Arriba: Pablo González, Ruperto Godoy y Juanchi Irrazabal. Abajo: Sigrid Kunath, María Higonet y Liliana Fellner.
Con los realineamientos políticos de cara a las presidenciales de 2015, un sector de la bancada oficialista articula posiciones en línea directa con la Casa Rosada. Bancan a CFK y les ponen el cuerpo a las iniciativas más sensibles para el Gobierno.
Por Sebastian Abrevaya
Así como los militantes de La Cámpora se definen como “los soldados de Cristina”, en el Senado, el kirchnerismo empieza a armar su tropa propia. Acorde con los tiempos electorales y los movimientos en el escenario político de cara a las elecciones presidenciales de 2015, el bloque de senadores del Frente para la Victoria comenzó a mostrar ciertos reacomodamientos internos. Algunas diferencias políticas, que siempre existieron, pero que hasta ahora se mantenían en reserva, se fueron traduciendo en la conformación de un grupo de legisladores que responden fielmente a la Casa Rosada, y que defienden la conducción de la presidenta Cristina Fernández. Aunque todavía no tomaron la forma de un colectivo orgánico, unos 6,7,8 senadores nacionales mantienen habitualmente consultas y reuniones informales por fuera de las que encabeza el titular de la bancada del PJ-FpV, Miguel Pichetto, inclinado hacia la candidatura de Daniel Scioli. Por ahora, sin nombre propio, en los pasillos del Congreso comenzaron a llamarlos “los reclutas de Fernández”, en alusión a aquella vez en la que la entonces senadora se enfrentó a su jefe de bloque, el menemista Augusto Alasino, y le dijo: “Yo no soy la recluta Fernández”.
Desde el regreso de la democracia, el bloque de peronismo en el Senado ha mantenido siempre la mayoría, independientemente de quien esté al frente de la Casa Rosada. Antes de cada cambio de gobierno, y más aún cuando no hay posibilidad de reelección, la Cámara alta, el cuerpo más aristocrático del Congreso, empieza a sentir en su interior los realineamientos de la política nacional. En este momento, el bloque PJ-Frente para la Victoria cuenta con 32 miembros y está integrado en su mayoría por dirigentes del peronismo “tradicional”. Sin embargo, en paralelo con las tensiones entre el kirchnerismo duro y el PJ, empezó a constituirse un grupo de legisladores que mantiene línea directa con el Ejecutivo y que marca una posición unificada dentro del bloque.
“No es una interna ni hay un enfrentamiento con el resto de los senadores, lo que pasa se fue dando naturalmente por coincidencias políticas e ideológicas. Empezaron a conversar más y trabajar juntos”, explica a Página/12 un hombre que recorre a diario los pasillos del Senado. Con sus diferencias, el escenario recuerda al antecedente del Grupo de los 8, que en 1990 se fue del bloque peronista en Diputados por diferencias con el menemismo. En este caso, lo que une a este grupo no son las críticas al Ejecutivo, sino por el contrario, la defensa de CFK. En un futuro y según quién acceda al gobierno el año próximo, podría tratarse tal vez del germen de un desprendimiento del bloque oficialista. “Dependerá del próximo. No va a ser lo mismo si es Scioli, Massa o Macri”, anticiparon en la bancada K.
Los reclutas de Fernández
El apodo de “recluta” que la Presidenta inmortalizó a modo de rechazo, hoy les cabe como marca de lealtad a los senadores Pablo González (Santa Cruz), Ruperto Godoy (San Juan), Liliana Fellner (Jujuy), Juan Manuel Irrazabal (Misiones), María Higonet (La Pampa) y Sigrid Kunath (Entre Ríos). También se podría anotar en este espacio al neuquino Marcelo Fuentes, de larga trayectoria en el peronismo –fue jefe de Néstor y Cristina Kirchner en su militancia juvenil–, pero que hoy está fuertemente identificado con el gobierno nacional.
González es, tal vez por su origen santacruceño, el kirchnerista más “puro”. Entre otros cargos políticos y partidarios, fue jefe de Gabinete provincial entre 2008 y 2011, cuando ingresó a la Cámara alta. Además, actualmente es el apoderado tanto del FpV como del PJ de Santa Cruz. Mantiene diálogo directo con el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, un diálogo que le sirve al grupo para corroborar y conocer de primera fuente la posición de la Rosada en temas sensibles.
