Del milagro neoliberal a la crisis y la gran bifurcación. “Hoy el laissez faire ha dejado lugar a un “neoliberalismo administrado”, afirma el economista francés Gérard Duménil en referencia a los Estados Unidos y Europa. La recesión inevitable y la necesidad de actualizar viejas categorías marxistas.
El corazón del sistema mundial es una familia conformada por grandes instituciones y empresas financieras, donde la competencia es prácticamente impensable”, aseguró el economista francés Gérard Duménil en su visita reciente a la Argentina. “La propiedad capitalista en el mundo no es una yuxtaposición de capitalistas aislados, sino que se concentra en un sistema de relaciones recíprocas”, detalló y agregó que son los fondos buitre, “que ustedes conocen muy bien”, quienes funcionan como su poder de policía.
La exposición de Duménil, que se desarrolló el pasado jueves 9 de octubre en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y fue organizada por la Sociedad de Economía Crítica, funcionó de anuncio de lo que serían las VII Jornadas de Economía Crítica de La Plata, que se extendieron desde el jueves y finalizaron ayer.
El investigador desplegó desde una perspectiva marxista –“fundamentalista y revisionista”– su análisis de la crisis actual del capitalismo así como las transformaciones acontecidas en los últimos años y concluyó que los países del centro están perdiendo su viejo dominio económico. Remarcó además que hoy “el neoliberalismo ha dejado lugar a un neo-managerialismo”, en tanto las clases superiores mantienen su poder pero el laissez faire ha dejado lugar a una intervención muy fuerte del gobierno, lo que denominó como un nuevo “neoliberalismo administrado”.
Gérard Duménil comenzó la conferencia detallando las transformaciones en las estructuras de clases del capitalismo actual y afirmando la necesidad de dar por terminada la vieja dicotomía marxista proletariado-burguesía: “La estructura de clases sufrió transformaciones muy profundas y hoy los salarios altos son más importantes que los ingresos de capital”.
Propuso, en cambio, una estructura tripolar, conformada por capitalistas, ejecutivos y clases populares. “Ya no basta con decir clases capitalistas para hacer referencia a las clases superiores, y este es un problema técnico pero también político.” Duménil hizo referencia al pasaje de una sociedad capitalista a una managerial.
Acompañó su argumentación con una serie de gráficos y señaló que tanto en Estados Unidos como en Reino Unido lo que aumentó es una desigualdad que aparece en las estadísticas de salarios. Por ejemplo, demostró que al dividir en tres fractiles al 10% de las familias norteamericanas con mayores ingresos “aún la cima de la cima”, equivalente al 0,01% de hogares más ricos, tiene la mayor parte de sus ingresos provenientes de sus salarios, en contraposición al momento previo a la Segunda Guerra Mundial, cuando los dos fractiles más altos (el 1%) se apropiaban de la renta mayoritariamente a través de dividendos e intereses.
“Este fenómeno de salarios altos es una tendencia histórica y no es propia solamente del neoliberalismo”, advirtió.
Una vez terminado el análisis de los grupos sociales, Gerárd ubicó al momento histórico actual como la cuarta gran crisis del capitalismo, y recordó que, aunque este hasta ahora se recuperó de sus crisis estructurales, siempre el orden social fue modificado en el sentido de las alianzas sociales que lo sostuvieron.
“Hoy al menos dos trayectorias son posibles: una alianza de derecha –entre capitalistas y cuadros superiores, propiamente neoliberal– y una de izquierda –entre ejecutivos y clases populares–, y eso es lo que yo denomino como la gran bifurcación.” Ese es, también, el título de su último libro que aún no está traducido al español.
Esa alianza de izquierda, populista o defensiva, como podría denominarse a partir de los análisis de Guillermo O’Donnell, fue la que resultó quebrada en nuestro país con la desarticulación de la clase obrera y la desindustrialización que llevó adelante el proceso genocida.
Para los países centrales, el neoliberalismo logró el milagro. Tras la crisis de los ’70, las clases capitalistas vieron disparadas sus tasas de rentabilidad de una manera increíble. Las crisis de 2000 y 2008 frenaron estos crecimientos, pero los niveles continuaron altos.
Sin embargo, la situación actual contiene paradojas “inéditas e increíbles”: hoy la Bolsa no sirve para financiar la economía y la producción sino que es al revés: “En Estados Unidos las empresas financieras no buscan emitir nuevas acciones y tener nuevos financiamientos para hacer inversiones sino que hacen lo contrario: compran sus propias acciones para conseguir un solo resultado: aumentar las cotizaciones bursátiles”.
“El tema es que todo esto es imposible de sostener y vamos a ver qué es lo que acontece”, puntualizó.
