Todavía en el marco de la conmoción política registrada cuando la crisis del 2001, puesta al rojo vivo semanas después de los atentados del 11 de septiembre de ese mismo año contra las Torres Gemelas, el 29 de mayo de 2002 escribí, y publicaron varios medios, entre ellos el boletín electrónico La Otra Aldea, que el saqueo sufrido entonces por la Argentina sólo fue posible porque existió una estrategia deliberada en ese sentido.
Una estrategia apoyada sobre el sistema "offshore" de la banca mundial, y diseñada y ejecutada por las corporaciones financieras de las principales facciones del Imperio Global Privatizado (IPG). Para ello, los saqueadores contaron con la complicidad activa del poder político y económico vernáculo. "Escenarios como el argentino son alentados y usados por los paraísos fiscales. Los bancos saquearon 110 mil millones de dólares en 14 meses. Estados Unidos se benefició con una gigantesca operación de lavado. Después del 11-9-01, Washington necesitó 500 mil millones. Las corporaciones pretenden comprar lo que queda de Argentina a precio de remate, apuntando a la apropiación de su territorio. Es el proyecto del Imperio Global (IGP), como definí en el libro Bush & Ben Laden SA (Norma; Buenos Aires; 2001) a la actual etapa del modo imperialista, caracterizado por el empoderamiento del sector financiero y por la desestatización del poder político, en manos de la transnacionales concentradas", afirmaba en aquel texto.
En un libro anterior (El color del dinero; Norma, Buenos Aires, 1999) intenté ensayar sobre los mecanismos que el corporativismo financiero globalizado había puesto en marcha para convertir a nuestro país en un paraíso para la especulación y la fuga de capitales, mecanismos que vienen aplicándose, a veces con características e intensidad distintas, a lo largo y a lo ancho de todo el "mundo en desarrollo" o dependiente; y en ese esquema ya aparecían los denominados fondos buitre, como agentes perversos de acumulación; aparatos parabancarios que ya cobraron como el resto de nuestros los acreedores externos y que sencillamente estafaron a sus propios clientes: es decir, el dizque juez Thomas Griesa en realidad debería estar firmando sentencias de pago en contra de Singer y Cia.
¿Cómo es esto? "Oficialmente se reconoce que el 50% de la población vive en la pobreza y encuestas privadas no desmentidas indican que el 57% de los casi 7 millones de menores de 14 años se reparte entre la miseria y la indigencia. El sistema productivo está paralizado (…). Ante semejante evidencia, desde distintas usinas informativas están quemándose las neuronas para calcular la situación en cifras comprensibles y entender los mecanismos del saqueo (…). Con los casi 47 mil millones de dólares en billetes que el sistema bancario confiscó a los ahorristas –físicos e institucionales– que quedaron atrapados en el 'corralito'. Luego, y con el aval del gobierno que dispuso la llamada pesificación, comenzaron a 'devolver' esos ahorros, por goteo claro, pero en pesos que ya fueron devaluados en más de un 300 por ciento. Debido a la iliquidez total que se produjo en el mercado, acentuada por la constante alza de precios desde que se salió del régimen de convertibilidad, los ahorristas de la clase media para arriba están siendo obligados a deshacerse de los dólares que tiene fuera del sistema bancario (bajo el colchón), operaciones estas que pueden llegar a representar un total de 16 mil millones en divisas (…). Son los bancos los que proveen de dólares a las casas de cambio, para oxigenar así de pesos a las grandes empresas deudoras que ahora pagaran sus cuentas en signo nacional, después de haberlas licuado a través de la pesificación uno a uno. Entonces, ¿en esa licuación, pierden los bancos? No, de ninguna manera. Si bien originalmente pesificaron sus créditos a un peso por un dólar y sus deudas a 1,40 pesos por dólar, el Estado emite títulos de su deuda a favor de la bancos para compensar esa supuesta pérdidas, pero son bonos canjeables por dólares billete. Esta complicada operación representaría un valor total de 11 mil millones de dólares de beneficio para la banca, casi la misma cifra que, en cumplimiento del régimen bancario anterior, tiene en depósitos el Banco Central. Ya llevamos contabilizados a favor de los bancos una incautación de 74 mil millones de dólares en un plazo no superior a los 90 días. Aunque Argentina nunca hubiese entrado en default y se caracterizase por poseer una economía en crecimiento y ser una impecable pagadora de sus deudas, nunca, jamás, la banca acreedora hubiese podido soñar con recibir, en tan poco tiempo, el pago de casi la mitad de todos sus créditos a este país (…). Pero hay más, y en resumen: en casi 14 meses, el sistema bancario que opera en Argentina succionó hacia el exterior unos 110 mil millones de dólares, pero los llamados acreedores aun tienen en su poder una compleja colección de títulos emitidos por el Estado, que se irán acumulando y más temprano que tarde serán de pretendida cobranza, contando para ello con el sistema de poder de la capital imperial, Estados Unidos", refería el artículo citado en el primer párrafo de este artículo, para analizar lo que vivíamos tras un década de neoliberalismo salvaje, como la del ’90.
Como vemos, un tema viejo el de los fondos buitre, como bien lo afirma Aldo Ferrer, ya analizados sus dichos en nuestro encuentro pasado. Pero de lo que se trata es de palabras nuevas para esos desafíos que nos llegan desde el pasado y amenazan el futuro de los argentinos. Entre esas palabras nuevas se destaca la del vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, cuyas propuestas bonaerenses adquieren por sí misas de alcance nacional, en tanto promueven cambios de paradigmas en áreas tan sustanciales como lo son la educación pública y la recuperación de los puertos y el sistema de cargas, con el volumen que ello tiene para una economía de exportación como la argentina; aunque el peso específico de esas iniciativas podría estar fundado en un metodología, la de los foros ciudadanos como mecanismo de participación popular en la gestación de políticas públicas, toda una impronta que a poco permite ya hablar de mariottismo en tanto forma nueva de hacer política en esta República que hoy vuelve a estar en el centro de un ring no deseado, y sabedora de que no existe la posibilidad de paso atrás, si no una sola, la de rectos a las mandíbulas de la prepotencia imperial.
Por eso, atención a las palabras que siguen del propio Mariotto y pronunciadas el jueves último en la Isla Maciel, para reflexionar sobre la deuda y los fondos buitre con el padre Francisco "Paco" Olveira, militantes, vecinos del lugar y los académicos Andrés Asiaian y Rubén Telechea, quienes repasaron con dimensión histórica el proceso de endeudamiento desde 1955 en adelante, y la actual ofensiva de los fondos especulativos. "Ningún país se salva solo; o nos salvamos entre todos o no se salva nadie. Los ataques que sufrimos son un globo de ensayo para avanzar sobre los países periféricos y condenarlos a la explotación; pero eso no va a ocurrir porque hemos recuperado la solidez que han tenido nuestros libertadores", dijo el bonaerense, casi asumiendo lo que le toca, su irrupción como ejemplo de liderazgo político en el campo nacional y popular de nueva generación.
*, Escritor y profesor universitario
En un libro anterior (El color del dinero; Norma, Buenos Aires, 1999) intenté ensayar sobre los mecanismos que el corporativismo financiero globalizado había puesto en marcha para convertir a nuestro país en un paraíso para la especulación y la fuga de capitales, mecanismos que vienen aplicándose, a veces con características e intensidad distintas, a lo largo y a lo ancho de todo el "mundo en desarrollo" o dependiente; y en ese esquema ya aparecían los denominados fondos buitre, como agentes perversos de acumulación; aparatos parabancarios que ya cobraron como el resto de nuestros los acreedores externos y que sencillamente estafaron a sus propios clientes: es decir, el dizque juez Thomas Griesa en realidad debería estar firmando sentencias de pago en contra de Singer y Cia.
¿Cómo es esto? "Oficialmente se reconoce que el 50% de la población vive en la pobreza y encuestas privadas no desmentidas indican que el 57% de los casi 7 millones de menores de 14 años se reparte entre la miseria y la indigencia. El sistema productivo está paralizado (…). Ante semejante evidencia, desde distintas usinas informativas están quemándose las neuronas para calcular la situación en cifras comprensibles y entender los mecanismos del saqueo (…). Con los casi 47 mil millones de dólares en billetes que el sistema bancario confiscó a los ahorristas –físicos e institucionales– que quedaron atrapados en el 'corralito'. Luego, y con el aval del gobierno que dispuso la llamada pesificación, comenzaron a 'devolver' esos ahorros, por goteo claro, pero en pesos que ya fueron devaluados en más de un 300 por ciento. Debido a la iliquidez total que se produjo en el mercado, acentuada por la constante alza de precios desde que se salió del régimen de convertibilidad, los ahorristas de la clase media para arriba están siendo obligados a deshacerse de los dólares que tiene fuera del sistema bancario (bajo el colchón), operaciones estas que pueden llegar a representar un total de 16 mil millones en divisas (…). Son los bancos los que proveen de dólares a las casas de cambio, para oxigenar así de pesos a las grandes empresas deudoras que ahora pagaran sus cuentas en signo nacional, después de haberlas licuado a través de la pesificación uno a uno. Entonces, ¿en esa licuación, pierden los bancos? No, de ninguna manera. Si bien originalmente pesificaron sus créditos a un peso por un dólar y sus deudas a 1,40 pesos por dólar, el Estado emite títulos de su deuda a favor de la bancos para compensar esa supuesta pérdidas, pero son bonos canjeables por dólares billete. Esta complicada operación representaría un valor total de 11 mil millones de dólares de beneficio para la banca, casi la misma cifra que, en cumplimiento del régimen bancario anterior, tiene en depósitos el Banco Central. Ya llevamos contabilizados a favor de los bancos una incautación de 74 mil millones de dólares en un plazo no superior a los 90 días. Aunque Argentina nunca hubiese entrado en default y se caracterizase por poseer una economía en crecimiento y ser una impecable pagadora de sus deudas, nunca, jamás, la banca acreedora hubiese podido soñar con recibir, en tan poco tiempo, el pago de casi la mitad de todos sus créditos a este país (…). Pero hay más, y en resumen: en casi 14 meses, el sistema bancario que opera en Argentina succionó hacia el exterior unos 110 mil millones de dólares, pero los llamados acreedores aun tienen en su poder una compleja colección de títulos emitidos por el Estado, que se irán acumulando y más temprano que tarde serán de pretendida cobranza, contando para ello con el sistema de poder de la capital imperial, Estados Unidos", refería el artículo citado en el primer párrafo de este artículo, para analizar lo que vivíamos tras un década de neoliberalismo salvaje, como la del ’90.
Como vemos, un tema viejo el de los fondos buitre, como bien lo afirma Aldo Ferrer, ya analizados sus dichos en nuestro encuentro pasado. Pero de lo que se trata es de palabras nuevas para esos desafíos que nos llegan desde el pasado y amenazan el futuro de los argentinos. Entre esas palabras nuevas se destaca la del vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, cuyas propuestas bonaerenses adquieren por sí misas de alcance nacional, en tanto promueven cambios de paradigmas en áreas tan sustanciales como lo son la educación pública y la recuperación de los puertos y el sistema de cargas, con el volumen que ello tiene para una economía de exportación como la argentina; aunque el peso específico de esas iniciativas podría estar fundado en un metodología, la de los foros ciudadanos como mecanismo de participación popular en la gestación de políticas públicas, toda una impronta que a poco permite ya hablar de mariottismo en tanto forma nueva de hacer política en esta República que hoy vuelve a estar en el centro de un ring no deseado, y sabedora de que no existe la posibilidad de paso atrás, si no una sola, la de rectos a las mandíbulas de la prepotencia imperial.
Por eso, atención a las palabras que siguen del propio Mariotto y pronunciadas el jueves último en la Isla Maciel, para reflexionar sobre la deuda y los fondos buitre con el padre Francisco "Paco" Olveira, militantes, vecinos del lugar y los académicos Andrés Asiaian y Rubén Telechea, quienes repasaron con dimensión histórica el proceso de endeudamiento desde 1955 en adelante, y la actual ofensiva de los fondos especulativos. "Ningún país se salva solo; o nos salvamos entre todos o no se salva nadie. Los ataques que sufrimos son un globo de ensayo para avanzar sobre los países periféricos y condenarlos a la explotación; pero eso no va a ocurrir porque hemos recuperado la solidez que han tenido nuestros libertadores", dijo el bonaerense, casi asumiendo lo que le toca, su irrupción como ejemplo de liderazgo político en el campo nacional y popular de nueva generación.
*, Escritor y profesor universitario
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