi de Almirante Brown y de Humberto Zúccaro de Pilar anduvieron por la Plaza.
Nicolás Tereschuk, uno de los politólogos más lúcidos de su generación, publicó recientemente que el massismo basaba sus expectativas electorales en una estampida de jefes territoriales del kirchnerismo al Frente Renovador. Una Puerta 12 que finalmente no fue. Parafraseando a Tereschuk, lo que se constató este fin de semana largo fue lo contrario. Los jefes comunales ¿pos? massistas, en vísperas de las candidaturas electorales, están entrando en pánico del lugar que los iba a salvar del naufragio. En el medio, el FPV cosechó en Chaco otro batacazo contra opositores y encuestadoras (el anterior y reciente fue Salta).
Así las cosas, “la ancha avenida del medio” de Sergio Massa se le angosta cada vez más. A un semestre del cambio de gobierno y tres de las PASO, la tendencia es que el Frente para la Victoria se batirá a duelo con un único desafiante, el macrismo. Y que el electorado no paga traidores.
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