martes, 7 de abril de 2015

Pronósticos en una sociedad veleidosa Por Hugo Presman


Sólo pasó un mes entre dos dieciochos: los de febrero y de marzo. En el primero, la marcha bajo el argumento de rendirle homenaje al fiscal Alberto Nisman y el objetivo oculto de concentrar fuerzas para erosionar al gobierno, convocó a una multitud bajo los paraguas. En el segundo, sólo un puñado.

A menos de cuatro años de las últimas elecciones presidenciales, Hermes Binner y Ricardo Alfonsín, segundo y tercero a un abismo de distancia de la ganadora Cristina Fernández, están fuera de competencia de cara al mes de octubre. El autodenominado socialista, en realidad a quien muy generosamente se puede calificar como “un radical de centro”, tiene problemas de permanencia en la única provincia que gobierna su coalición partidaria; y el hijo del ex presidente fue derrotado en la interna que arrojó al radicalismo en brazos del macrismo, como un actor de reparto. 

Hace dos años, en las elecciones legislativas, el PRO obtuvo a nivel nacional un esmirriado 7,65% de los votos y hoy los encuestadores en forma casi unánime lo ubican compitiendo en el balotaje.

Sergio Massa que en las legislativas del 2011 realizó una excelente elección en la Provincia de Buenos Aires donde obtuvo el 43,95% de los votos y que dado el peso electoral de ese distrito de casi el 40% le reportó a nivel nacional el 23, 81%, se desinfla entre su oportunismo descarado y la polarización creciente.

Hace dos años el frente UNEN obtuvo en la Capital Federal el 32,23% de los votos. Hoy sus integrantes se han dispersado y la entente ha sido ultimada sin que haya sido enterrada aún.

En las legislativas del 2009, un frente opositor integrado por los denominados peronistas federales, el macrismo y partidos menores, catapultó al triunfo en la provincia de Buenos Aires a Francisco de Narváez que le sacó 2,47 % de diferencia al Frente de la Victoria en cuyas listas testimoniales iban Néstor Kirchner, Daniel Scioli y Sergio Massa. El cómputo final fue 34,58% a 32,11%. Igual que en el caso de Massa en las legislativas del 2013, por el peso electoral de la provincia, el ex Casa Tía obtuvo a nivel nacional el 17,70%. Dos años después, en las presidenciales del 2011, alika, alikate, en alianza con el radicalismo, obtuvo a nivel nacional apenas el 11,1 % y en la Provincia de Buenos Aires el 15,87%, menos que la mitad que dos años antes. 

Elisa Carrió y sus diferentes armados electorales es una buena muestra de la fluidez electoral.

En las presidenciales del 2003 salió quinta con un 14,05%. En las presidenciales del 2007 alcanzó el segundo lugar con el 23,04 % (la mitad que la ganadora Cristina Fernández), pero fiel a su estilo no se privó de denunciar fraude. En las legislativas del 2009, en alianza con los radicales, el Acuerdo Cívico y Social llegó al 30,80% y en las presidenciales del 2011 descendió al insignificante 1,8%, menos que el Partido Obrero que logró el 2,3%. Era el momento que la ciclotímica y apocalíptica política sostenía que la única alianza que admitía, por encima de cualquier referencia ideológica era la honestidad. Curada de espanto y en sociedad con Jorge Lanata, el grupo Clarín, y políticamente con Pino Solanas, se presentó a las legislativas del 2013, haciendo una excelente elección en Capital Federal donde salió segunda (Frente UNEN) a apenas 2,23% del PRO, que luego sería su nuevo aliado ( el resultado fue 34,46% a 32,23%). La pitonisa ya no habla de la honestidad como argamasa convocante, sino la necesidad de sumar fuerzas para derrotar al kirchnerismo con un tufillo antiperonista marcado.

El radicalismo, un partido en permanente tentativa de suicidio, tiene un trazado electoral sinuoso, con giros hacia la derecha del peronismo o hacia la derecha liberal.

En el 2003, después de la hecatombe del gobierno de Fernando de la Rúa, hizo la peor elección de su historia con la sacrificada candidatura presidencial de Leopoldo Moreau. Consiguió el 2,34% de los votantes, apenas una centésimas más que la Alianza Izquierda Unida de Patricia Walsh. 

Para las presidenciales del 2007, carente de candidato taquillero, alquiló uno, Roberto Lavagna, el ex ministro de economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, con lo que multiplicó considerablemente su score del 2003, pero muy lejos de un resultado satisfactorio logrando el tercer lugar con un 16,91%.