Duménil señaló que el sistema mundial se maneja como una gran familia, donde no hay competencia sino tan sólo relaciones recíprocas: “El corazón del sistema está formado en su centro por empresas financieras básicamente. Es un sistema increíble que no podemos analizar realmente porque es tan complejo que son relaciones infinitas de propiedad recíproca” afirmó y concluyó, al tiempo que mostraba un gráfico de líneas, curvas y flechas: “Esta pelota de aquí gobierna el mundo ahora”.
Estas empresas así relacionadas logran imponer sus voluntades, dirigen la producción y las inversiones y concentran la propiedad del capital: “Controlan más del 90% de todos los beneficios de las empresas trasnacionales del mundo y forman parte de sus consejos de administración”.
La alianza entre los cuadros superiores financieros y clases capitalistas no es, sin embargo, una sin contradicciones. Las redes de la propiedad trabajan constantemente para la disolución de las redes de la administración y los fondos buitre funcionan son su poder de policía: “Las redes de propiedad no quieren que los directores de empresas diferentes se sienten y tengan posiciones en otros consejos, y en particular los fondos buitre, que ustedes conocen muy bien, fueron activos en esto”.
“Es de esta manera que se consigue tener empresas que se manejan con una meta única que son las cotizaciones bursátiles, mas los estudios también muestran que existen resistencias, en particular en Europa continental y Japón”.
Duménil dedicó buena parte del final de la charla para exponer la situación delicada que atraviesa Estados Unidos tras la crisis de 2008, donde las inversiones físicas disminuyen año a año y los flujos de inversiones directas hacia el resto del mundo ya no se compensan con las recibidas de otros países.
“El gobierno estadounidense tiene políticas macroeconómicas extraordinarias, pero no puede cambiar estas tendencias y la situación empeora gradualmente. En Estados Unidos hay un proteccionismo escondido, pero los países del norte están perdiendo su poderío económico que es también dominio militar. China continúa aumentando su presupuesto militar cada año de forma increíble”.
Luego de la crisis desatada en 2008, un año después Estados Unidos y Europa comienzan a recuperarse pero aparecen las diferencias. Mientras que los Estados Unidos consiguen crecer a una tasa del 2%, Europa se estanca. “Y esto ocurre porque mientras en Europa estamos con la política de Angela Merkel que es acabar con los déficits, en Estados Unidos el gobierno está comprometido a defender la economía del país.”
El déficit público en Estados Unidos hoy financia la crisis neoliberal, pero la situación es insostenible, y la tasa de deuda pública se hace mayor a la de crecimiento.
Finalmente, el reconocido economista se permitió alejarse de los números y cuadros y contó que cada semana recibe mensajes de estudiantes que quieren ir a París para estudiar la obra de Karl Marx. Fue determinante: “El marxismo en Francia es cosa del pasado”.
La exposición de Duménil, que se desarrolló el pasado jueves 9 de octubre en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y fue organizada por la Sociedad de Economía Crítica, funcionó de anuncio de lo que serían las VII Jornadas de Economía Crítica de La Plata, que se extendieron desde el jueves y finalizaron ayer.
El investigador desplegó desde una perspectiva marxista –“fundamentalista y revisionista”– su análisis de la crisis actual del capitalismo así como las transformaciones acontecidas en los últimos años y concluyó que los países del centro están perdiendo su viejo dominio económico. Remarcó además que hoy “el neoliberalismo ha dejado lugar a un neo-managerialismo”, en tanto las clases superiores mantienen su poder pero el laissez faire ha dejado lugar a una intervención muy fuerte del gobierno, lo que denominó como un nuevo “neoliberalismo administrado”.
Gérard Duménil comenzó la conferencia detallando las transformaciones en las estructuras de clases del capitalismo actual y afirmando la necesidad de dar por terminada la vieja dicotomía marxista proletariado-burguesía: “La estructura de clases sufrió transformaciones muy profundas y hoy los salarios altos son más importantes que los ingresos de capital”.
Propuso, en cambio, una estructura tripolar, conformada por capitalistas, ejecutivos y clases populares. “Ya no basta con decir clases capitalistas para hacer referencia a las clases superiores, y este es un problema técnico pero también político.” Duménil hizo referencia al pasaje de una sociedad capitalista a una managerial.
Acompañó su argumentación con una serie de gráficos y señaló que tanto en Estados Unidos como en Reino Unido lo que aumentó es una desigualdad que aparece en las estadísticas de salarios. Por ejemplo, demostró que al dividir en tres fractiles al 10% de las familias norteamericanas con mayores ingresos “aún la cima de la cima”, equivalente al 0,01% de hogares más ricos, tiene la mayor parte de sus ingresos provenientes de sus salarios, en contraposición al momento previo a la Segunda Guerra Mundial, cuando los dos fractiles más altos (el 1%) se apropiaban de la renta mayoritariamente a través de dividendos e intereses.
