viernes, 4 de julio de 2014

› MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA Perpetua y cárcel común para los asesinos de Angelelli

En un fallo unánime, el Tribunal Oral Federal Penal 26 condenó a Menéndez y Estrella como autores mediatos de homicidio del obispo riojano y homicidio en grado de tentativa por el exsacerdote Arturo Pinto, quien acompañaba a Angelelli aquel 4 de agosto de 1976, en la camioneta que fue embestida en plena ruta para atentar contra la vida de ambos. Además, Estrella también fue condenado por asociación ilícita en calidad de organizador, al considerar que tuvo como objetivo encubrir el asesinato.
Los magistrados subrayaron que esos hechos "fueron consecuencia de una acción premeditada provocada y ejecutada en el marco del terrorismo de Estado" y, por lo tanto, consisten "delitos de lesa humanidad imprescriptibles e inamnistiables".
Los represores deberán cumplir la condena con cárcel efectivo en Córdoba y el tribunal ordenó la realización de una examen médico para comprobar que ambos exmilitares están en condiciones de cumplir su condena en esas condiciones.
Además, en otro punto relevante del fallo, los jueces consideraron el pedido de las querellas y pusieron a disposición la documentación producida sobre la actuación de los Cruzados de la Fe, un grupo de laicos terratenientes conservadores, que encabezaron la persecución y el hostigamiento sobre la diócesis de Enrique Angelelli antes y durante la última dictadura cívico-militar. Si bien el tribunal no ordenó abrir una investigación al respecto, dejó la puerta abierta para que el proceso se ponga en marcha.
Horas antes de la sentencia, por videoconferencia y desde Córdoba, Menéndez dijo que es "inocente", mientras que Estrella desafió: "No vengo a defenderme, sino a desenmascarar mentiras".
Angelelli murió el 4 de agosto de 1976 cuando conducía su camioneta de regreso desde Chamical, adonde había asistido a una misa de homenaje a dos curas y un catequista asesinados, y a la altura de Punta de los Llanos, sobre la ruta 38, el vehículo volcó. El sacerdote Arturo Pinto, quien acompañaba a Angelelli en el viaje, quedó inconsciente por el golpe, y luego relató que el vehículo fue cruzado por otros dos automóviles hasta que lograron hacerlo volcar.
El obispo sobrevivió al vuelco y su cuerpo quedó tendido en el pavimento, donde un rato después murió. Algunas versiones dan cuenta de que habría sido rematado a golpes en la cabeza en esa agonía.
Una primera investigación, realizada en la última dictadura, dijo que se había tratado de un accidente, pero la causa fue reabierta en 1984 en la Justicia provincial, sobre la base de los testimonios que aseguraban que se había tratado de un crimen.
Página 12

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