Ese fue el pedido de John William Cooke a su mujer, Alicia Eguren, meses antes de morir en 1968. Su deseo se cumplió 46 años después: hoy las cenizas del escritor e intelectual peronista se esparcieron en el Río de la Plata.
Por Matías Máximo
Fotos Leo Vaca
John William Cooke murió en 1968 y desde entonces sus cenizas estuvieron custodiadas por militantes en distintas partes del país y Latinoamérica. Hasta hoy, que llegaron a la inmortalidad del Río de la Plata, por un pedido que el escritor e intelectual dejó en su testamento. “Vamos a cumplir con el deseo final de Cooke pero acá nadie entierra nada, sino que se despliegan las banderas para seguir agitándolas al futuro”, dijo Gabriel Mariotto, vicegobernador de la provincia de Buenos Aires. El acto fue en el Parque de la Memoria.
“Hay un deber ser en la figura de Cooke y no se puede hacer cualquier cosa en nombre del peronismo si tenemos figuras que han dejado su vida como él. Hoy más que nunca el nombre de Cooke está vigente, porque la dimensión histórica la pone en valor cotidiano para el país”, dijo Mariotto.
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