jueves, 10 de julio de 2014

Sarlo y el debate sobre el Mundial ’78

En la nota “Mundial ’78, un tabú de la conciencia argentina”, Beatriz Sarlo subraya la posibilidad de aprovechar el período en el que transcurre Brasil 2014, para que en las escuelas, los estudiantes aprenden sobre la compleja trama que significó el mundial en Argentina durante la última dictadura.
alt
Por Gustavo J. Nahmías*
En la nota “Mundial ’78, un tabú de la conciencia argentina”, publicada en “Perfil” (8-6-14), Beatriz Sarlo subraya la posibilidad de aprovechar el período en el que transcurre Brasil 2014, para que en las escuelas, a través de diferentes abordajes, ya sean históricos, literarios o geográficos, los estudiantes aprenden sobre la compleja trama que significó el mundial en Argentina durante la última dictadura. Una tarea de comprensión que aspira a desanudar esa perversa conjunción entre el mundo del festejo y la desaparición como ejercicio que abona a la historia y a la memoria. Pero en el meollo de su artículo, la autora se  propone romper el “hechizo” para “juzgar” la “inconciencia cultivada de quienes sabían lo que estaba sucediendo” y aún así festejaron. Dificultosa tarea la de enjuiciar las conciencias y comprender la complejidad de motivos y sentimientos encontrados que habrían dado lugar a que muchos exiliados o personas que escribían notas y sabían lo que estaba pasando, decidieran como señala: “bajar la cortina durante dos semanas enajenadas”.
Sarlo, como en tantas otras notas o artículos, vuelve a la carga en su cruzada por defenestrar todo aquello que tenga un carácter nacional y popular y en su obsesión pierde la sutileza que tienen muchos de sus análisis. Para llevar a cabo su operación, agrupa en el núcleo central de su fundamento la distorsión que produce el nacionalismo en la conciencia del pueblo. Solo unos pocos, entre ellos la autora, pudieron mantenerse al margen de los sentimientos colectivos como el mundial ’78, al que define como nacionalismo deportivo y la guerra de Malvinas, como “nacionalismo territorial”.
El modo en que impone la ensayista su planteo, reduce la posibilidad de pensar los laberintos que presentan la historia y la política en la vida de un país como pudo ser la discusión que produjo Malvinas en el campo intelectual.
Como no podía ser de otro modo, Sarlo aprovecha para descalificar al gobierno nacional: “¿Por qué no se enseña esto en las escuelas, ya que muchos parecen preocupados porque los chicos aprovechen las horas entre partido y partido? En el país que el kirchnerismo ha convertido en Capital Planetaria de la Memoria, no se recuerda el ’78 como el Mundial de la dictadura”.
En este punto, quisiera detenerme. Creo que nunca, como en estos últimos diez años, se llevó adelante desde el Ministerio de Educación de la Nación, más específicamente del programa Educación y Memoria una producción tan prolífica de materiales como cuadernillos, libros, afiches, para trabajar con recursos didácticos en las aulas de las escuelas primarias y secundarias. Una apuesta educativa que se complementó con materiales gráficos, virtuales y audiovisuales dirigidos a la formación de todos los docentes del país a los fines de que profesores y estudiantes compartan elementos para reflexionar sobre el terrorismo de estado y la última dictadura militar.
El Mundial 78, así como Malvinas no fueron soslayados. En uno de los cuadernillos una foto de los tres militares festejando los goles de la selección argentina es acompañada por el epígrafe: “Festejo infausto”, y señala: “Emilio Eduardo Massera, Jorge Rafael Videla y Orlando Ramón Agosti, los integrantes de la Primera Junta Militar, festejan los goles de la selección nacional de fútbol durante la final con Holanda durante el mundial celebrado en Argentina en 1978. La fotografía fue tomada por Higinio González, fotógrafo de Presidencia de la Nación. A pocas cuadras del estadio de River donde se jugaba ese partido funcionaba la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) donde estaban detenidos-desaparecidos cientos de víctimas directas del terrorismo estatal. La victoria de la selección supuso uno de los momentos de mayor hegemonía por parte del gobierno de facto. Durante la celebración en la Plaza de Mayo muchos argentinos ovacionaron al general Videla cuando salió el balcón a saludar”.
Textos que cuentan sobre exiliados argentinos organizados en distintos grupos dedicados exclusivamente a la denuncia del terrorismo de Estado en el país; información sobre cómo el régimen dictatorial contrarrestó el reconocimiento de estas denuncias y desacreditó a estas organizaciones acusándolas de desplegar una “Campaña Antiargentina” a través de las consignas propagandísticas como “Los argentinos somos derechos y humanos” y operativos llevados a cabo por medios periodísticos que pretendían mostrar al público internacional las virtudes del “Proceso de Reorganización Nacional”, forman parte del material elaborado por el ministerio con dedicación y profesionalismo como no se había producido en ninguno de los gobiernos anteriores. La producción intelectual del programa también se aplica en la Provincia de Buenos Aires y en la infatigable articulación entre Municipios, Provincia y Nación, sobre la que permanentemente insiste el gobernador Daniel Scioli, el material sobre Educación y Memoria es de sumo valor en el trabajo para “pensar la dictadura” y también poder “pensar la democracia”.
*Subsecretario de Análisis Estadístico y Documental en DDHH Provincia de Buenos Aire

No hay comentarios:

Publicar un comentario