Cómo evalúa el impacto que generó el acto de La Cámpora en
el estadio de Argentinos Juniors con la presencia de Máximo Kirchner?
–Nos hizo muy bien, para adentro de la organización, para las fuerzas del kirchnerismo en particular, y creo que también le hizo bien a la política en general, porque el discurso de Máximo Kirchner sorprendió y, a su vez, fue un mensaje convocante a la política. Si bien nuestros compañeros, los cuarenta mil jóvenes que sin duda son militantes, que saben que son parte de un proyecto político, que defienden un modelo de país, fueron a ese acto con ganas, sabiendo a lo que iban, esto también habla del cambio de paradigma en la política. Estamos acostumbrados a las grandes movilizaciones, pero no sé si esas grandes movilizaciones son movilizaciones concientizadas. Yo puedo asegurar que los miles de compañeros y compañeras que estaban en el estadio y en las afueras, ya que muchísimos quedaron sin poder entrar, son militantes de este proyecto. Los medios hegemónicos nos buscaron para poder mostrar algo negativo en la movilización, para que en los alrededores de la cancha sucedieran inconvenientes, y la verdad es que no pudieron encontrar nada porque nosotros somos una organización que venimos en esta construcción hace muchos años. Lo que mostramos en Argentinos Juniors es producto del trabajo diario que hacemos. Y, como decía anteriormente, creo que también fue bueno para la sociedad, aunque no estén dentro de este espacio político. Néstor Kirchner fue quien trascendió a la política en una sociedad que estaba completamente despolitizada, y él comenzó a plantear y generar debates: en las mesas familiares se comenzaron a encontrar padres, hijos, tíos y abuelos debatiendo de política. Creo que ahora volvió a suceder lo mismo. Claro que Cristina, todos los días, con cada medida que se profundiza y que se sigue trabajando, va en ese camino, pero después del sábado 13 volvió a suceder eso en las casas.
–¿Le parece que este acto tuvo un efecto de contagio entre toda la juventud?
–Claro, muchísimo. Fue impresionante cómo se notó eso en los militantes, la alegría inmensa con que se los veía a todos cuando terminó el acto. El mensaje fue muy esperanzador, motivante: la convocatoria al trabajo con humildad, persiguiendo sueños como dijo Máximo. Un mensaje que plantea un horizonte de futuro con claridad y que permite ver que es posible construir ese futuro porque supimos construir este presente como el que se vio en el acto del sábado 13. En la noche de ese sábado, y al día siguiente, se generó un fenómeno increíble, de gente que se quiere acercar, de participar, de querer ser parte de esto. Y esto es lo bueno, lo sano: nosotros planteamos que el mejor lugar para los jóvenes es la política, porque hay muchísimos temas transversales a la juventud y a la sociedad en general. Por eso, insistimos en pensar que la política es un lugar para los jóvenes, que estén militando, participando en el partido que sea, en la organización que se les ocurra, pero que estén generando ideas, que tengan un pensamiento crítico, y que no estén abocados a querer ser o pertenecer a grupos que terminan siendo perjudiciales para ellos. Me parece que esto también se pudo ver reflejado y para nosotros es un logro porque es por lo que queremos trabajar todos los días.
–¿Cómo interpreta la repercusión en los medios hegemónicos y en la oposición política?
–Los medios hicieron lo mismo que vienen haciendo con nosotros desde siempre, que es también lo que hacen con el Gobierno, y también con Máximo, de quien se dijeron barbaridades, cosas que podrían generar en cualquier persona un daño enorme. Y creo que lo de Máximo también fue una respuesta que dejó a muchos sin palabras. Con humildad, se paró por primera vez frente a un micrófono y ante una multitud para decirles que no importa nada todo lo que se dedicaron a decir durante años de su persona. Yo siempre digo que Máximo es un compañero, militante de Río Gallegos, un cuadro político al que miro como un ejemplo, por su conducta como hijo de un presidente y una Presidenta, y la actitud y la forma de vida que tiene es parte de un cambio que se planteó desde el año 2003. Tenemos los ejemplos de lo que fueron los hijos de otros presidentes, y la verdad es que Máximo no se va de vacaciones desde hace años. Y no se va de vacaciones porque no puede, sino porque, lamentablemente, estamos tan señalados con el dedo que si se fuera a Mar del Plata estarían pendientes hasta de si pide un cucurucho de 30 pesos. Respecto a la oposición, si se hubieran dado la oportunidad de escuchar el discurso de manera constructiva, estarían llamando, convocando hoy a los jóvenes para que se sumen a sus partidos o agrupaciones. Lamentablemente, el papel de la oposición es tan malo para la política que cuando ven un