sábado, 4 de abril de 2015

Los trabajadores y Malvinas

Pájaros de metal: ¿Los Cóndor de Vandor?


El autor destaca el rol del dirigente sindical Augusto Timoteo Vandor y su respaldo al Operativo Cóndor encabezado por Dardo Cabo en 1966.
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Foto: Dardo Cabo, Juan Carlos Rodriguez y Alejandro Goivenco.

Por Nahuel Placanica

En septiembre de 1966 un grupo de jóvenes  secuestraron el vuelo 648 de Aerolíneas Argentinas con rumbo a Rio Gallegos y trazaron ruta hacia las Islas Malvinas. El objetivo: aterrizar el Malvinas, ocupar la casa del “gobernador” británico, Patrick Thomas Haskard, tomar el arsenal de la Isla y realizar una proclama radia que sería escuchada en Argentina.
El grupo de los autodenominados “Cóndores” estaba conformado en su mayoría por militantes del Movimiento Nueva Argentina y lo integraban: Dardo Cabo, Alejandro Giovenco Romero; María Cristina Verrier; Fernando Aguirre, empleado de 20 años; Norberto Karasiewicz; Andrés Castillo; Luis Caprara; Victor Chazarreta; Ricardo Ahe; Juan Bovo; Edelmiro Jesús Ramón Navarro; Ramón Sánchez; Pedro Tursi; Juan Carlos Rodríguez,; Pedro Bernardini; Fernando Lisardo,; Edgardo Salcedo; Aldo Ramírez.
La gesta patriótica no pudo concretar sus objetivos aunque representó una acción cargada de simbolismos que repercutió en la coyuntura nacional. Sobre los antecedentes del Operativo Cóndor y el apadrinazgo metalúrgico trata este artículo.
El antecedente Tacuara
La recuperación de las Islas Malvinas, causa histórica de la Nación, fue tema de discusión en núcleos militantes de la resistencia peronista en los años previos a la aventura de los “Cóndores”. Según asegura Carlos Arbellos, miembro del Movimiento Nacionalista Tacuara, el espectacular asalto al Policlínico Bancario de 1963 había representado tan solo la punta del iceberg de un plan mucho más ambicioso.
En efecto, el operativo del que participaron José Luis Nell, Joe Baxter, entre otros, tenía como fin el aprovisionamiento de recursos para el desarrollo de la lucha armada en zonas rurales y urbanas y la ejecución de un operativo que liberara las Islas Malvinas, creando así un salvoconducto para el regreso y asentamiento del General Perón en suelo argentino.
Si bien el robo fue un éxito, el resto de la planificación resultó abortada con el encarcelamiento y persecución de sus autores. No obstante, en la cabeza del entonces Tacuara Dardo Cabo, las Islas nunca desaparecieron de su horizonte.
Pájaros de metal: ¿Los Cóndor de Vandor?
Los elementos que vinculan al Operativo Cóndor con la Unión Obrera Metalúrgica son varios y permiten observar no solo un acompañamiento sindical de la gesta patriótica sino que también habilitan la posibilidad de pensar en un apadrinazgo directo sobre la iniciativa patriótica.
En principio, cabe destacar la relación entre los “cóndores” y el sindicato metalúrgico. El líder del grupo era nada más y nada menos que Dardo Cabo, hijo del histórico dirigente sindical Armando Cabo, quien supo ser secretario general de la UOM de Tres Arroyos y Tesorero de la CGT.
Fiel a su tradición nacional y metalúrgica, Cabo (hijo) formó parte del grupo fundador del Movimiento Nueva Argentina, presentado públicamente un 9 de junio de 1961, en homenaje al levantamiento del General Juan José Valle. Miembros de esta agrupación participaron del Operativo Cóndor, siendo muchos de ellos obreros metalúrgicos.
En relación al apoyo logístico de la UOM, el historiador Senén González destaca  una publicación del diario La Nación en la cual el matutino desliza que en la noche anterior al Operativo , Cabo y su compañera Verrier habrían retirado del sindicato de Vandor un valija con armas y gelinita.
Sobre estos vínculos, otra versión reseñada por Senen González asegura que los pasajes, cuyo monto ascendía a 360.000 pesos, fueron pagados por el dirigente portuario Eustaquio Tolosa, aliado vandorista de la época.
Más allá de las versiones de financiamiento, lo cierto es que el movimiento sindical conducido por el “Lobo” Vandor respaldó la gesta patriótica una vez difundida la noticia. Las 62 Organizaciones y los gremios portuario, petrolero, molinero, de la carne y tranviarios adhirieron pública y entusiastamente.
Por su parte, mientras el gobierno de Ongania calificaba de “faccioso” al episodio y señalaba que sus perpetradores serian “sometidos a la justicia para que proceda con todo el rigor de la ley”, la CGT proclamaba en una solicitada que “la Patria Grande, la Patria de nuestros montonero, vuelve hoy a vibrar anta la acción de un puñado de valientes”.
Pese al fracaso de la aventura patriótica, el movimiento sindical no le soltó la mano a los “cóndores”. A su regreso al país, los jóvenes fueron recibidos por un tribunal de enjuiciamiento. Su defensa fue ejercida por el abogado de la CGT y la UOM, Fernando Torres, dispuesto por el mismo Vandor para tal tarea.
Como queda en evidencia, la causa Malvinas no es ajena a la historia del movimiento sindical argentino. Posiblemente esto explique en parte, la lucidez de la dirigencia de los años ochenta que frente a la complejidad de la coyuntura que se presentó a partir del desembarco de 1982 supo responder con claridad política en sus consignas: “Malvinas es de los trabajadores y no de los torturadores”.

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