domingo, 21 de septiembre de 2014

“No es un museo de la guerra, sino que trata de acercar Malvinas a los argentinos”

Entrevista a Jorge Giles, director del Museo Malvinas y quien diseño el guión del mismo. “Este es el Museo del Pueblo, todo lo que se quiera expresar será bienvenido, no queremos ser meros gestores de un museo sino que militamos la causa Malvinas”.
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Por Juan Ciucci
APU: ¿Cómo surge la idea del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur?
Jorge Giles: La decisión es de la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. Al terminar, en el 2011, el guión del Museo del Bicentenario, ubicado detrás de la Casa Rosada, la Presidenta me convocó y me dio el mandato de presentar un diseño general y el guión del primer museo nacional dedicado íntegramente a Malvinas. Armar el guión significa armar los textos de cada una de las salas y de los rincones del Museo. La Presidenta lo vio como una urgencia: cómo el Estado Nacional no ha tenido todavía la decisión de construir un lugar en torno a lo que es la principal causa de lucha por la soberanía en América Latina. No es un museo de la guerra, sino que se trata de acercar Malvinas a los argentinos: que sepamos cómo es su clima, quiénes la habitan, su fauna, qué tiene que ver la flora de Malvinas con la flora patagónica continental. El Museo no está de casualidad en el Espacio Memoria y Derechos Humanos; tiene que ver con abrazar la “causa Malvinas” con los Derechos Humanos.
Con el trazo delimitado por la Presidenta, me dediqué a construir una propuesta que fue aceptada. Cuando pensé que mi trabajo había terminado, la Presidenta me da una yapa: me invita a quedarme para ser el primer Director. Como había que contar la compleja historia de Malvinas, siempre me preocupé por no abrumar al visitante. Que sea un museo interactivo, que dialogue con el visitante a través de lo que expresa el Museo. Aprendí que el concepto de un museo no es el del libro abierto sino que tiene que ser un lápiz que te ayuda a escribir, que te motive. Nosotros no queremos un museo que sólo aparezca en los suplementos culturales sino que sea el museo de la causa Malvinas. Es un Museo que interpela al visitante, es provocador. Habla de la guerra, de los soldados caídos, de los torturadores fallecidos acusados por los sobrevivientes, mete el dedo en la llaga. Hay que decir la verdad y lo que decimos lo demostramos.
APU: ¿Cuál es el guión del Museo?
JG: Estructuramos el guión de manera dinámica por medio de cuatro estaciones: la “Estación de la Vida”, donde abordamos una nueva forma de abrazar la causa, que es rever su naturaleza. Lo realizamos en colaboración con CENPAT, que es el CONICET de la Patagonia, gracias a la bióloga Silvina Gutiérrez, que es la autora del guión de flora y fauna. Hoy sabemos, a través del desarrollo tecnológico satelital, que la costa patagónica continental comparte las especies y los especímenes con la costa de Malvinas. La naturaleza también habla de la soberanía. A través del Museo decimos al mundo que la causa Malvinas es una causa de vida.
La “Estación de Muerte” trata de la guerra. Este es un Museo que llama a la paz, hay un llamado a la soberanía y profundo desprecio a la dictadura. Yo como guionista me banco todas las críticas que quieran hacerme; hay quienes rescatan de la dictadura la Guerra Malvinas. Nosotros creemos que el peor daño en torno a la causa de la soberanía fue la dictadura, no hay nada que rescatar. Si la dictadura hubiera sido tan malvinera hubiera respetado la vida de los soldados. La misma dictadura que tomó Malvinas asesinó a sus soldados. Raymundo Gleyzer, quien expresaba la izquierda revolucionaria en Argentina, cineasta talentoso, fue el primero en filmar la vida en Malvinas y hoy es uno de los treinta mil desaparecidos.
Ustedes tienen que saber que antes de la guerra, hasta la muerte de Perón, en las Islas había una estación de YPF que abastecía de combustible a los ingleses, había maestras argentinas que enseñaban español a los malvinenses, Correo Argentino. La pista de aviación que había en Malvinas la construyó LADE, Líneas Aéreas del Estado. Todo eso se perdió con la guerra.
La causa Malvinas siempre fue de los sectores populares, no de las Fuerzas Armadas, por eso, cuando entrás al Museo, lo primero que encontrás es un avión civil de un piloto civil. Cuando entrás a la Sala de las Tres Plazas, te encontrás con espacios de resistencia que se juntan el 30 de marzo de 1982, a partir de la convocatoria que realiza la Confederación Nacional del Trabajo. Allí van los trabajadores, los organismos de Derechos Humanos, se junta el pueblo que resistía la dictadura. Tres días después de que gasearon a ese pueblo cambió el escenario porque los argentinos amanecen con la noticia que fueron recuperadas las Malvinas. Poco tiempo después, el 14 de junio, surgió la rendición. Volvieron a gasear el pueblo.