Precisamente, la defensa del vicepresidente Amado Boudou cuando el conglomerado opositor arremetió con el pedido de licencia corrió por cuenta de estos senadores. Mientras otros prefirieron el silencio o una defensa sintética y formal, ellos se hicieron cargo de ponerle el cuerpo a la disputa política, que incluyó a la oposición levantándose de sus bancas. “Hay que defenderlo a Amado”, le dijo personalmente CFK a uno de ellos poco antes de esa sesión. El costo político, contó a Página/12 uno de los oradores aquel día, se lo hacen pagar en sus provincias los medios de comunicación opositores.
En algunos casos se trata de dirigentes que buscan crecer en sus propios distritos, frente a la conducción orgánica del PJ local. Un ejemplo es el caso de Godoy, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, quien piensa presentarse en 2015 para disputar la candidatura a gobernador contra el sector comandado por José Luis Gioja. De todas maneras, muchas veces el paraguas nacional no alcanza para construir poder político propio en las provincias, donde los aparatos estatales pesan fuerte. La pampeana Higonet, en cambio, entró al Senado de la mano de Carlos Verna, ex gobernador y actualmente uno de los pocos senadores enrolados públicamente en el Frente Renovador.
Salvo la entrerriana Kunath, que respalda la postulación a presidente de su gobernador, Sergio Urribarri, el resto todavía no tomó partido por ninguno de los nombres en carrera para la candidatura presidencial del Frente para la Victoria. “Queremos que sea el que garantice la continuidad de este modelo”, dice otro de los senadores, sin jugarse por ninguno de los que se muestran más cercanos a CFK. Algunos ven con buenos ojos a Agustín Rossi, a quien conocen de la vida parlamentaria, pero lamentan que el santafesino no levante todavía en las encuestas. Otra opción es el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, o en un carril más independiente, el ministro de Transporte, Florencio Randazzo. Lo que está claro es que a este grupo no le entusiasma especialmente la figura de Scioli, a menos que sea la propia Presidenta quien les indique su apoyo.
En su mayoría, estos senadores tienen un mandato que excede el 2015, por lo que habrá que esperar para ver cómo terminan jugando luego de las elecciones. Esto también dependerá de la posición que adopte la Presidenta y quién sea el que resulte vencedor tanto en las primarias abiertas como en las generales de octubre.
Los “ortodoxos”
Sin sacar los pies del plato, Pichetto comenzó tras la elección de 2013 a marcar públicamente algunas de las diferencias que mantiene con el Ejecutivo. Su mira está puesta en ser gobernador de Río Negro, pero las especulaciones sobre convertirse en el compañero de fórmula de Scioli gozan también de buena salud. En el Senado, Pichetto tiene como personas de confianza al formoseño José Mayans y a la riojana Marina Riofrío, con cargos formales en el bloque.
Si bien no hay un primus inter pares en la bancada, un párrafo aparte merece el senador Aníbal Fernández por su trayectoria y peso político específico. Lanzado también como precandidato presidencial, la relación del ex jefe de Gabinete con el kirchnerismo se había enfriado. Sin embargo, el vínculo volvió a mejorar tras el reciente viaje a Nueva York y Roma en la comitiva presidencial. “Ahora está hablando mucho con Cristina”, señaló una fuente K. De todas maneras, el senador bonaerense tiene juego propio y su historia excede los límites del FpV.
Beatriz Rojkés de Alperovich supo ser presidenta provisional del Senado y cercana a CFK, pero con el fin del mandato de su esposo, el gobernador de Tucumán, José Alperovich, su poder político se fue diluyendo y hoy la relación con la Rosada se mantiene algo distante. El jujeño Walter Barrionuevo también cuenta con su reputación como ex gobernador. El chubutense Marcelo Guinle suele tener una mayor exposición como presidente de la Comisión de Acuerdos.
El bloque se completa con otros legisladores, en su mayoría de bajo perfil y un protagonismo moderado en las sesiones. Su rol de cara a las elecciones del año próximo se irá definiendo en una combinación de su realidad local y el encolumnamiento nacional.
