sábado, 31 de mayo de 2014

DISCOS › LA FIEBRE DE LAS REEDICIONES AMPLIADAS ESTA MUY LEJOS DE EXTINGUIRSE Siempre puede editarse algo “nuevo”

 Por Pierre Perrone *
Las reediciones remasterizadas del catálogo de Led Zeppelin fueron hechas por el mismo Jimmy Page.
En una época, si uno era un fanático de Bob Dylan, Rolling Stones o Led Zeppelin y quería escuchar algo más de su artista favorito, la única opción era ponerse a buscar grabaciones piratas como Great White Wonder, Live’r Than You’ll Ever Be y Live on Blueberry Hill en los polvorientos rincones de las disquerías alternativas que se atrevían a ofrecerlas. El negocio de los productos pirata actuaba en espejo a la evolución de la industria musical legítima, a medida que se popularizaban el casete y el CD en los años ochenta y noventa, pero los fanáticos de Bruce Springsteen, Queen y Prince seguían teniendo que hacer el trabajo duro.
De todos modos, en las últimas décadas, los aficionados a The Who, Elvis Costello y REM la tuvieron más fácil, a medida que esos artistas revisitaban sus propios catálogos y lanzaban ediciones aniversario ampliadas con una cantidad creciente de material previamente descartado y bonus tracks. Por supuesto, no fue barato: de manera acorde, esos lanzamientos fueron subiendo su precio. Uno a uno, los artistas fueron siguiendo los pasos de Dylan y su The Bootleg Series (que ya llegó a diez volúmenes), y la trilogía Anthology lanzada por The Beatles en los ’90. Incluso músicos hasta no hace tanto reticentes al tema como Pink Floyd lanzaron lujosas reediciones bautizadas “Experience” e “Inmersion” de The Dark Side of the Moon, Wish You Were Here y The Wall in 2011, y en breve verá la luz un revaluado álbum aniversario de The Division Bell, último disco de la banda.
A su vez, The Rolling Stones finalmente abrieron en 2009 las bóvedas para armar una edición 40º aniversario de su mítico disco en vivo Get Yer Ya-Ya’s Out, y completaron tracks largamente olvidados para aumentar sus clásicos Exile on Main Street en 2010 y Some Girls en 2011. “Las cajas, las cajas importantes”, respondió Keith Richards en 2009 cuando se le preguntó por la cantidad de material que podría ver la luz del día. “Nadie escribe un disco del track 1 al 12 y dice ‘listo, ya está’. Es un proceso continuo. Hubo material de Sticky Fingers que fue a parar a Exile, y de uno u otro hubo cosas que fueron a Goats head soup”, dijo el guitarrista sobre los discos del período 1971-1973. Desde 2011, los Stones han lanzado media docena de discos en vivo “históricos” como descargas digitales, pero la edición de lujo de Sticky Fingers, que incluiría un concierto en la Universidad de Leeds transmitido por Radio One en 1971, podría ser el próximo paso lógico.
No se trata sólo de Mick Jagger grabando voces para los out takes de los ’70. Manipular viejas cintas para convertirlas en lanzamientos flamantes es algo que se viene haciendo desde que Buddy Holly murió en un accidente de aviación en 1959 y el manager Norman Petty hizo sobregrabaciones en “Peggy Sue got married” para continuar la cadena de hits británicos del rocker. Más de una docena de discos de Jimi Hendrix han aparecido desde su muerte en 1970, aunque el productor Eddie Kramer aseguró que el People, Hell and Angels editado el año pasado será el último de la serie. Aun así, todavía hay más material en vivo de Hendrix esperando su turno, mientras que ya se conocieron unos tentadores fragmentos de los demos Black Gold que el guitarrista le dio al baterista Mitch Mitchell. El rapper Tupac Shakur fue el centro de seis discos póstumos desde su asesinato en 1996, incluyendo Loyal to the game, producido por Eminem en 2004. Un acercamiento similar de maquillaje contemporáneo fue utilizado para los dos discos de Michael Jackson aparecidos desde su muerte en 2009; con más de cien tracks en el archivo, incluyendo tres colaboraciones con Freddie Mercury y varias composiciones de Rod Temperton, aún no se ha escuchado lo último del Rey del Pop.
En los setenta, Led Zeppelin se hizo famoso por un sonido que conquistó al mundo, y también por su comportamiento fuera del escenario. Pero a menudo se olvida el estricto control de calidad que la banda ejerció sobre su producción musical. El grupo no permitió que se editaran singles en Gran Bretaña, mientras que su legendario manager Peter Grant usó tácticas de mano dura para, literalmente, quebrar a los piratas. Aun así, el próximo martes verán la luz las reediciones de Led Zeppelin I, II y III, remasterizadas por el guitarrista Jimmy Page, cada uno acompañado por un disco con material de audio adicional de cada período correspondiente. Esto incluye mezclas alternativas, tres canciones inéditas y un abrumador set en vivo grabado en el Olympia de París en 1969, transmitido por la estación radial francesa Europe 1. Como ávido coleccionista de piratas, Page encontró en Japón un CD de la repetición que en 2007 se hizo de la transmisión francesa, y siguió la pista hasta las cintas originales: la próxima semana el músico aparecerá en un evento que presentará las reediciones en el mismo Olympia.
Pete Flatt, uno de los principales empresarios independientes de Relaciones Públicas y especialista en catálogos desde 1998, está actualmente supervisando las campañas de REM’s Unplugged: The Complete 1991 & 2001 Sessions y Tales of Old Grand-Daddy, un disco de 1973 de The Marcus Hook Roll Band, banda en la que tocaban la guitarra los hermanos Angus y Malcolm Young, junto a su hermano mayor George Young y Harry Vanda, de The Easbyeats. “Es un intrigante proyecto pre-AC/DC, que atrajo un montón de interés”, dice Flatt. “El negocio de las reediciones tiene un futuro saludable. Los sellos y los artistas se ponen más fastidiosos en la preparación, pero se involucran. Algunos músicos son futuros clásicos, Basta mirar los ochenta: Gary Numan, Grace Jones y The The sólo fueron revalorizados en los últimos tiempos. La reedición de Definitely Maybe de Oasis es interesante. Es un ciclo de veinte años.”
Steve Bunyan, director de marketing en Union Square Music, que le ha dado nuevo vigor al catálogo de Madness, Slade y el sello Stiff Records, trabaja en una edición 30º aniversario de Welcome to the Pleasuredome, de Frankie Goes to Hollywood. “Contendrá material inédito de audio y video, un libro, el LP doble original y algunas otras sorpresas”, dice. ¿Pero cuándo algo es demasiado? El año pasado, The Waterboys lanzaron Fisherman’s Box, una exhaustiva caja de siete CD que documentan la evolución de su disco de 1988 Fisherman’s Blues a través de 121 tracks, la mayor cantidad que se haya grabado jamás para un único proyecto. Fue armado por el líder de la banda, Mike Scott, quien dice que “el trabajo fue dirigido por el carácter y la cantidad de material con la que tuve que trabajar, nada más”.
Con ciertos conocidos perfeccionistas como Roxy Music, The Eagles, Steely Dan y Stevie Wonder en la lista de los que aún no han revisado su catálogo, el fondo del barril aún está bien lejos. Para el buscador de colecciones completas, bien se puede citar a otro clásico de los Stones y recordar que “no siempre se puede conseguir todo lo que se quiere”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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