Con el 99% de las urnas escrutadas, el Tribunal Superior Electoral de Brasil confirmó la reelección de la Presidenta Dilma Rousseff y la continuidad de su mandato por otros cuatro años. Con una corta diferencia de tres puntos, el Partido de los Trabajadores obtuvo el 51,54% de los votos, contra los 48,46% del candidato tucano.
Igual que en la elección del 2010, quedó demostrado que los votos de la candidata Marina Silva no eran todos antipetistas, así como también que no todos los votantes del Partido Socialista Brasilero apoyarían a Aécio Neves. En este segundo turno, los votos en blanco bajaron del 3,84% al 1,71%, los votos nulos del 5,8% al 4,64 y la abstención subió del 19,39% al 21,08%.
Tras la difusión de los resultados, los medios de comunicación indicaron que la elección mostró “un país dividido”, a lo que hizo referencia el candidato Aécio Neves, en su breve conferencia de prensa en Belo Horizonte. “El principal desafío de la Presidenta reelecta será unir a Brasil”, señaló el candidato del PSDB.
Reforma política
Ante un salón colmado de militantes y acompañada del vicepresidente Michel Temer, los presidentes de los distintos partidos aliados y Luiz Inácio Lula da Silva, la mandataria reelecta manifestó que el resultado de las elecciones no muestran un país dividido, sino la expresión de ciertas contradicciones que se expresaron en el segundo turno. “Lo que más se escuchó en esta campaña fue cambios y reforma, quiero decirles que en mi nuevo mandato iremos por más reformas y la primera será la reforma política, impulsaremos una consulta popular para llevarla adelante”, expresó la Presidenta.
En el marco del “discurso republicano” que caracteriza a la política brasilera, y anticipándose a la campaña mediática iniciada que intentará construir la imagen de un país dividido, Dilma Rousseff expresó que su próximo mandato será un gobierno de diálogo y que creará “un espacio de diálogo para conseguir los cambios que el país necesita”.
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