sábado, 20 de septiembre de 2014

Del ultimátum oligárquico de 2003 al de 2014 Por Federico Bernal

La Argentina soberana no bajó los brazos entonces, ni lo hace ahora, frente al buitrismo cómplice endógeno.

El 25 de septiembre de 2003, casi once años atrás, el presidente Néstor Carlos Kirchner brindaba ante las Naciones Unidas un discurso histórico, con eje en un modelo de desarrollo que asumiera los compromisos de la deuda pero sin afectar la realización nacional ni la dignidad y felicidad del pueblo argentino. El mitrismo contemporáneo –hoy transitando su fase superior, el buitrismo– le dedicó sendos artículos a través del diario La Nación. Proponemos un repaso a las ideas y los argumentos formulados por el presidente, la respuesta de la oligarquía doméstica y la gran disyuntiva nacional actualizada a los tiempos que corren, por cierto y como es sabido, disyuntiva medular y vigente desde 1810 aunque aún irresuelta.

EL ULTIMÁTUM OLIGÁRQUICO DE 2003

El 14 de mayo, Kirchner daba su célebre discurso de las "convicciones". Denunciaba la renuncia de Menem al ballotage, a la que calificaba de "absolutamente funcional a los intereses de grupos y sectores del poder económico que se beneficiaron con privilegios inadmisibles durante la década pasada, al amparo de un modelo de especulación financiera y subordinación política".

Días más tarde, el Departamento de Estado junto con las corporaciones y demás grupos económicos del atraso, la dependencia y la exclusión hacían llegar al flamante presidente por vía de las autoridades de La Nación las exigencias y condicionalidades que reintroducirían al país en la senda de Menem y Martínez de Hoz. El santacruceño las rechazó con iguales argumentos a los utilizados por Perón con las demandas de Braden. Pero su respuesta no culminó allí, sino que continuó con su discurso del 25 de mayo de ese año, su histórica intervención en la ONU el 25 de septiembre siguiente, el "proceda" del 24 de marzo de 2004 y el entierro al ALCA en la Cumbre de Mar del Plata, en 2005, el mismo año que nos sacábamos de encima al FMI. Nos concentraremos en su alocución en la ONU.

INTERPRETACIÓN BUITRE

El 25 de septiembre, Kirchner lanzaba un fortísimo discurso en la Asamblea General. Al día siguiente, La Nación expresaba: "...sin un apoyo internacional al crecimiento de los países pobres persistirá la amenaza del terrorismo y, además, los acreedores jamás podrán cobrar". El buitrismo interpretaba las palabras del presidente a su antojo. Pero Néstor había sido muy claro: "Sin una concreta ayuda internacional que se encamine a permitir la reconstitución de la solvencia económica de los países endeudados y con ello su capacidad de pago, sin medidas que promuevan su crecimiento y desarrollo sustentable favoreciendo concretamente su acceso a los mercados y el crecimiento de sus exportaciones, el pago de la deuda se torna verdadera quimera". El buitrismo coincidía con esta apreciación, nada más que proponía como "ayuda internacional" nuevos empréstitos o salvatajes del FMI, apertura comercial y financiera indiscriminada, inversiones extranjeras desreguladas y sin direccionamiento a la economía real, Estado ausente, gobierno limitado, austeridad y una inserción del país en el mundo en calidad de factoría granaria y vacuna.

EL "APOYO INTERNACIONAL"

Para Kirchner significaba "la intensificación de las negociaciones de ámbito multilateral para la eliminación de las barreras arancelarias y para-arancelarias que dificultan el acceso de nuestras exportaciones a los mercados de países desarrollados, depositarios de la mayor capacidad de compra". O sea, el acceso a los mercados de los países industrializados en función del interés nacional y de un programa de desarrollo socioeconómico moderno, justo y diversificado. Advertía Kirchner que tales objetivos eran comunes a todos los países periféricos, además y en su inmensa mayoría endeudados. El logro argentino del 9 de septiembre de 2014 en la Asamblea General, fue un logro de todas las naciones aún en vías de soberanía y emancipación. Se aprobó y elevó como política de Estado común un accionar contra el buitrismo internacional y de cada país en particular. En definitiva, un "apoyo internacional" que no suprime derechos, ni hipoteca el futuro, ni empeña a las nuevas generaciones, ni incauta riquezas en poder de unos pocos, ni lesiona la seguridad jurídica popular. El triunfo del 9 constituye la mejor interpretación-cristalización de aquellas palabras e ideas trasmitidas por Kirchner en las ONU.

