jueves, 2 de octubre de 2014

Cristina, el último Perón y los Estados Unidos

El historiador Horacio Bustingorry compara la actual relación del país con el país del norte y lo que ocurrió en 1973.
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Por Horacio Bustingorry
Las tensiones crecientes suscitadas con el gobierno de Estados Unidos nos retrotraen al año 1973. No por las prácticas de las JP ni por las acciones de las organizaciones político-militares, sino por rol asumido por el gobierno del FreJuli ante el proyecto de Ley de Inversiones Extranjeras. Las semejanzas son tales que en ambas coyunturas fueron duramente cuestionados los Encargados de Negocios de la embajada norteamericana.
En junio de 1973, el gobierno del FreJuLi, presidido por Cámpora y conducido por Perón envió al Congreso un proyecto de Ley sobre Inversiones Extranjeras. La normativa proponía limitaciones a la radicación de empresas foráneas según las necesidades del país, en algunas áreas directamente prohibía su actuación, y establecía férreas limitaciones al envío de remesas y la repatriación de capital. También cobraba un impuesto especial para las empresas que ya estuviesen operando y no quisiesen pasarse a la nueva legislación
Inmediatamente el Encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos, Max Krebs se apersonó en la Cámara de Diputados para cuestionar la iniciativa. No contento con eso, tiempo después envió una nota con tres memorándum al ministro de Hacienda y Finanzas, José Ber Gelbard, para pedir explicaciones sobre la iniciativa. La firme actitud del ministro rechazando la nota repercutió en el Congreso nacional y en el bonaerense. A principios de agosto la Cámara de Diputados de la Nación aprobó por unanimidad una declaración que pedía que se declare “persona no grata” al funcionario estadounidense. Entre los fundamentos sostenía:
-          “Que la República Argentina respetuosa de la libre determinación de los pueblos es una nación independiente de toda dominación económica extranjera y no se halla sujeta a la órbita de la influencia de ningún poder extraño.
-          Que en consecuencia repudia el contenido y forma de los citados documentos por constituir una intromisión inadmisible en asuntos que son de exclusiva competencia de los poderes del Estado argentino.
-          Que considera que el encargado de Negocios de los Estados Unidos de América se ha extralimitado en el ejercicio de sus funciones a través de una actitud que resulta lesiva a la soberanía y dignidad nacionales.
Por su parte la Cámara de Diputados de Buenos Aires argumentaba que la actitud del funcionario resultaba “lesiva a nuestra soberanía y al poder de decisión que nos corresponde como Nación emancipada de intereses internacionales.” Ante este panorama, la Cancillería emitió un comunicado donde consideraba “que hechos de esta naturaleza eran inaceptables y que no se tolerarían bajo ningún concepto” por ser “incompatibles con las relaciones que deben existir entre estados soberanos”. Por entonces, el gobierno nacional estaba a cargo de Raúl Lastiri, aunque siempre bajo la guía política del General.
La firmeza de los integrantes de otras fuerzas acompañando la iniciativa del gobierno contrasta con la posición antinacional asumida por muchos miembros de la oposición actual. En este punto, las diferencias con aquélla época son evidentes.
Pero en lo que hace a la defensa de la soberanía nacional por parte del Ejecutivo las similitudes también son innegables. Quiénes argumentan que el kirchnerismo nada tiene que ver con el peronismo deberían revisar la historia y luego llamarse a silencio. Los que en nombre del General quieren subordinar la Argentina a los poderes imperiales deberían analizar las políticas públicas del FreJuli en vida de Perón, compararlas con las actuales y sacar conclusiones. Ambos mandatarios debieron enfrentar la prepotencia norteamericana de manera semejante. Cualquier parecido entre ambas actitudes no es pura coincidencia.

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