lunes, 8 de septiembre de 2014

Los peores escenarios para el 13 aniversario del atentado del 11-s Por Walter Goobar mundo@miradasalsur.com

Crecientes temores a sofisticados atentados en EE. UU. y Europa preocupan a expertos.

Frente a la decimotercera conmemoración de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los servicios de inteligencia de media docena de países entre los que se cuentan, por supuesto, EE.UU., Gran Bretaña, Australia, y Arabia Saudita, entre otros, compiten con sus ex aliados –devenidos ahora en presuntos rivales– en pintar escenarios apocalípticos que despertarían la envidia de novelistas y guionistas del género. De hecho, el asesinato de ese terrorista jubilado llamado Osama bin Laden permitió a EE.UU. crear un nuevo enemigo más creíble y temible que Al Qaeda, que es el Estado Islámico, tal como había vaticinado en su momento el autor de esta nota.

Según la publicación Debkafile, las fuentes de inteligencia y contraterrorismo revelan que los datos sobre los planes de los dos grupos de Al Qaeda “para conmemorar el aniversario del 11 de septiembre con grandes atentados” ha estado en manos de las agencias de Oriente Medio, las agencias europeas y las agencias estadounidenses de seguridad desde la segunda semana de mayo, es decir, hace cinco meses.

Uno de los principales indicios es que el principal fabricante de bombas de Al Qaeda, Ibrahim Hassan al Asiri, que trabaja fuera de Yemen, ha desarrollado una nueva sustancia explosiva secreta que puede pasar sin ser detectada a través de los dispositivos de detección y medidas de seguridad que actualmente están en uso en los aeropuertos internacionales y lugares públicos en Occidente y Oriente Medio.

Expertos en inteligencia creen que esta nueva sustancia, cuando se oculta en zapatos especiales o dispositivos electrónicos como el iPhone y los teléfonos Samsung Galaxy, pueden vencer a un escrutinio de seguridad incluso intenso. Sin embargo, la información también se ha recibido de que la nueva sustancia explosiva indetectable está implantandose en los cuerpos de los yihadistas suicidas, para producir las últimas “bombas humanas.”

Se teme que un procedimiento quirúrgico puede haber sido llevado a cabo para implantar este explosivo en portadores de pasaportes estadounidenses o europeos, en una clínica secreta en Yemen o un emirato del Golfo por un cirujano dedicado a la causa islamista radical. Estas bombas humanas han podido viajar a través de Jordania o Irak a través de Turquía a sus destinos específicos. Tales portadores de bombas invisibles pueden ser norteamericanos, belgas, británicos, australianos, ciudadanos franceses o alemanes, y ya están en estado de alerta en espera de la señal convenida para apretar un botón determinado y demoler el objetivo seleccionado.
El invento ha hecho infinitamente más fácil para los terroristas moverse y acercarse a sus objetivos, inadvertidamente y sin levantar sospechas.

Evidentemente, el asesinato de Bin Laden era necesario para crear una amenaza más creíble que la de Al Qaeda. Un año antes de su muerte el millonario saudita dirigió una carta a los dirigentes de su rama iraquí en la que los criticaba por alentar las rivalidades entre distintas ramas musulmanas. El veterano periodista Robert Fisk recuerda que este particular clon de Al Qaeda se salió de control. Lejos de pretender representar a todos los musulmanes, los afiliados locales de Al Qaeda abrazaron las aspiraciones sunnitas, incluso tribales. Así, en una carta –probablemente por el propio Bin Laden, menos de un año antes de su asesinato por los estadounidenses– se quejaba de que algunos de sus “hermanos” estaban “totalmente absortos en la lucha contra nuestros enemigos locales” y usando a otros musulmanes como escudos humanos (Bin Laden llamó a esto el “argumento de barricada”). Probablemente, esa carta significó la sentencia de muerte de Bin Laden.

Para Tierry Meyssan, es indignante observar cómo los medios de prensa internacionales han comenzado a denunciar los crímenes de los yihadistas en Irak, sin mencionar que se trata de los mismos actos de barbarie que se vienen perpetrando ininterrumpidamente en Siria desde hace tres años.
No son nuevos los degollamientos y las decapitaciones públicas ni tampoco las crucifixiones.
En mayo de 2013, el comandante de la Brigada al Faruk del Ejército Sirio Libre (los famosos “moderados” que tanto defiende Occidente) difundió en Internet un video donde se lo veía mutilando el cuerpo de un soldado sirio y comiéndose su corazón. A pesar de tales atrocidades, en aquella época los medios occidentales seguían presentando a aquellos yihadistas como “opositores moderados”, pero desesperados, que luchaban por la “democracia”. La británica y flemática BBC incluso llegó a entrevistar al caníbal para darle la oportunidad de justificar su acto de barbarie.
Todo el mundo ha podido observar que los hombres del Emirato Islámico entraron en Siria a bordo de columnas de Humvees, tan relucientes que parecían recién salidos de las fábricas de la firma estadounidense American Motors Corporation, y con armamento ucraniano, igualmente acabado de fabricar. Fue con ese equipamiento que se apoderaron del armamento estadounidense del ejército iraquí. Y todo el mundo se sorprendió al ver que el Emirato Islámico disponía de administradores civiles capaces de hacerse cargo al momento de la administración de los territorios conquistados y de especialistas en propaganda capaces de divulgar sus acciones utilizando Internet y la televisión, personal claramente formado en Fort Bragg, ubicado en EE.UU.

Según las usinas del espionaje, que han convertido la lucha contra el terrorismo en una herramienta de acumulación de poder y presupuesto, las dos ramas de Al Qaeda –Estado Islámico en Irak y Siria y Al Qaeda de la Península Arabiga (AQAP) en su base en Yemen– han preparado planes para desplegar espectaculares atentados terroristas coordinados en torno al 13 aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. Según fuentes antiterroristas de Debkafile, se están preparando para atacar de manera simultánea en el Medio Oriente y contra una ciudad de Europa occidental. A continuación, van a atacar objetivos de Estados Unidos en el Medio Oriente y Europa.

En la estimación de los expertos islamistas, el Estado Islámico y AQAP han decidido retrasar la acción terrorista directa contra Estados Unidos, con el cálculo de que un ataque contra Estados Unidos tendrá un mayor impacto de choque algún tiempo después del primer ciclo de ataques, hacia el final de 2014 o a principios de 2015.

Fue esta información la que esgrimió el rey saudita Abdullah en advertencia a Occidente de que los planes de Al Qaeda eran inminentes. “Si se descuidan,” dijo fuertemente la semana pasada, “estoy seguro de que dentro de un mes van a llegar a Europa y, un mes después, a los Estados Unidos.”.

07/09/14 Miradas al Sur

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