martes, 12 de mayo de 2015

Todo al colorado Por Adrián Murano

Sergio Massa va en camino a constituirse en el soporte electoral de Francisco de Narváez. La salida de Darío Giustozzi y la renuncia-despido de José Cariglino allanó la candidatura del magnate colombiano, que sólo debe sortear la módica resistencia de la estridente Mónica López para consagrarse como el postulante a la gobernación bonaerense por el Frente Renovador.

Hoy por hoy, esa es la única pelea seria que aparece en el horizonte de la pyme política creada por el ex intendente de Tigre dos años atrás. La estampida de socios, espantados por los resultados electorales en las provincias y el persistente amesetamiento del líder en las encuestas nacionales, desangró al Frente y lo puso al borde de la anemia. El espacio apenas muestra cierto vigor en territorio bonaerense, donde De Narváez se apresta a hacer uso de ese cuerpo herido para apalancar su candidatura distrital.

Sólo un volantazo de última hora del propio Massa podría modificar el panorama: bajar su candidatura presidencial y competir por el sillón de La Plata. La decisión pondría feliz al Círculo Rojo, que lleva tiempo presionando al tigrense para que decline su ambición nacional y favorezca a Mauricio Macri por partida doble, restando un competidor al arco opositor y sumando un contrincante que se presume de peso en un territorio donde el PRO no tiene casi nada.

Pero una defección de Massa no sólo disgustaría a De Narváez, que lleva invertida una fortuna en la campaña massista, sino a la mesa chica del pre candidato, empezando por su mujer. Malena y la familia Galmarini no quieren saber nada con abandonar la presidencial. Tampoco lo quiere su mentora, Graciela Camaño, gestora y vocera del centenar de candidatos distritales que se encomendaron al Frente y ya no tienen margen para saltar.

Círculo íntimo vs Círculo Rojo. Massa enfrenta una disyuntiva difícil. Alguno se le va a enojar.

iNFO|news

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