28/09/14 Página|12
Con los realineamientos políticos de cara a las presidenciales de 2015, un sector de la bancada oficialista articula posiciones en línea directa con la Casa Rosada. Bancan a CFK y les ponen el cuerpo a las iniciativas más sensibles para el Gobierno.
Por Sebastian Abrevaya
Así como los militantes de La Cámpora se definen como “los soldados de Cristina”, en el Senado, el kirchnerismo empieza a armar su tropa propia. Acorde con los tiempos electorales y los movimientos en el escenario político de cara a las elecciones presidenciales de 2015, el bloque de senadores del Frente para la Victoria comenzó a mostrar ciertos reacomodamientos internos. Algunas diferencias políticas, que siempre existieron, pero que hasta ahora se mantenían en reserva, se fueron traduciendo en la conformación de un grupo de legisladores que responden fielmente a la Casa Rosada, y que defienden la conducción de la presidenta Cristina Fernández. Aunque todavía no tomaron la forma de un colectivo orgánico, unos 6,7,8 senadores nacionales mantienen habitualmente consultas y reuniones informales por fuera de las que encabeza el titular de la bancada del PJ-FpV, Miguel Pichetto, inclinado hacia la candidatura de Daniel Scioli. Por ahora, sin nombre propio, en los pasillos del Congreso comenzaron a llamarlos “los reclutas de Fernández”, en alusión a aquella vez en la que la entonces senadora se enfrentó a su jefe de bloque, el menemista Augusto Alasino, y le dijo: “Yo no soy la recluta Fernández”.
Desde el regreso de la democracia, el bloque de peronismo en el Senado ha mantenido siempre la mayoría, independientemente de quien esté al frente de la Casa Rosada. Antes de cada cambio de gobierno, y más aún cuando no hay posibilidad de reelección, la Cámara alta, el cuerpo más aristocrático del Congreso, empieza a sentir en su interior los realineamientos de la política nacional. En este momento, el bloque PJ-Frente para la Victoria cuenta con 32 miembros y está integrado en su mayoría por dirigentes del peronismo “tradicional”. Sin embargo, en paralelo con las tensiones entre el kirchnerismo duro y el PJ, empezó a constituirse un grupo de legisladores que mantiene línea directa con el Ejecutivo y que marca una posición unificada dentro del bloque.
“No es una interna ni hay un enfrentamiento con el resto de los senadores, lo que pasa se fue dando naturalmente por coincidencias políticas e ideológicas. Empezaron a conversar más y trabajar juntos”, explica a Página/12 un hombre que recorre a diario los pasillos del Senado. Con sus diferencias, el escenario recuerda al antecedente del Grupo de los 8, que en 1990 se fue del bloque peronista en Diputados por diferencias con el menemismo. En este caso, lo que une a este grupo no son las críticas al Ejecutivo, sino por el contrario, la defensa de CFK. En un futuro y según quién acceda al gobierno el año próximo, podría tratarse tal vez del germen de un desprendimiento del bloque oficialista. “Dependerá del próximo. No va a ser lo mismo si es Scioli, Massa o Macri”, anticiparon en la bancada K.
Los reclutas de Fernández
El apodo de “recluta” que la Presidenta inmortalizó a modo de rechazo, hoy les cabe como marca de lealtad a los senadores Pablo González (Santa Cruz), Ruperto Godoy (San Juan), Liliana Fellner (Jujuy), Juan Manuel Irrazabal (Misiones), María Higonet (La Pampa) y Sigrid Kunath (Entre Ríos). También se podría anotar en este espacio al neuquino Marcelo Fuentes, de larga trayectoria en el peronismo –fue jefe de Néstor y Cristina Kirchner en su militancia juvenil–, pero que hoy está fuertemente identificado con el gobierno nacional.
González es, tal vez por su origen santacruceño, el kirchnerista más “puro”. Entre otros cargos políticos y partidarios, fue jefe de Gabinete provincial entre 2008 y 2011, cuando ingresó a la Cámara alta. Además, actualmente es el apoderado tanto del FpV como del PJ de Santa Cruz. Mantiene diálogo directo con el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, un diálogo que le sirve al grupo para corroborar y conocer de primera fuente la posición de la Rosada en temas sensibles.