“Este fenómeno de salarios altos es una tendencia histórica y no es propia solamente del neoliberalismo”, advirtió.
Una vez terminado el análisis de los grupos sociales, Gerárd ubicó al momento histórico actual como la cuarta gran crisis del capitalismo, y recordó que, aunque este hasta ahora se recuperó de sus crisis estructurales, siempre el orden social fue modificado en el sentido de las alianzas sociales que lo sostuvieron.
“Hoy al menos dos trayectorias son posibles: una alianza de derecha –entre capitalistas y cuadros superiores, propiamente neoliberal– y una de izquierda –entre ejecutivos y clases populares–, y eso es lo que yo denomino como la gran bifurcación.” Ese es, también, el título de su último libro que aún no está traducido al español.
Esa alianza de izquierda, populista o defensiva, como podría denominarse a partir de los análisis de Guillermo O’Donnell, fue la que resultó quebrada en nuestro país con la desarticulación de la clase obrera y la desindustrialización que llevó adelante el proceso genocida.
Para los países centrales, el neoliberalismo logró el milagro. Tras la crisis de los ’70, las clases capitalistas vieron disparadas sus tasas de rentabilidad de una manera increíble. Las crisis de 2000 y 2008 frenaron estos crecimientos, pero los niveles continuaron altos.
Sin embargo, la situación actual contiene paradojas “inéditas e increíbles”: hoy la Bolsa no sirve para financiar la economía y la producción sino que es al revés: “En Estados Unidos las empresas financieras no buscan emitir nuevas acciones y tener nuevos financiamientos para hacer inversiones sino que hacen lo contrario: compran sus propias acciones para conseguir un solo resultado: aumentar las cotizaciones bursátiles”.
“El tema es que todo esto es imposible de sostener y vamos a ver qué es lo que acontece”, puntualizó.
Duménil señaló que el sistema mundial se maneja como una gran familia, donde no hay competencia sino tan sólo relaciones recíprocas: “El corazón del sistema está formado en su centro por empresas financieras básicamente. Es un sistema increíble que no podemos analizar realmente porque es tan complejo que son relaciones infinitas de propiedad recíproca” afirmó y concluyó, al tiempo que mostraba un gráfico de líneas, curvas y flechas: “Esta pelota de aquí gobierna el mundo ahora”.
Estas empresas así relacionadas logran imponer sus voluntades, dirigen la producción y las inversiones y concentran la propiedad del capital: “Controlan más del 90% de todos los beneficios de las empresas trasnacionales del mundo y forman parte de sus consejos de administración”.
La alianza entre los cuadros superiores financieros y clases capitalistas no es, sin embargo, una sin contradicciones. Las redes de la propiedad trabajan constantemente para la disolución de las redes de la administración y los fondos buitre funcionan son su poder de policía: “Las redes de propiedad no quieren que los directores de empresas diferentes se sienten y tengan posiciones en otros consejos, y en particular los fondos buitre, que ustedes conocen muy bien, fueron activos en esto”.
“Es de esta manera que se consigue tener empresas que se manejan con una meta única que son las cotizaciones bursátiles, mas los estudios también muestran que existen resistencias, en particular en Europa continental y Japón”.
Duménil dedicó buena parte del final de la charla para exponer la situación delicada que atraviesa Estados Unidos tras la crisis de 2008, donde las inversiones físicas disminuyen año a año y los flujos de inversiones directas hacia el resto del mundo ya no se compensan con las recibidas de otros países.
“El gobierno estadounidense tiene políticas macroeconómicas extraordinarias, pero no puede cambiar estas tendencias y la situación empeora gradualmente. En Estados Unidos hay un proteccionismo escondido, pero los países del norte están perdiendo su poderío económico que es también dominio militar. China continúa aumentando su presupuesto militar cada año de forma increíble”.
Luego de la crisis desatada en 2008, un año después Estados Unidos y Europa comienzan a recuperarse pero aparecen las diferencias. Mientras que los Estados Unidos consiguen crecer a una tasa del 2%, Europa se estanca. “Y esto ocurre porque mientras en Europa estamos con la política de Angela Merkel que es acabar con los déficits, en Estados Unidos el gobierno está comprometido a defender la economía del país.”
El déficit público en Estados Unidos hoy financia la crisis neoliberal, pero la situación es insostenible, y la tasa de deuda pública se hace mayor a la de crecimiento.
Finalmente, el reconocido economista se permitió alejarse de los números y cuadros y contó que cada semana recibe mensajes de estudiantes que quieren ir a París para estudiar la obra de Karl Marx. Fue determinante: “El marxismo en Francia es cosa del pasado”.
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