miércoles, 21 de enero de 2015

Se realizó un allanamiento en las oficinas de la fiscalía especial AMIA El empleado que entregó el arma y las últimas llamadas son eje de la investigación

El colaborador que le acercó a Nisman una pistola calibre 22 fue identificado como Diego Lagomarsino. La justicia se concentra en su rol y analiza si también le hizo llegar un mensaje al fiscal. Las pericias y contactos telefónicos clave.

El empleado que entregó el arma y las últimas llamadas son eje de la investigación
Operativo - El allanamiento en las oficinas de la fiscalía especial AMIA fue realizado por pedido de la fiscal. Intervinieron Prefectura y efectivos de la Metropolitana.
La causa por la muerte del fiscal federal Alberto Nisman tiene desde ayer dos nuevas líneas de investigación abiertas para confirmar o descartar la hipótesis del suicidio, que sigue siendo la más firme. La fiscal Viviana Fein dejó abierta la posibilidad de un "suicidio inducido" y por ese camino surgió una primera serie de interrogantes aún sin respuestas contundentes.  
En 2007 la fiscalía especial sobre el atentado contra la AMIA, que estaba desde hacía tres años a cargo de Nisman, contrató mediante una suerte de "locación de servicios" al licenciado en informática Diego Lagomarsino. No es un empleado formal de la repartición sino que factura sus servicios mes por mes. El nombre de Lagomarsino, que este diario conocía y prefirió mantener en reserva en su edición de ayer, fue difundido por otros medios y cobró notoriedad en el firmamento del expediente, porque trascendió que está protegido con custodia policial. Lagomarsino declaró el lunes, angustiado y tras superar una crisis de nervios derivada de la impactante noticia conocida el domingo por la noche.
Se trata del colaborador de Nisman que el sábado por la tarde le entregó el arma que finalmente acabó con la vida del hombre que apenas días antes había denunciado que la presidenta, Cristina Fernández, había urdido un plan para exculpar a los acusados iraníes del atentado contra la mutual judía a cambio de celebrar un acuerdo comercial para importan petróleo a cambio de granos y carne. El hombre, muy joven, en su perfil de la red social Twitter figura como seguidor de 149 personas, entre ellas decenas de periodistas y personajes tan variopintos que van desde la modelo sueca Alexandra Larsson –famosa por un video hot que está en poder de la justicia y muy pocos vieron– hasta el Papa Francisco, pasando por el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y el senador porteño por el PRO Diego Santilli.
La contratación la hizo directamente la fiscalía de Nisman, pero los fondos para pagarle provienen de la Procuración General de la Nación, por aquel entonces a cargo de Esteban Righi y hoy en manos de Alejandra Gils Carbó. Pero la Procuración provee de soporte técnico a todas las fiscalías a través de dos oficinas técnicas específicas. ¿Por qué Nisman incorporó a alguien para una tarea que ya estaba cubierta?
Lagomarsino es, hasta donde está reflejado en el expediente, la última persona de la que se tiene constancia que vio con vida a Nisman. Está hoy como testigo y en calidad de protegido porque manifestó temores sobre su integridad personal a raíz de los que conoce de la investigación sobre la AMIA y la denuncia de encubrimiento, la investigación apunta a determinar qué rol real desempeñaba para la fiscalía, si concurría con regularidad, si realizaba trabajos como "externo" y, en tal caso, qué tipo de funciones desempeñaba. En ese sentido, no está claro cómo llegó hasta Nisman, quién lo recomendó, qué grado de proximidad tenía con el difunto fiscal y por qué le entregó, casi acríticamente, el arma que finalmente le causó la muerte.  ¿Realmente se la pidió Nisman o fue una suerte de mensaje cifrado que finalmente empujó a Nisman al suicidio? En tal caso, ¿fue un emisor accidental y desprevenido?
"Ese pibe no huele bien", le dijo a Tiempo una fuente de altísima llegada al expediente.
Ayer por la tarde fueron allanadas las oficinas de la fiscalía especial AMIA, por pedido de la fiscal avalado por la jueza de instrucción penal Fabiana Palmaghini. Intervinieron efectivos de Prefectura y de la Policía Metropolitana. ¿Qué buscaban? La computadora que usaba Nisman, el contenido de los cajones de su escritorio y "todo otro elemento que pudiera ser de utilidad para la presente" investigación, según el pedido de la fiscal Fein. El mismo lugar había sido escenario de un procedimiento el día anterior por parte del juez Ariel Lijo, para "preservar la prueba" sobre la que presuntamente fundamentó su denuncia de encubrimiento el fiscal Nisman. Se trata de 19 discos compactos en el que está comprimido el contenido de unos 900 soportes de conversaciones telefónicas.
La jueza Palmaghini llegó el lunes por la noche a la Argentina tras interrumpir una semana de vacaciones en las playas brasileñas de Florianópolis y lo primero que hizo fue reunirse con la fiscal Viviana Fein. Fue justo en el momento en el que la fiscal recibió el informe del "barrido electrónico" sobre los rastros de explosivos en las manos de Nisman, que arrojó resultado "negativo" (ver aparte). El día anterior, también el dermotest (una evaluación más precaria para detectar si una mano accionó un arma de fuego) también había arrojado resultados similares.
Si el resultado volviera a dar "negativo", entonces habría un indicio firme de que la deflagración no deja rastros. Pero si fuera "positivo", quedará instalada una suerte de certeza escalofriante: no fue Nisman quien disparó. Hasta ahora, todos los indicios llevan la investigación hacia un suicidio. Nada alteró esa hipótesis, pero las pesquisas no están concluidas.
Desde ayer tomó un rol más activo en la investigación la Policía Metropolitana, que ya colaboró con éxito con el tándem Palmaghini-Fein en otras causas, entre ellas la investigación sobre el violento enfrentamiento entre barras bravas de River Plate en la confitería del club un día antes del último superclásico por la Copa Sudamericana.
No obstante, la "bajada" del registro de llamadas y contactos de los teléfonos celulares de Nisman quedaron a cargo de una división especial de la Policía Federal, en una oficina del quinto piso del edificio central situado en la calle Moreno, de esta Capital. La jueza designó a dos funcionarios, y la fiscal a un tercero, para que controlen ese procedimiento y no se pierda ninguna de las comunicaciones de los últimos días de Nisman con vida.
También pidieron colaboración a la Embajada de Estados Unidos para que les provea de un técnico capaz de "liberar" el contenido de un Ipad propiedad de Nisman. En el departamento de Le Parc fueron secuestradas otras tres computadoras, pero todo parece indicar que no estaban en uso y, más aún, pertenecían a la Procuración General, que las venía reclamando en devolución para asignarlas a otras fiscalías.
Ayer por la tarde, la jueza Palmaghini realizó también una "inspección ocular" en el departamento de Nisman. Para ello, debió sortear un obstáculo inesperado: el único juego de llaves disponibles para acceder al lugar estaba en poder de la madre del difunto fiscal. La medida tuvo por objetivo conocer el lugar donde ocurrieron los hechos, ya que Palmaghini estaba fuera del país el domingo por la noche, cuando fue encontrado el cuerpo. La jueza todavía no pudo ver ni uno solo de los videos que fueron grabados en el procedimiento que terminó en el hallazgo del cuerpo sin vida de Nisman. «


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