En las últimas semanas, los precandidatos opositores que se encuentran en campaña con vistas a las elecciones presidenciales de 2015 comenzaron a dar muestras de los límites que les imponen las encuestas que reciben a diario.
Los análisis y estrategias elaborados por los equipos de marketing dedicados a disputarse el trono antikirchnerista no están dando resultados.
¿Habrá que aflojar con el discurso anti K?, se preguntó el pasado martes uno de los principales referentes del macrismo luego de escuchar las declaraciones de Mauricio Macri afirmando que, contrariamente a lo dicho hasta hace pocos días, mantendría la participación estatal en YPF (a la que había denunciado como confiscatoria), que no volvería a privatizar los fondos de los jubilados que estaban bajo el régimen de las AFJP (a la que tildó de "robo al bolsillo de los jubilados") y que mantendría la Asignación Universal por Hijo, habitualmente calificada como de "populismo".
Poco importa si detrás de Macri está Jaime Durán Barba aconsejando rectificaciones en el discurso. Lo que resulta innegable es que Macri chocó contra lo mismo que las oposiciones en otros países de la región.
En Venezuela, Henrique Capriles, luego de ser derrotado en la primera elección con Hugo Chávez, giró su discurso. En Brasil, Aécio Neves ensaya una estrategia similar. Camino que otro precandidato, Sergio Massa, intenta sin demasiado éxito: "Mantener lo que está bien y cambiar lo que está mal".
A partir de este cambio discursivo, basado en una mera estrategia electoral, en la última elección en Venezuela Capriles aumentó considerablemente el porcentaje de votos.
Las forzadas declaraciones de Macri apuntan a lo mismo que Capriles. Es probable que parte del electorado vea en esto un poco de racionalidad y pragmatismo.
Puede también que el electorado al que apuntan, al que le impusieron diariamente que el único objetivo era denostar todas y cada una de las políticas kirchneristas, se sienta un poco desorientado. Habrá que esperar más piruetas y ensayos de los laboratorios de marketing político y mediático. Algo está cambiando.
La campaña electoral comienza a ponerse interesante.
Los análisis y estrategias elaborados por los equipos de marketing dedicados a disputarse el trono antikirchnerista no están dando resultados.
¿Habrá que aflojar con el discurso anti K?, se preguntó el pasado martes uno de los principales referentes del macrismo luego de escuchar las declaraciones de Mauricio Macri afirmando que, contrariamente a lo dicho hasta hace pocos días, mantendría la participación estatal en YPF (a la que había denunciado como confiscatoria), que no volvería a privatizar los fondos de los jubilados que estaban bajo el régimen de las AFJP (a la que tildó de "robo al bolsillo de los jubilados") y que mantendría la Asignación Universal por Hijo, habitualmente calificada como de "populismo".
Poco importa si detrás de Macri está Jaime Durán Barba aconsejando rectificaciones en el discurso. Lo que resulta innegable es que Macri chocó contra lo mismo que las oposiciones en otros países de la región.
En Venezuela, Henrique Capriles, luego de ser derrotado en la primera elección con Hugo Chávez, giró su discurso. En Brasil, Aécio Neves ensaya una estrategia similar. Camino que otro precandidato, Sergio Massa, intenta sin demasiado éxito: "Mantener lo que está bien y cambiar lo que está mal".
A partir de este cambio discursivo, basado en una mera estrategia electoral, en la última elección en Venezuela Capriles aumentó considerablemente el porcentaje de votos.
Las forzadas declaraciones de Macri apuntan a lo mismo que Capriles. Es probable que parte del electorado vea en esto un poco de racionalidad y pragmatismo.
Puede también que el electorado al que apuntan, al que le impusieron diariamente que el único objetivo era denostar todas y cada una de las políticas kirchneristas, se sienta un poco desorientado. Habrá que esperar más piruetas y ensayos de los laboratorios de marketing político y mediático. Algo está cambiando.
La campaña electoral comienza a ponerse interesante.
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