En las legislativas del 2009, conforma una alianza con Elisa Carrió y llega al segundo puesto con un meritorio 30,80%.

En el 2011, Ricardo Alfonsín, postulado candidato a la presidencia, hace alianza con la derecha del PJ, Francisco de Narváez, en función de la buena elección de éste último en el 2009 y realiza una pésima elección saliendo tercero con apenas el 11, 1 %.

En las legislativas del 2013, en alianza con socialistas, Carrió y otros, mejora su performance y alcanza el 23,74%

Para el 2015, la UCR decide hacer un frente con el PRO, renunciando a toda intención presidencial, con el único propósito de conservar intendencias y ver la posibilidad de acrecentar el número de gobernadores ya que al momento ha quedado reducido a uno solo, el de la provincia de Corrientes.

Su candidato presidencial es Ernesto Sanz, reducido a un mero sparring del hijo de Franco Macri en las PASO, y su consigna de campaña es enfrentar al populismo. Justamente su caballito de batalla queda sintetizado en el slogan republicanismo o populismo. Hace 70 años sus antecesores enfrentaron a Perón bajo la bandera de fascismo o democracia. La actual conducción radical se ubica claramente en la línea Alvear- Balbín- De la Rúa a la que suma ahora a Mauricio Macri. Reniega claramente de los populistas Yrigoyen y Alfonsín. 

En todo este panorama, fruto de más de una década de iniciativas y transformaciones, el Frente para la Victoria ha mantenido su invicto electoral a nivel nacional con dos derrotas políticas en el 2009 y 2013.

En las presidenciales del 2003, Néstor Kirchner sólo obtuvo el 22,24%. Dos años después y rompiendo con su mecenas electoral Eduardo Duhalde, en las legislativas del 2005 donde se enfrentaron las esposas de los dos últimos presidentes, duplica los votos del 2003 con el 45,1%

En las presidenciales del 2007, mantiene e incrementa levemente su caudal llegando al 46,29%

En las legislativas del 2009, una de sus performances más deficitarias, al año siguiente del conflicto con las patronales agrarias, baja al 30,80% superando por apenas 1,86% al Acuerdo Cívico y Social.

Dos años después, en las presidenciales del 2011, el triunfo de Cristina Fernandez es arrasador por el guarismo obtenido, casi el 55%, como por la diferencia de 37 puntos sobre el segundo Hermes Binner y casi 43 puntos sobre el tercero Ricardo Alfonsín.

En las legislativas del 2013 se produce una caída, con derrota en los principales distritos. Aún así, conserva la primera posición y logra el 32,27%. 

Como se puede apreciar, el kirchnerismo siempre estuvo en las seis elecciones de sus más de once años de gobierno, por encima del 30% y en las mejores entre el 45 y 54%.

Las gigantescas movilizaciones del 1 y 24 de marzo revelan una potencialidad que ningún gobierno en democracia tuvo a apenas nueve meses de concluir su gobierno. 

Más allá de los méritos del kirchnerismo, también debe considerarse la absoluta falta de ideas de una oposición que ha actuado como chirolita del poder económico y mediático.

PRONOSTICOS EN UNA SOCIEDAD VELEIDOSA

Como puede apreciarse, la fluidez electoral es notable con la única certeza del piso electoral del Frente para la Victoria. El empresario Samuel Goldwin, de la famosa empresa cinematográfica Metro, aconsejaba “no hacer pronósticos, sobre todo hacia el futuro”. En la Argentina el problema se acrecienta, por fenómenos coyunturales, como fueron los de Francisco de Narváez y Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires que actuaron como catalizadores, en esos casos, de un malestar transitorio hacia el gobierno nacional. En su discurso de defensa ante el tribunal que lo juzgó, una de las figuras más siniestras de la historia argentina, el asesino Eduardo Emilio Massera se quejó, con cierto fundamento, que muchos que lo alentaron a dar el golpe militar contra Isabel Martínez y abrir el período de noche y niebla, ahora lo criticaban o le retaceaban el apoyo. Calificó ese comportamiento como veleidoso.

Han pasado muchos años. Pero la ciclotimia no se ha alejado en franjas sociales importantes.

El reciente caso Nisman es muy ilustrativo. La multitud del 18 de febrero es la prolongación en el tiempo de aquellas reunidas a favor de las patronales del campo. En ambos casos, la ignorancia sobre la situación agraria, antecedente similar al desconocimiento de la gestión penosa del fiscal en el caso AMIA, fueron pretextos para alinearse en la protesta hacia un gobierno que detestan.

En ese aspecto, el comentario del Almirante Cero sobre una veleidosa sociedad no parece tan errado.

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