lunes, 19 de mayo de 2014

Las elecciones y la zona núcleo Por Eduardo Anguita argentina@miradasalsur.com

Daniel Scioli, Sergio Massa, Mauricio Macri, Hermes Binner o Julio Cobos. Ahí está el núcleo de quienes están posicionados en este tan temprano escenario electoral. En un segundo plano, al menos por ahora, hay un grupo de precandidatos entre los cuales hay bastantes más kirchneristas que opositores. La última reunión del Consejo Nacional del Justicialismo consagró un espacio para el pelotón de aspirantes a la Casa Rosada, quienes tendrán tiempo suficiente de aquí al sábado 15 junio de 2015 –cuando venza el plazo para oficializar listas que compitan en las PASO– como para bajarse, aliarse entre sí o bien hacer suficientes méritos para ser contendientes naturales de Scioli, quien ya tiene asegurado un lugar en esta carrera a la Casa Rosada. Ahí están Florencio Randazzo, Agustín Rossi, Sergio Urribarri, Julián Domínguez, Aníbal Fernández y Juan Manuel Urtubey.

Lo primero que cualquiera puede preguntarse, ya que estamos en la Argentina y no en Noruega, es si puede haber turbulencias de acá a las elecciones de octubre. La política siempre tiene imponderables pero habría dos frentes en los que podrían imaginarse problemas. El de los conflictos gremiales y sociales, por un lado, y el de la economía, por el otro. El parate productivo en varios sectores que provocó suspensiones es una advertencia pero, de momento, no amenaza en convertirse en despidos continuos. Hay retracción en el consumo pero también el Gobierno toma medidas para la inclusión social que a su vez estimulan la demanda. Esta semana pudo verse que la convocatoria de Hugo Moyano y Luis Barrionuevo tuvo más que ver con la política que con las demandas sindicales concretas. De allí que hayan sumado a Juan Carlos Blumberg y no a sectores de la CTA de Pablo Micheli. Por otra parte, no lograron una concurrencia nutrida como esperaban. Al rato, la Presidenta anunció una adecuación de las asignaciones familiares que, en el caso de la Asignación Universal por Hijo (AUH) es del 40%, por encima de cualquier pronóstico de la inflación del año en curso (ver la nota de Roxana Mazzola). Y, si bien todavía hay paritarias en curso, no parece haber motivos como para creer que habrá cortocircuitos a un nivel tal que afecten la vida institucional. En cuanto al conflicto de la línea Sarmiento, es un golpe a la sensibilidad social de muchos militantes gremiales ver a Rubén el Pollo Sobrero desfilando por los canales de televisión mientras los usuarios, trabajadores, viajan colgados peor que en un camión jaula. Flaco favor a quienes integran comisiones gremiales de izquierda y combativas. Desgraciadamente, la insensibilidad social no sólo es de los privilegiados económicos, de las minorías de poder, sino que también se puede registrar la desconsideración y la violencia verbal y física en infinidad de sectores. El desamparo social es grande. Las políticas inclusivas son condición necesaria pero no suficiente.

Como nota al margen, el documento de la Conferencia Episcopal respecto de la violencia, podría haberse diseccionado hacia otro lado por parte del Gobierno. En vez de hacer consideraciones sobre las dictaduras, la respuesta podría haber sido pedir oficios de mediación, por qué no, en temas como el del Sarmiento y en tantos otros donde los obispos pueden poner los pies en el barro, como los ponen el Padre Pepe y tantísimos otros curas y seguramente obispos. El estilo de la Presidenta y de quienes aparecen como sus principales voceros es de marcar la cancha entre propios y ajenos en vez de involucrar, entreverar y hacer partícipes a otros. Y eso, en este último tramo de gestión no parece dar resultados positivos. El escenario de los anuncios de Estado, como lo de la AUH, es de tenor partidario, tanto por quienes son invitados a escucharlo como por la nutrida y entusiasta barra juvenil que luego escucha las palabras de Cristina desde el jardín interior de la Casa Rosada.

Volviendo a lo económico, que también es político, el Gobierno está tratando de poner orden a las estadísticas y eso significa, en buena hora, hacer frente a varios problemas. Uno es la deuda que queda en cuanto a la falta de datos oficiales sobre pobreza e indigencia. Al respecto, un reciente informe del instituto Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra), de la CTA conducida por Hugo Yasky, afirma que en 2013 la pobreza afectó al 17,8% de la población mientras que la indigencia afectó al 4,2%. Lo interesante es que el trabajo, dirigido por Eduardo Basualdo, toma como fuente la Encuesta Permanente de Hogares del Indec y el Índice de Precios al Consumidor de nueve provincias. Ahora bien, cuando el Indec haga el empalme de datos con los nuevos criterios de medición, si es que los hace, seguramente los datos de pobreza van a llevar a Cifra a adecuar sus propias mediciones. En cualquier caso, este instituto ya parte de una cifra tres veces mayor que los índices ya publicados. Desde ya que la cuestión no es perderse en el laberinto de las estadísticas. Pero esa manipulación sostenida durante años indica también cuántas cosas hay para corregir en la Argentina en materia de conductas. El espacio público son los datos oficiales confiables y debería ser también que las oficinas públicas, en especial la Casa de Gobierno, contemplen una apertura al arco de ideas, pertenencias y también de representaciones.

Esta semana hubo distintas interpretaciones sobre la reunión entre Cristina Fernández y Mauricio Macri, revelada por la Presidenta. Algunos pretenden que Cristina preferiría ser sucedida por un gobierno de derecha o centro derecha como para encontrar un terreno fértil en 2019. Parece ciencia ficción, pero es cierto que muchos analistas y no pocos candidatos se alimentan de la pura imaginación o de las series televisivas como House of cards, que debería traducirse como castillo de naipes y no como casa de juego. Para casas de juego, casinos y tragamonedas ya hay bastante en la Argentina y cuentan con sus propias redes de televisión. Respecto de la reunión con Macri, no deja de sorprender la historia de Pedro Robledo, un joven que saltó a la escena pública por un hecho de violencia, precisamente. Robledo, cobró notoriedad porque estaba en San Isidro en una fiesta, toda gente paqueta, y le pegaron porque estaba con otro muchacho de la mano. Es interlocutor de Lanata, de 6-7-8, de Cristina, de Facundo Moyano y de Macri, por supuesto, porque es militante del PRO. Esta semana, en un programa de televisión salió a defender a los militantes de La Cámpora que estuvieron en las inundaciones de La Plata y también habló de la fórmula que le gustaría para 2015 (Macri-Michetti). De no haber sido por la eventualidad de los puñetazos, este muchacho no hubiera saltado a la televisión. Y es una muestra bastante palpable de algo que está por debajo de la escena que buena parte de la dirigencia política se construye.
Quien escribe estas líneas cree que Scioli tuvo y tiene políticas de inseguridad y no de seguridad en el territorio bonaerense. Sin perjuicio de eso, es el dirigente político que por lejos construye el discurso menos confrontativo y más eficaz. Nadie puede decir que sea progresista. Se subió a un avión para visitar al colombiano Álvaro Uribe, una expresión de la derecha feroz latinoamericana. Pero Scioli habla con todos y hasta debe tener un traje antiflama para las críticas frontales.

Una última consideración respecto de los desafíos de fondo y no de forma o de estilo. La Argentina tiene déficit fiscal y se debe un debate sobre cómo deben repartirse los impuestos nacionales entre el Estado central y los estados federales más la Ciudad de Buenos Aires. Sin perjuicio de eso, también las provincias de la Pampa Húmeda se deben un debate sobre cómo gravan el impuesto inmobiliario rural. Un reciente libro del investigador de la Universidad de General Sarmiento Alejandro López Accotto, Finanzas provinciales e impuesto inmobiliario en la Argentina, brinda datos sustantivos para entender el retraso que existe en la actualización de los gravámenes a las propiedades rurales. La provincia donde menos se actualizó en las últimas tres décadas es Córdoba. En Buenos Aires, en 1983, el inmobiliario rural constituía el 36% de la recaudación provincial, ahora es el 6%. Preguntado el autor cuánto incide la reforma provincial que hizo que “los gringos tiraran las chatas en 7 y 51” (la expresión de los estancieros, liderados por Hugo Biolcati, de cómo hicieron un piquete y destrozos en la Legislatura hace exactamente dos años atrás), López Accotto dijo algo así como que cuando se hace la plancha tantos años, cualquier avance progresivo es tomado como un saqueo. El libro muestra que, inversamente a la menor presión fiscal –a escala provincial– las unidades productivas de la Pampa Húmeda tuvieron altísimos niveles de producción, de renta y, por supuesto, de revaluación de precios de mercado. Volviendo al espacio público, sería interesante que los debates no eludan estos temas, que son vitales para la Nación, y que los alineamientos se hagan de la manera más ordenada posible. Hay muchos empresarios rurales o de productos industriales vinculados al agro que no se dedican a tirar las chatas en las legislaturas. Y hay varias entidades rurales que tienen flor de contradicciones al interior. Al respecto, en la Federación Agraria Argentina es un secreto a voces que Eduardo Buzzi tiene diálogos frecuentes con el gobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri. Entre otras cosas para hablar de retenciones segmentadas, tal como se había hablado en Diputados durante los ríspidos días de la Resolución 125. Algunos recuerdan que las modificaciones que introdujo la Cámara baja y que finalmente no votó el Senado por el voto no positivo de Cobos, tenía precisamente esas retenciones segmentadas. Una lógica básica: niveles de productividad, dimensión de la unidad productiva, distancia a puertos. En fin, un poco de lógica en medio de mucha hojarasca. Aquella votación, impulsada por el entonces jefe de la bancada oficialista, Agustín Rossi, tuvo también un abrazo suyo con Buzzi.

Abrazo, medalla y beso. Así se dice cuando falta poco para el Mundial. Pues bien, la Argentina necesita equipos no sólo para Brasil, sino para la Argentina misma. Y los equipos se hacen con gente distinta, con diferentes habilidades y capacidades.