grupo de jóvenes organizados los atacan. No se preocupan por que los jóvenes sigan sus ideas, y en lo particular, creo que esto es así porque no tienen ideas. Hablaron muchísimo, por supuesto salieron a decir que pedíamos la re-reelección de la Presidenta y ese tipo de cosas muy mal intencionadas, cuando lo que Máximo quiso decir es una verdad que les duele: nadie le puede ganar a Cristina, dato de la realidad, le guste a quien le guste. Pero hubo una declaración en particular que me sonó difícil, complicada, que partió de un dirigente del Frente Renovador. Dijo que el sueño de Cristina eterna ya lo habían enterrado en una escribanía, y la verdad es que suena muy feo eso de “enterrar”, porque si hablamos de “enterrar sueños”, que sea como decía Néstor Kirchner, que sean los sueños de una Argentina oscura, la del pasado. Entonces me pregunto: por qué no tener la posibilidad de decir las cosas de otra manera. Subestiman y le hacen mal a la política. La oposición no tiene fundamentos ni argumentos para decir “somos la alternativa, somos lo mejor”. Y, como les dijo Máximo, que puedan ir a las urnas, ganar y sanseacabó. Eso no lo pueden hacer ni pueden tener una convocatoria de jóvenes, por eso nos subestiman e intentan descalificar todo el tiempo. Y los medios, como siempre, magnifican esas opiniones. Es para pensarlo: no sé bien si esa línea parte de los medios y la oposición la repite o si es al revés. En ninguno de los dos casos le hace bien a la sociedad.
–¿Como sigue el trabajo de la organización después del acto?
–Va a ser el mismo que venimos haciendo hasta antes del acto del sábado 13. Nuestro camino es de organización, de construcción. Nosotros creemos en la organización popular y en la conciencia de nuestro pueblo, que es el que va a defender y a alcanzar nuevas conquistas. Es el camino de la construcción política que se hace con el trabajo de todos los días. Las fuerzas políticas organizadas, con el pueblo adentro, son la garantía de que este modelo de inclusión y crecimiento siga en pie. Ese es nuestro fin y nuestra tarea. Podemos, en el medio, hablar de candidaturas, podemos también, en algún lugar, hacer más o hacer menos, pero nuestro gran objetivo sigue siendo que este modelo continúe.
–¿En qué quedó la convocatoria a la mesa de juventudes políticas?
–Fue algo muy bueno. Lo que nos reunió fue un tema particular, como es el de las adicciones en nuestro país, y se generó esa mesa de juventudes políticas en la que se está trabajando. De hecho, uno de los chicos que, entre otros tantos compañeros, viajaron a Roma junto a la Presidenta es Leandro Santoro, de la UCR Irrompibles: me parece una buena experiencia. Lo que sí ocurre es que cuando uno viene de una generación distinta y logra tener una mesa de debate, de trabajo, programática, me parece que lo que tiene que hacer es olvidarse de los errores de los más grandes, porque justamente esos errores nos imposibilitaron lograr la unidad nacional en los grandes temas. Claro que no se trata de lograr la unidad en todos los temas, porque de eso también se trata la democracia, pero al menos estar juntos en los grandes temas. Y, lamentablemente, hay momentos en que eso no sucede. Después de cierto tiempo trabajando en la mesa de juventudes políticas, uno de los chicos del PRO tuvo declaraciones muy violentas referidas a otro compañero de juventud. Allí nos dimos cuenta de que unir es posible, pero a veces no con todos. Si no pueden terminar o cortar con esas prácticas, que no le hacen bien a nadie, se complica. Y mucho más, como en este caso, cuando se está comenzando a intentar que un grupo de jóvenes se pueda reunir y ponerse de acuerdo en algunos puntos. Las peleas sin ideas no hacen bien a esa construcción.
–Sin embargo, parece ser más fácil lograr ciertas coincidencias entre los jóvenes que lo que sucede con las cúpulas partidarias opositoras, que rechazan toda posibilidad de arribar a coincidencias...
–A mí me toca la responsabilidad de ser diputada nacional, apoyar a la Presidenta y el proyecto nacional desde el Congreso, y veo la mediocridad de la oposición respecto a los artilugios que buscan para argumentar en contra. Tomo los casos más recientes: cuando se debatió la ampliación de la jubilación obligatoria, que representa incluir a 500 mil mujeres y hombres de la Argentina y repara lo que hizo una clase dirigente en el pasado, terminaron votando en contra. Lo mismo ocurrió con la Ley de Pago Soberano y esta última semana con las leyes de defensa al consumidor y de abastecimiento. En algún punto queda claro por qué defienden a las empresas, por qué defienden a los sectores concentrados de la economía. Realmente, estoy convencida de que no les importa el pueblo, no les importa los que menos tienen. Les da los mismo ver a una persona bien que verla mal.