Precisamente, la defensa del vicepresidente Amado Boudou cuando el conglomerado opositor arremetió con el pedido de licencia corrió por cuenta de estos senadores. Mientras otros prefirieron el silencio o una defensa sintética y formal, ellos se hicieron cargo de ponerle el cuerpo a la disputa política, que incluyó a la oposición levantándose de sus bancas. “Hay que defenderlo a Amado”, le dijo personalmente CFK a uno de ellos poco antes de esa sesión. El costo político, contó a Página/12 uno de los oradores aquel día, se lo hacen pagar en sus provincias los medios de comunicación opositores.
En algunos casos se trata de dirigentes que buscan crecer en sus propios distritos, frente a la conducción orgánica del PJ local. Un ejemplo es el caso de Godoy, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, quien piensa presentarse en 2015 para disputar la candidatura a gobernador contra el sector comandado por José Luis Gioja. De todas maneras, muchas veces el paraguas nacional no alcanza para construir poder político propio en las provincias, donde los aparatos estatales pesan fuerte. La pampeana Higonet, en cambio, entró al Senado de la mano de Carlos Verna, ex gobernador y actualmente uno de los pocos senadores enrolados públicamente en el Frente Renovador.
Salvo la entrerriana Kunath, que respalda la postulación a presidente de su gobernador, Sergio Urribarri, el resto todavía no tomó partido por ninguno de los nombres en carrera para la candidatura presidencial del Frente para la Victoria. “Queremos que sea el que garantice la continuidad de este modelo”, dice otro de los senadores, sin jugarse por ninguno de los que se muestran más cercanos a CFK. Algunos ven con buenos ojos a Agustín Rossi, a quien conocen de la vida parlamentaria, pero lamentan que el santafesino no levante todavía en las encuestas. Otra opción es el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, o en un carril más independiente, el ministro de Transporte, Florencio Randazzo. Lo que está claro es que a este grupo no le entusiasma especialmente la figura de Scioli, a menos que sea la propia Presidenta quien les indique su apoyo.
En su mayoría, estos senadores tienen un mandato que excede el 2015, por lo que habrá que esperar para ver cómo terminan jugando luego de las elecciones. Esto también dependerá de la posición que adopte la Presidenta y quién sea el que resulte vencedor tanto en las primarias abiertas como en las generales de octubre.
Los “ortodoxos”
Sin sacar los pies del plato, Pichetto comenzó tras la elección de 2013 a marcar públicamente algunas de las diferencias que mantiene con el Ejecutivo. Su mira está puesta en ser gobernador de Río Negro, pero las especulaciones sobre convertirse en el compañero de fórmula de Scioli gozan también de buena salud. En el Senado, Pichetto tiene como personas de confianza al formoseño José Mayans y a la riojana Marina Riofrío, con cargos formales en el bloque.
Si bien no hay un primus inter pares en la bancada, un párrafo aparte merece el senador Aníbal Fernández por su trayectoria y peso político específico. Lanzado también como precandidato presidencial, la relación del ex jefe de Gabinete con el kirchnerismo se había enfriado. Sin embargo, el vínculo volvió a mejorar tras el reciente viaje a Nueva York y Roma en la comitiva presidencial. “Ahora está hablando mucho con Cristina”, señaló una fuente K. De todas maneras, el senador bonaerense tiene juego propio y su historia excede los límites del FpV.
Beatriz Rojkés de Alperovich supo ser presidenta provisional del Senado y cercana a CFK, pero con el fin del mandato de su esposo, el gobernador de Tucumán, José Alperovich, su poder político se fue diluyendo y hoy la relación con la Rosada se mantiene algo distante. El jujeño Walter Barrionuevo también cuenta con su reputación como ex gobernador. El chubutense Marcelo Guinle suele tener una mayor exposición como presidente de la Comisión de Acuerdos.
El bloque se completa con otros legisladores, en su mayoría de bajo perfil y un protagonismo moderado en las sesiones. Su rol de cara a las elecciones del año próximo se irá definiendo en una combinación de su realidad local y el encolumnamiento nacional.
28/09/14 Página|12
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