miércoles, 7 de agosto de 2013

ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAñA Réplica a dúo Por Victoria Ginzberg

Desde Nueva York Los oradores ante el Consejo de Seguridad fueron más de treinta. Por la tarde fue el turno de los países invitados por la Argentina, entre ellos muchos latinoamericanos. Allí volvió a hablarse de la soberanía argentina de las islas Malvinas y otros temas incómodos para las potencias, especialmente Estados Unidos y el Reino Unido. El canciller boliviano, David Choquehuanca, hizo alusión a la retención del avión presidencial de su país en Viena y pidió que se tomaran medidas para que no ocurrieran nuevos incidentes de este tipo. El ecuatoriano Ricardo Patiño habló del espionaje. Los ministros de la región también respaldaron la propuesta argentina de reformar el Consejo de Seguridad. Luego, Estados Unidos y el Reino Unido pidieron la palabra para responder. “Todos los gobiernos hacen cosas que son secretas. Nuestras políticas antiterroristas son para salvar vidas”, dijo el representante alterno de Estados Unidos, Jeffrey De Laurentis. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner ya se había ido rumbo a Buenos Aires y la embajadora Marita Perceval estaba conduciendo el debate. La representante de Estados Unidos ante la ONU, Samatha Power –que ayer estrenaba el puesto y había sido saludada por muchos de los oradores–, también se había retirado. Su segundo fue quien pidió la palabra para contestar a las alusiones sobre el espionaje y otros asuntos que hicieron varios cancilleres latinoamericanos. “Mientras la OTAN organiza intervencionismos, la Unasur ha evitado golpes de Estado”, dijo, por ejemplo, Choquehuanca. De Laurentis defendió las políticas antiterroristas de su país y señaló que “contrariamente a lo que se había sugerido”, Estados Unidos respetaba los derechos humanos. Mark Lyall Grant, embajador inglés ante la ONU, también quiso hacer una intervención adicional. Afirmó que ese no era el ámbito apropiado para hablar de Malvinas (dijo Falkland), pero que quería señalar que su país consideraba que había tres partes en el conflicto, porque la opinión de los habitantes de las islas no podía ser desestimada. Perceval aseguró entonces que iba a correrse un momento de su rol de presidenta del Consejo de Seguridad e iba a hablar en nombre de su país. “La posición argentina respecto de la soberanía es bien conocida y se ha hecho referencia a ella esta mañana en el marco de las numerosas resoluciones de la ONU”, señaló en referencia a las disposiciones del organismo internacional que instan a la Argentina y el Reino Unido a dialogar sobre el conflicto de soberanía. El representante inglés había hablado a la mañana con la prensa y allí también había asegurado que había tres partes en litigio, porque los isleños debían ser escuchados. “¿Pero cuántas partes dicen las resoluciones de Naciones Unidas que están involucradas?”, le preguntó una periodista. A lo que Lyall Grant se quedó callado por un momento y luego dijo: “Creo que no menciona eso”. La cuestión de la reforma Como se explicó ayer aquí, la reforma del Consejo de Seguridad se debate desde hace muchos años. La Argentina está entre el grupo de naciones que propone eliminar la categoría de miembro permanente y por lo tanto el derecho a veto. Otro grupo de países plantea ampliar el número de miembros permanentes en el organismo. Brasil, que tiene una política exterior en muchos casos coincidente con la Argentina, se encuentra entre los países que sostienen esta posición, ya que aspira a convertirse en uno de esos “miembros permanentes”, aun si fuera sin derecho a veto. La Presidenta reiteró ayer que, según su opinión, sumar nuevos miembros permanentes sólo agranda el problema. De todas maneras, la reforma del Consejo de Seguridad implicaría modificar la Carta de Naciones Unidas y para esto se necesita el visto bueno, justamente, de los miembros permanentes, que no parecen interesados en perder sus privilegios ni en compartirlos con otros. Almuerzo en River El coqueto restaurante que se esconde detrás de una puerta pequeña y un toldo verde se llama The River Club. Está sobre el East River y allí suelen hacerse eventos vinculados con las Naciones Unidas, ya que la cercanía con la sede del organismo internacional facilita la tarea de los encargados de la seguridad. Ayer, la presidenta Cristina Kirchner encabezó allí un almuerzo para ministros y embajadores que participaron del debate en el Consejo de Seguridad. También estuvo presente el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. El almuerzo se hizo en un salón interior. Ban Ki-moon contó que la última vez que estuvo en Argentina fue cuando las cenizas del Puyehue obligaron a suspender los vuelos y que tuvo que tomar un micro a Córdoba. Era su cumpleaños, así que lo empezó en una estación de servicio y le sirvió para conocer los alfajores, que le gustaron mucho. Elogió a CFK por la política de derechos humanos y por la cantidad de cancilleres que participaron del debate en el Consejo. “Esto demuestra el liderazgo de la Presidenta”, aseguró. Por su parte, CFK saludó a la nueva embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Samantha Power. “Una mujer muy joven y talentosa, necesitamos mujeres: jóvenes o viejas, pero talentosas, porque viejas nos volvemos todas. Pero el talento ya es otra cosa. No viene con los años, eso se adquiere y se construye.” La Presidenta también se refirió al hecho de que hay un “mundo nuevo” debido a los avances en las comunicaciones y tecnologías. “Somos realmente un mundo global y debo confesarles algo: en un primer momento veía esa globalidad casi como una amenaza, pero hoy lo veo como una inmensa virtud”, comentó. Intervencionismo versus eficacia Por Martín Granovsky Su discurso fue sintético y, bien leído, el menos entusiasta hacia el papel que puedan jugar las organizaciones regionales como instancia de poder global. Dijo que la cooperación de las Naciones Unidas con ellas “seguirá siendo importante”, pero aclaró que “también debemos ver con claridad sus límites”, como justo era el debut de Samanta Power en su condición de embajadora norteamericana en Naciones Unidas, su presencia de ayer en el Consejo de Seguridad marcó uno de los dos símbolos del día: el gobierno de Barack Obama no sólo evitará quedarse dentro de los límites de una simple defensa sino que alentará un intervencionismo activo en el mundo. El otro símbolo fue la masiva presencia de cancilleres de Sudamérica y un mensaje que cada ministro repitió a su modo: la región no tiene hoy problemas que afecten la paz mundial y, además, resolvió por sí misma los conflictos en los últimos años. Para decirlo en términos de Cristina Fernández de Kirchner, que por un momento se corrió de su puesto de presidenta de las sesiones del Consejo de Seguridad para hablar en nombre de la Argentina, Sudamérica “es eficaz”. Nacida en 1970 en Irlanda y ex periodista –cubrió la guerra de la ex Yugoslavia–, Power ya era asesora de Obama. En la ONU reemplaza desde el lunes último a Susan Rice, que pasó al poderoso Consejo Nacional de Seguridad, el órgano de jurisdicción presidencial que coordina la política exterior y la inteligencia. Bob Dreyfuss, columnista del semanario de centroizquierda The Nation, escribió que ambas “representan un ala peligrosa del establishment liberal en los círculos diplomáticos de los Estados Unidos”. Las definió como “intervencionistas convencidas de que cualquier asesinato masivo o cualquier amenaza de asesinato masivo es un genocidio potencial como el de Ruanda”. Antes de entrar en el gobierno, Power escribió un libro que ganó el premio Pulitzer, Un problema del infierno. Los Estados Unidos en la era del genocidio. Su tesis era que Washington no había detenido a tiempo ninguno de los genocidios del siglo XX, comenzando por el armenio. Una vez instalada cerca de Obama, el consejo de Power fue decisivo para los bombardeos norteamericanos en Libia. El lunes, tras presentar credenciales al secretario general, Power dijo que la ONU es un ámbito crucial para muchos de los intereses de los Estados Unidos, y añadió que “el liderazgo de los Estados Unidos en la ONU es indispensable para que esos intereses avancen”. Mencionó el terrorismo, “atrocidades masivas en Siria”, Sudán meridional, “el esfuerzo por aliviar la pobreza global” y “la quiebra de la sociedad civil en todo el mundo”. Power y Rice son un ala –la menos pragmática– de un país en turbulencia. Un país donde la desigualdad volvió a números anteriores a la crisis del ’29 y la concentración económica no perdona ni a The Washington Post, comprado en efectivo por el dueño de Amazon esta misma semana. Frente a ese país fue que ayer Sudamérica exhibió una homogeneidad que pareció basarse en el orgullo y la eficacia de las fuerzas propias más que en una vieja retórica antinorteamericana sin argumentos. Críticas hubo, naturalmente. El tema central era la relación entre la ONU y las organizaciones regionales como Unasur o el Consejo de Estados de Latinoamérica y el Caribe, por nombrar las de esta región, y dos de los asuntos a tratar que preocupan a las organizaciones, lo mismo que al Mercosur, son el acoso al avión de Evo Morales y el espionaje masivo y sistemático que reveló Edward Snowden, el ex analista de la CIA y de Booz Allen. David Choquehuanca, el canciller de Bolivia, pidió que la ONU investigue el espionaje, cuestionó el derecho de veto de los Estados Unidos, Francia, Rusia, Gran Bretaña y China en el Consejo de Seguridad y comparó: “Mientras la OTAN organiza intervencionismos, Unasur arregla conflictos sin prácticas monárquicas”. La propia Cristina reivindicó el método de Unasur y Celac ante un problema: “Nadie se levanta hasta que no se resuelve algo por consenso”. Y al tocar la cuestión del espionaje lo hizo mediante una alusión. Dijo que las revelaciones de Snowden sugerían un panorama similar al descripto en La vida de los otros. A Power no le debe haber gustado mucho la referencia a la película alemana. Pinta el abrumador sistema de espionaje de la Stasi, el servicio secreto de la Alemania prosoviética. Los archivos desclasificados desde la caída del Muro de Berlín revelan un increíble grado de detalle y seguimiento, incluso sobre las acciones más cándidas de la vida cotidiana. Algo muy distinto de la eficacia para resolver conflictos que por estos tiempos enorgullece a Sudamérica. martin.granovsky@gmail.com 07/08/13 Página|12

No hay comentarios:

Publicar un comentario