–Máximo tuvo una frase que apunta un poco a eso cuando dijo “los números tienen que cerrar con la gente adentro”…
–Sin duda, y vamos al caso de la soberanía energética. Todos defienden el sistema energético que había en los ’90, pero la teníamos con la gente afuera, sin industria, sin empleo, sin producción. Piensan en un país en el que, mientras estén bien los que ellos consideran que deben estar bien, nada debe modificarse. Nosotros vamos a seguir trabajando con el mismo compromiso, con el mismo amor que lo venimos haciendo para transformar las realidades injustas que sabemos que aún se viven. Nosotros somos los primeros que decimos todo lo que falta. Por eso queremos más de este proyecto. Por eso convocamos a que todos los candidatos presidenciales digan sí, pero a este modelo, a esta forma de gobernar, que es la que viene reparando a la Argentina, reparando y ampliando derechos. No hay especulación alguna más que una convocatoria al trabajo, a seguir trabajando.
–¿Le parece que este acto tuvo un efecto de contagio entre toda la juventud?
–Claro, muchísimo. Fue impresionante cómo se notó eso en los militantes, la alegría inmensa con que se los veía a todos cuando terminó el acto. El mensaje fue muy esperanzador, motivante: la convocatoria al trabajo con humildad, persiguiendo sueños como dijo Máximo. Un mensaje que plantea un horizonte de futuro con claridad y que permite ver que es posible construir ese futuro porque supimos construir este presente como el que se vio en el acto del sábado 13. En la noche de ese sábado, y al día siguiente, se generó un fenómeno increíble, de gente que se quiere acercar, de participar, de querer ser parte de esto. Y esto es lo bueno, lo sano: nosotros planteamos que el mejor lugar para los jóvenes es la política, porque hay muchísimos temas transversales a la juventud y a la sociedad en general. Por eso, insistimos en pensar que la política es un lugar para los jóvenes, que estén militando, participando en el partido que sea, en la organización que se les ocurra, pero que estén generando ideas, que tengan un pensamiento crítico, y que no estén abocados a querer ser o pertenecer a grupos que terminan siendo perjudiciales para ellos. Me parece que esto también se pudo ver reflejado y para nosotros es un logro porque es por lo que queremos trabajar todos los días.
–¿Cómo interpreta la repercusión en los medios hegemónicos y en la oposición política?
–Los medios hicieron lo mismo que vienen haciendo con nosotros desde siempre, que es también lo que hacen con el Gobierno, y también con Máximo, de quien se dijeron barbaridades, cosas que podrían generar en cualquier persona un daño enorme. Y creo que lo de Máximo también fue una respuesta que dejó a muchos sin palabras. Con humildad, se paró por primera vez frente a un micrófono y ante una multitud para decirles que no importa nada todo lo que se dedicaron a decir durante años de su persona. Yo siempre digo que Máximo es un compañero, militante de Río Gallegos, un cuadro político al que miro como un ejemplo, por su conducta como hijo de un presidente y una Presidenta, y la actitud y la forma de vida que tiene es parte de un cambio que se planteó desde el año 2003. Tenemos los ejemplos de lo que fueron los hijos de otros presidentes, y la verdad es que Máximo no se va de vacaciones desde hace años. Y no se va de vacaciones porque no puede, sino porque, lamentablemente, estamos tan señalados con el dedo que si se fuera a Mar del Plata estarían pendientes hasta de si pide un cucurucho de 30 pesos. Respecto a la oposición, si se hubieran dado la oportunidad de escuchar el discurso de manera constructiva, estarían llamando, convocando hoy a los jóvenes para que se sumen a sus partidos o agrupaciones. Lamentablemente, el papel de la oposición es tan malo para la política que cuando ven un grupo de jóvenes organizados los atacan. No se preocupan por que los jóvenes sigan sus ideas, y en lo particular, creo que esto es así porque no tienen ideas. Hablaron muchísimo, por supuesto salieron a decir que pedíamos la re-reelección de la Presidenta y ese tipo de cosas muy mal intencionadas, cuando lo que Máximo quiso decir es una verdad que les duele: nadie le puede ganar a Cristina, dato de la realidad, le guste a quien le guste. Pero hubo una declaración en particular que me sonó difícil, complicada, que partió de un dirigente del Frente Renovador. Dijo que el sueño de Cristina eterna ya lo habían enterrado en una escribanía, y la verdad es que suena muy feo eso de “enterrar”, porque si hablamos de “enterrar sueños”, que sea como decía Néstor Kirchner, que sean los sueños de una Argentina oscura, la del pasado. Entonces me pregunto: por qué no tener la posibilidad de decir las cosas de otra manera. Subestiman y le hacen mal a la política. La oposición no tiene fundamentos ni argumentos para decir “somos la alternativa, somos lo mejor”. Y, como les dijo Máximo, que puedan ir a las urnas, ganar y sanseacabó. Eso no lo pueden hacer ni pueden tener una convocatoria de jóvenes, por eso nos subestiman e intentan descalificar todo el tiempo. Y los medios, como siempre, magnifican esas opiniones. Es para pensarlo: no sé bien si esa línea parte de los medios y la oposición la repite o si es al revés. En ninguno de los dos casos le hace bien a la sociedad.