Los cuadros que vas a encontrar fueron otorgados por organismos de derechos humanos, madres y abuelas. Te vas a encontrar con las estacas con la que mataban a nuestros soldados. La gente se acerca a traernos objetos que estuvieron en Malvinas, algunos sin ser familiares de ex combatientes. Un grupo de argentinos hizo firmar una bandera argentina de 15 metros de largo por gente de todo el país; la escondieron y la llevaron a Malvinas, donde la desplegaron. Esa bandera fue donada al Museo. Este es el Museo del Pueblo, todo lo que se quiera expresar será bienvenido. No queremos ser meros gestores de un museo sino que militamos la Causa Malvinas.
APU: Otra denuncia que aparece en el Museo es el beneficio económico del que goza Gran Bretaña en las Islas.
JG: Gran Bretaña tiene desde siempre un interés económico que se ha ido acentuando con el tiempo, a partir del conocimiento de la riqueza marina de Malvinas. Si uno lee las advertencias de Bernet a los barcos pesqueros, de que no maten a los lobos, a los pingüinos, porque nos quedamos sin ellos, te encontrás con que hay una ligazón tan armónica entre lo que decíamos en 1930 con lo que decimos ahora. Del lado argentino siempre hubo interés por defender la naturaleza, del lado de Gran Bretaña siempre hubo lo contrario. La ambición de Gran Bretaña es colonial, ocupación para matar. Cuando la Presidenta habla de la depredación de nuestros recursos naturales, está hablando de la riqueza que rodea el mar de Malvinas. No se nos escapa que también están colocando una base militar nuclear de la OTAN, como denunció la Presidenta. Es una base estratégica para ellos.
APU: ¿Han considerado las relaciones entre las Madres de Plaza de Mayo y las Madres de Malvinas, que sufrieron el ataque de la dictadura y luego el olvido de la democracia?
JG: Primero, me parece que las Madres de Plaza de Mayo son únicas, nacen en plena dictadura, hicieron historia. Lo que sembraron dio formato a la democracia argentina de estos años. Me consta que hay asociaciones de familiares en torno a Malvinas, muchas son críticas de nuestra posición y están en todo su derecho. El Museo expresa un vacío de compromiso político por parte del Estado, en el período de la primera democracia, lo que se llama “período de desmalvinización”. Queremos ser inflexibles en esto: este período explica que tengamos casi cuatrocientos soldados que se han suicidado. Los pibes volvieron y estuvieron absolutamente desamparados. Se veía a los ex combatientes que fueron a luchar por la Patria pidiendo dinero, sin pensión, sin empleo, rechazados. En ese período suceden los suicidios. De eso los argentinos tenemos que hacernos cargo. Por eso queremos remarcar lo que pasó con la Causa Malvinas a partir del 2003, sino queda como una propaganda kirchnerista berreta. Lo primero que expresó Néstor Kirchner al asumir fue que se haría cargo de la Causa Malvinas. No hay antecedente de un presidente argentino que haya ido a Londres a hablar de la soberanía argentina sobre Malvinas. El primer viaje de Néstor fue a Londres y lo primero que le dijo a Tony Blair fue: “Vengo a hablar de la soberanía argentina”. Rompió el statu quo colonial. Él les dijo que no pedía el reconocimiento de Gran Bretaña sino que dialogaran. También habló de la venta de licencias, no permitida, a buques pesqueros extranjeros en una zona de conflicto que Gran Bretaña estaba realizando. Del lado británico sólo hubo silencio. Este es el Museo de la Patria.
APU: ¿Cómo es pensar un museo desde el Estado?
JG: En mi opinión, el kirchnerismo no vino a gestionar un país sino a conducirlo desde una mirada de la historia diferente. El peronismo expresado en esta etapa tiene una mirada profunda de las cosas que sucedieron en el país. El propósito de este proyecto nacional y popular no es solamente tener más hospitales, escuelas, abrir más fábricas, pelear con los fondos buitre, es en el día a día construir un país más habitable, justo e inclusivo y escribir verdadera historia de los argentinos. No es la “historia del kirchnerismo”, es la historia de los argentinos.
Acá te encontrás con gente que no conoce al Gaucho Rivero, a María la Grande. ¿Por qué no nos contaron? Claro, significa la rebelión del pueblo, no están en la historia liberal mitrista precisamente por eso, porque sintieron la Patria, como sintió Dardo Cabo un siglo y pico después, como la sintió Raymundo y los compañeros que perdimos en la dictadura. Esa rebeldía que escribió el Pueblo tiene que estar en un museo. Este Museo es un gran libro de historia, como lo es el Museo del Bicentenario. No nos contaron nunca esa historia porque la clase dominante nos cortó de cuajo toda integración entre criollos, los europeos acriollados y los pueblos originarios. Un Estado Nacional que sea popular y democrático debe pensar desde la integración.

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