Entrevista a Juan Rattenbach, jefe de guías del Museo Malvinas, y nieto del Teniente General (R) Benjamín Rattenbach, que presidió la comisión del Informe que investigó responsabilidades por la derrota militar en las Islas.
Por Juan Ciucci
APU: ¿Cómo surgió su participación en el Museo, cómo fue convocado?
Juan Rattenbach: Hubo una convocatoria en donde presenté mi currículum y luego tuve una primera reunión con Jorge Giles. Tras una nómina, hubo una selección.
APU: Su familia tiene una participación importante en la Causa Malvinas. Entonces, ¿qué significa ser parte del Museo?
JR: Para mí es un honor, porque todo empieza con mi abuelo que presidió la comisión del Informe Rattenbach. Mi padre retuvo el ejemplar original durante 30 años, él fue el que se lo dio a la Presidenta. Bueno, ahora me tocó ser jefe de guías en el Museo, estamos siguiendo la trayectoria malvinera.
APU: ¿Cómo fueron los años en los que no se hablaba de Malvinas, qué significó conservar el Informe en la familia?
JR: Mi padre le llevó el Informe a la Presidenta con el objetivo de destapar el manejo por parte de la Cúpula. El Informe iba a ser una respuesta al país de cómo había sido la Guerra de las Malvinas y terminó siendo un compendio extenso, académico. Luego de trabajar meses y meses en el Archivo, Bignone lo termina editando. Cuando el Tribunal Militar de la Nación juzga a Alfredo Astíz, por sus acciones en las Islas Georgias del Sur, convocan a mi abuelo para testificar, él pide el Archivo para responder a las preguntas. El Archivo pasó de una extensión innecesaria a una adulteración. En los ’80, mi padre guardó el ejemplar original en una biblioteca y sufrió allanamientos por parte de militares, pero él lo guardó celosamente hasta su publicación oficial por parte del Estado, gracias a que entregó el original. Mi padre, fundador del CEMIDA, me contó que, a pesar de que uno estaba retirado de la Fuerza, el Tribunal tenía todavía jurisdicción. En los ’80 se daban charlas acerca de Malvinas y como todavía seguía en pie el Código de Justicia Militar, te podían sentenciar a arresto domiciliario por simple directiva de un fiscal militar que lo decidiera. A pesar de que la Dictadura había terminado, ciertas cuestiones jurídicas prevalecían y muchos terminaron bajo arresto domiciliario.
APU: ¿Cómo es ser un guía en el Museo?
JR: Tuvimos un período de formación extenso previo a la inauguración, de ponernos a prueba emocionalmente. Hay momentos que son alegres, como la fauna malvinense, pero hay momentos más sensibles, como la cuestión de la guerra. Todos nos formamos constantemente, no se cerró en el período previo a la inauguración. El Museo cuenta con vasta bibliografía. Ahora estamos, además de implementar la dinámica tradicional, se han incorporado, a la mañana y a la tarde, visitas temáticas que requieren de una formación extra. Por ejemplo: hay una temática sobre la democracia en Malvinas y otra temática del Gaucho Rivero sobre los recursos naturales.
APU: ¿Qué público se acerca al Museo?
JR: Se acercan ex combatientes de todas las ramas, cada uno con su visión acerca de Malvinas. Hay personas que vienen con ideas preconcebidas, con la intención de discutir (lo cual está perfecto, para eso estamos) y el Museo los deslumbra. Todos se van sorprendidos. Algunos han firmado el Libro de Actas dando las gracias. Muchos ex combatientes vienen al Museo como un reconocimiento, porque es la primera vez que hay un Museo Nacional de esta envergadura. El Estado se puso la camiseta de Malvinas ahora más que nunca y ellos se sienten reconocidos.
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