–¿Como sigue el trabajo de la organización después del acto?
–Va a ser el mismo que venimos haciendo hasta antes del acto del sábado 13. Nuestro camino es de organización, de construcción. Nosotros creemos en la organización popular y en la conciencia de nuestro pueblo, que es el que va a defender y a alcanzar nuevas conquistas. Es el camino de la construcción política que se hace con el trabajo de todos los días. Las fuerzas políticas organizadas, con el pueblo adentro, son la garantía de que este modelo de inclusión y crecimiento siga en pie. Ese es nuestro fin y nuestra tarea. Podemos, en el medio, hablar de candidaturas, podemos también, en algún lugar, hacer más o hacer menos, pero nuestro gran objetivo sigue siendo que este modelo continúe.
–¿En qué quedó la convocatoria a la mesa de juventudes políticas?
–Fue algo muy bueno. Lo que nos reunió fue un tema particular, como es el de las adicciones en nuestro país, y se generó esa mesa de juventudes políticas en la que se está trabajando. De hecho, uno de los chicos que, entre otros tantos compañeros, viajaron a Roma junto a la Presidenta es Leandro Santoro, de la UCR Irrompibles: me parece una buena experiencia. Lo que sí ocurre es que cuando uno viene de una generación distinta y logra tener una mesa de debate, de trabajo, programática, me parece que lo que tiene que hacer es olvidarse de los errores de los más grandes, porque justamente esos errores nos imposibilitaron lograr la unidad nacional en los grandes temas. Claro que no se trata de lograr la unidad en todos los temas, porque de eso también se trata la democracia, pero al menos estar juntos en los grandes temas. Y, lamentablemente, hay momentos en que eso no sucede. Después de cierto tiempo trabajando en la mesa de juventudes políticas, uno de los chicos del PRO tuvo declaraciones muy violentas referidas a otro compañero de juventud. Allí nos dimos cuenta de que unir es posible, pero a veces no con todos. Si no pueden terminar o cortar con esas prácticas, que no le hacen bien a nadie, se complica. Y mucho más, como en este caso, cuando se está comenzando a intentar que un grupo de jóvenes se pueda reunir y ponerse de acuerdo en algunos puntos. Las peleas sin ideas no hacen bien a esa construcción.
–Sin embargo, parece ser más fácil lograr ciertas coincidencias entre los jóvenes que lo que sucede con las cúpulas partidarias opositoras, que rechazan toda posibilidad de arribar a coincidencias...
–A mí me toca la responsabilidad de ser diputada nacional, apoyar a la Presidenta y el proyecto nacional desde el Congreso, y veo la mediocridad de la oposición respecto a los artilugios que buscan para argumentar en contra. Tomo los casos más recientes: cuando se debatió la ampliación de la jubilación obligatoria, que representa incluir a 500 mil mujeres y hombres de la Argentina y repara lo que hizo una clase dirigente en el pasado, terminaron votando en contra. Lo mismo ocurrió con la Ley de Pago Soberano y esta última semana con las leyes de defensa al consumidor y de abastecimiento. En algún punto queda claro por qué defienden a las empresas, por qué defienden a los sectores concentrados de la economía. Realmente, estoy convencida de que no les importa el pueblo, no les importa los que menos tienen. Les da los mismo ver a una persona bien que verla mal.
–Máximo tuvo una frase que apunta un poco a eso cuando dijo “los números tienen que cerrar con la gente adentro”…
–Sin duda, y vamos al caso de la soberanía energética. Todos defienden el sistema energético que había en los ’90, pero la teníamos con la gente afuera, sin industria, sin empleo, sin producción. Piensan en un país en el que, mientras estén bien los que ellos consideran que deben estar bien, nada debe modificarse. Nosotros vamos a seguir trabajando con el mismo compromiso, con el mismo amor que lo venimos haciendo para transformar las realidades injustas que sabemos que aún se viven. Nosotros somos los primeros que decimos todo lo que falta. Por eso queremos más de este proyecto. Por eso convocamos a que todos los candidatos presidenciales digan sí, pero a este modelo, a esta forma de gobernar, que es la que viene reparando a la Argentina, reparando y ampliando derechos. No hay especulación alguna más que una convocatoria al trabajo, a seguir trabajando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario