Los especialistas electorales vienen repitiendo que los oficialismos tienden a mantenerse porque, en general, estas sociedades no se arriesgan a un cambio. La ciudad de Buenos Aires no parece ser la excepción. El lento escrutinio confirmaba que el PRO continúa siendo el favorito de los porteños. Lo extraño, o si se quiere paradójico, es que esta es una de las ciudades que más se benefició con el modelo que lleva adelante el kirchnerismo desde 2003, pero que prefiere un partido de corte liberal-conservador para ser gobernada.
¿Sería alocado pensar que se trata de un pueblo, el porteño, que está dispuesto a retroceder en contra de su propia conveniencia? Porque una cosa es mantener al frente de la jefatura de Gobierno porteño a un partido liberal como el PRO, que sube impuestos, se endeuda en dólares y dejó en el olvido el sueño de construir 10 kilómetros de subte por año, con un gobierno nacional como el de Cristina Kirchner, que apuesta al desarrollo industrial, pleno empleo, recuperación de derechos y reconocimientos de otros nuevos, más una política social de inclusión.
Ahora bien, muy diferente será la historia si hacia fin de año los argentinos, por caso, prefieren a Macri en la Rosada porque la ciudad ya no contaría con ese modelo de país que hoy goza (y/o usufructua).
La disputa por el segundo puesto está entre Martín Lousteau, de ECO, con el más votado del FPV, Mariano Recalde. Al cierre de esta edición, lo que hace más volátil este análisis, la diferencia era escasa pero todo indicaba que se mantendría constante. Ahora bien, el dato que surge del caudal de votos que estaba recibiendo ECO era que una vez más las preferencias volvían a inclinarse por una fuerza también de corte liberal. Y es que ECO tiene la bendición y hasta un candidato a vicejefe de Elisa Carrió, la promotora del acuerdo con Macri que terminó por arrastrar a la UCR a este entente multicolor heterogéneo que se presenta como un fuerte competidor para las presidenciales.
Para el FPV queda el dilema de si era conveniente ofrecer un abanico tan amplio de precandidatos. No está claro, pero puede tomarse esta jornada electoral como un caso testigo para las PASO presidenciales. Lo que sí surge es que el que se impuso es el candidato que tiene el visto bueno presidencial y que tuvo un buen desempeño en uno de los distritos más refractarios al FPV. No es poco y, como ocurrió en Mendoza, la posibilidad de quedarse con el segundo puesto en las generales de julio no está para nada lejano. Sólo será necesario redoblar esfuerzos, conquistar aquellos votos que optaron por fuerzas menores y trabajar, como dijo el ministro de Economía, Axel Kicillof, “trabajar codo a codo y más unidos que nunca”. Ahí está el gran desafío.
iNFO|news
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