Por Enrique de la Calle
El déficit habitacional en Argentina tiene varias
caras, una de ellas se hizo visible la semana pasada con el desalojo de mil
familias en Lugano. El Estado cumplió una orden judicial y mostró su faceta
represiva. Sin embargo, hace años que el Ejecutivo macrista incumple una ley que
lo insta a urbanizar las villas porteñas. Dime qué órdenes obedeces…
El siguiente dossier, por su parte, aborda uno de
los rostros menos visibles de la problemática de la vivienda: los alquileres. En
el país incluye al 16% de los hogares. En Ciudad Autónoma, el número llega al
30%, uno de cada tres. En Neuquén, al 19%. Por motivos diferentes, en los dos
distritos tuvo lugar en el último tiempo un boom inmobiliario que presiona sobre
el mercado inmobiliario, encareciendo los costos.
El
caso neuquino fue abordado en entrevista con Guillermo Torres, de la Unión
de Inquilinos de esa provincia. “Después de Vaca Muerta, un departamento con un
dormitorio puede costar hasta 5000 pesos”, aseguró. La contracara del fenómeno:
“A principios de año dijimos que los inquilinos iban a ocupar propiedades. El
sábado pasado hubo una toma muy importante”, describió.
Los alquileres ponen en juego un doble mercado. Por
un lado, el formal está dominado por las inmobiliarias y tiene por destino a los
sectores medios y altos. Por el otro, un sistema informal se pone en juego en
los barrios más pobres. En ambos es la arbitrariedad de los propietarios la que
se impone. Jonatan
Baldiviezo, del Observatorio del Derecho a la Ciudad, analiza las peculiaridades
de esas lógicas.
La ley y el orden
Rige a nivel nacional una ley de 1984, la 23.091, de “locaciones urbanas”. Es
el marco general: después cada provincia o ciudad tienen normas locales que se
ocupan de aspectos específicos. En general, prima el principio de que se trata
de un contrato entre privados. Así las cosas, el Estado debería hacerse a un
costado.
El abogado de la ONG “Unión de Inquilinos Argentinos”, Ricardo
Botana, analizó en diálogo con AGENCIA PACO URONDO las debilidades de la
normativa actual. “El inquilino tiene pocos derechos. Es muy complicado que
pueda defender sus intereses”, aseveró. El obstáculo de siempre son las
inmobiliarias: “La posición de la Cámara es la de no cambiar nada. Siempre
plantean escenarios catastróficos”.
En casi todas las provincias la sociedad civil se moviliza con la pretensión
de hacer visible la necesidad de regulación. La estrategia es doble. Por un lado
está la discusión de una nueva ley nacional; por el otro, está la disputa en el
pago chico: en esa cancha se apunta a aprovechar los grises de la normativa para
introducir cambios favorables a los inquilinos.
Los reclamos son variados: van desde topes a los precios, cláusulas más
favorables a los que alquilan (contratos más largos, más tiempo de preaviso),
hasta la creación de un organismo público de control. En algunas jurisdicciones
se pide el castigo impositivo a las propiedades ociosas, de modo de incrementar
la oferta de inmuebles. De fondo, lo que se sigue discutiendo es el modo en que
se accede a una vivienda
No hay comentarios:
Publicar un comentario