18/05/14 Miradas al Sur


Superando todo pronóstico

Por Roxana Mazzola. Licenciada en Ciencia Política de la UBA. Directora Ejecutiva del CEDEP.
argentina@miradasalsur.com

Frente a la fuerte disputa distributiva de los últimos meses, el aumento de la AUH expresa la convicción del Gobierno Nacional de perseverar en continuar promoviendo una justicia social a favor de los que menos tienen y de los trabajadores de la Argentina.

Desde fines de 2009, cuando la Asignación Universal por Hijo (AUH) fuera creada, al presente, el proceso seguido ha superado todo pronóstico en su contra, demostrando que la medida es parte de un nuevo paradigma a favor de la infancia y sus familias.

Contrariamente a los pronósticos que negaban que la asignación sea un programa superador de los focalizados de los ’90, expreso en las dudas sobre las posibilidades de continuidad de la medida o que su monto no se actualizaría como sucedía con los planes sociales de los ’90, su monto se ha actualizado 5 veces desde 2009, una vez por año, y es el más alto en medidas del tipo en América latina y con la mayor inversión.

En noviembre de 2009 era 180 pesos por hijo pasando a ser en octubre de 2010 de 220 pesos (22,2 por ciento de suba), en octubre de 2011 se ubicó en 270 pesos (22,7 de suba), en septiembre de 2012 pasó de 270 pesos a 340 pesos (25,9 por ciento más), en mayo de 2013 pasó de 340 pesos a 460 pesos (35,3 por ciento de incremento) y con el anuncio actual, en mayo de 2014, pasa de 460 pesos a 644 pesos (40 por ciento de suba). En este anuncio como en los previos se aumentaron también los topes de asignaciones familiares. Recordemos también que el monto de la AUH y por embarazo equivale al monto más alto que cobran quienes perciben Asignaciones Familiares contributivas.

Cada uno de estos aumentos, que implica una inyección de recursos de gran envergadura a nivel local y que expresa la recuperación del rol esencial del Gobierno Nacional en la nivelación de inequidades en el marco de un país federal, ha sido acompañado de un pedido de no generar conductas especulativas en la fijación de precios para no esmerilar el poder adquisitivo de estos aumentos.

Además debe recordarse también que ante los que decían que era un hecho positivo pero aislado, esta medida en su ejecución en estos últimos 4 años se fue articulando con un conjunto de otras acciones orientadas a la niñez y adolescencia y sus familias. Desde las que refieren a los beneficios de seguridad social, como las asignaciones familiares de los formales, hasta otras como el Plan Nacer-Sumar garantizando cobertura de salud; la nueva ley educativa nacional, el Conectar Igualdad, garantizando acceso a nuevas tecnologías; el voto a los 16 y, más recientemente, el nuevo programa para jóvenes Progresar.

También frente a los que objetaban su universalización, ésta fue ampliando su cobertura como por ejemplo a las embarazadas, a más niños, a más sectores de la población, superando inequidades.

¿Esto basta? Claramente no, se abren nuevos desafíos y prioridades a nivel nacional y sobre todo en los niveles subnacionales para incidir sobre la desigualdad social aún presente. Estos desafíos involucran el compromiso no sólo del Gobierno Nacional, sino también de las provincias, municipios y comunidades en general. Entre ellos sobresale que hay que trabajar en:

Perfeccionar la AUH y continuar consolidando la concepción amplia de seguridad social.
Promover la apropiación, el derecho a la participación e instancias de representación y organización de la infancia y adolescencia, así como de otros sectores de la población que son los más perjudicados por la desigualdad aún presente, como las mujeres que trabajan y sectores informales.
Igualdad de hombres y mujeres en las relaciones familiares.
Acceso universal y calidad en la educación para la primera infancia.
Doble escolaridad, terminalidad y calidad del secundario.
Nuevas metodologías pedagógicas en la educación.
Cobertura de salud universal.
Urbanización de villas y asentamientos precarios.
Trabajo y economía del cuidados.
Reforma tributaria que promueva un impacto aún más progresivo.
Desafíos político- institucionales en articular las políticas con la familia actual, como “unidad”, precisión del rol de los diversos niveles de Gobierno en políticas a favor de la equidad, mejora de capacidades de gestión subnacionales y mayor evaluación de las políticas públicas.

Más allá de estos desafíos que no pueden abordarse de forma aislada de un contexto internacional más complejo y coyuntura local de fuerte disputa distributiva, este anuncio expresa una decisión política que entiende que hay un rol indelegable del Estado en sostener la transformación social y mejorar la justicia distributiva. Los anuncios de aumento de las asignaciones familiares de hoy, el aumento de las jubilaciones último, de la ayuda escolar, la creación del Progresar, la política de precios cuidados son expresiones al respecto.

El libro Nuevo paradigma. La Asignación Universal por Hijo en la Argentina, que fuera publicado por Editorial Prometeo, presentado en 2013 que agotara la 1ª edición y saliera una 2ª, profundiza el análisis sobre estos aspectos, destacando la importancia crucial de hacer frente al desafío de la justicia social.

18/05/14 Miradas al Sur

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