Podemos mucho más que las tristes aspiraciones de Rivadavia. "Resulta paradójico y casi ridículo que se pretenda que paguemos nuestra deuda y al mismo tiempo se nos impida comerciar y vender nuestros productos." Sencilla y estratégica frase también pronunciada en aquel discurso. Las administraciones semicoloniales que nos rigieron entre 1976 y 2003 pagaron intereses de deuda todo lo que pudieron, contrajeron nueva deuda todo lo que pudieron y comerciaron nuestros productos en una relación real del intercambio que remachaba nuestra dependencia. Pero eso había llegado a su fin. El desarrollo de los más postergados bajo un modelo soberano, digno y socialmente justo, a su vez insertos en la división internacional del trabajo mas no como eternos y exclusivos proveedores de proteínas, grasas e hidratos de carbono estaba en marcha. Los argentinos y argentinas podemos mucho más que las tristes aspiraciones de Rivadavia y discípulos. Once años después de asumido Kirchner y por muchísimo que falte por recorrer, estamos fabricando y exportando reactores nucleares y satélites, biotecnología, software, radioisótopos, tecnología digital, maquinaria de precisión, electrodomésticos y electrónica, metalurgia, productos químicos y productos alimenticios con alto valor agregado. Nuestros hidrocarburos y la renta que de ellos deviene primero volcados al autoabastecimiento y al propio desarrollo.

LAMENTO BUITRISTA

Al día siguiente del discurso de Kirchner, el diario La Nación ponía el grito en el cielo. Docenas de artículos dedicaría al asunto en menos de una semana. ¿Qué esperar de los dueños del pasquín del Estado de Buenos Aires? ¿Qué esperar de quienes defienden a capa y espada a los buitres, celadores de una renta agraria usufructuada por los mismos y poquísimos de siempre, que además rechazan reactores nucleares, satélites y empresas satelitales; que detestan la repatriación de científicos y la asignación de recursos para una ciencia y una tecnología más allá de los postulados de Houssay (más acá de los de Oscar Varsavsky)? La semicolonia se contorsionaba entonces, los acreedores no sabían qué hacer y el FMI no reaccionaba, tal el golpe magistral del ignoto patagónico. Visiblemente angustiado, el house organ mitrista expresaba así el desconcierto generalizado: "si el FMI hubiera exigido un superávit primario del 4,5% del PBI, un aumento específico de las tarifas de los servicios públicos antes de cierta fecha y una compensación de los bancos por sus pérdidas antes de tal otra fecha, entonces acreedores, bancos y empresas hubieran contado como punto a favor con una importante presión sobre la estabilidad financiera del país, porque si el gobierno no cumplía con las metas o los plazos estipulados, el FMI no cumpliría con sus desembolsos... Al no establecer condicionamientos específicos, el FMI ha dejado librado a las propias fuerzas de los protagonistas de la negociación –al mercado, si se quiere– el resultado de la negociación..." (La Nación - 29/09/03). La República Argentina populista –entendida según la definición de Ernesto Laclau– levantaba cabeza y se llevaba puesto al intervencionismo de mercado y sus aspiraciones. Los fondos buitre fueron los únicos con el poder suficiente para no aceptar las "condicionalidades" sudacas. Y así se mantuvieron, hasta su contraataque con la Fragata Eva Perón y, ahora, con el manotazo de ahogado del juez Griesa.

CONTRA EL ULTIMÁTUM DE 2014...

Pero la Argentina soberana no bajó los brazos: rechazó el Fondo Patriótico de Sturzenegger y Prat Gay para liberar la Fragata; rechazó igualmente y poco después el fallo de Griesa, en oposición al menemismo del siglo XXI. A once años del histórico discurso del Presidente Kirchner en la ONU, la Argentina soberana le rinde tributo y consigue el respaldo de 134 naciones (G77 + China) en su lucha contra el terrorismo financiero y especulador internacional. Somos una Nación soberana, en vías de su Segunda Emancipación y bregamos por un esquema multipolar, por una nueva geopolítica financiera, comercial y económica, compatible con un modelo de desarrollo incluyente, industrialista, latinoamericanista y soberano. Al ultimátum oligárquico de 2003, Néstor Kirchner, emulando a Juan Perón en su contestación a Braden, retrucó: "Mi mayor preocupación es que me acompañen los argentinos. Por eso no empiezo por los empresarios ni por el embajador de ningún país. Tampoco pienso en un alineamiento automático con EE UU ni en buscar que me aprueben como precondición para gobernar mi país...". Juicio y Castigo al buitrismo cómplice endógeno, profundización del desendeudamiento (Ley de Pago Soberano), nueva Ley de Abastecimiento, incremento del rol protagónico del Estado (mayor estatización del desarrollo), más Presupuesto (más inversión social), más y mejor industrialización, mayor apropiación popular de rentas estratégicas, más inserción internacional como Estado-Nación soberano, más Unasur y Mercosur, aquí la respuesta del gobierno y su pueblo para rechazar el nuevo ultimátum oligárquico en ciernes.

Infonews

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