Por Enrique de la Calle
El conflicto por la basura se trasladó en las últimas semanas a las puertas de la municipalidad de Quilmes. El intendente Francisco Gutiérrez acordó el final del contrato que el distrito tenía con Covelia. En la mesa de negociaciones estuvo sentado el gremio de Camioneros, que conducen Pablo y Hugo Moyano. Éstos últimos, aseguraron, exigieron por la suerte de sus representados, los recolectores (en nota aparte, ver entrevista a Marcelo Aparicio, secretario gremial del sindicato). Es habitual que Covelia y Camioneros negocien en tándem con los jefes distritales. No pocas voces hablan de una relación que incluye la sociedad económica.
Desde el gobierno local, explicaron la decisión de rescindir desde la racionalidad administrativa. En manos estatal, el servicio cuesta varias veces menos que el brindado por privados. En 2013, Quilmes pagó alrededor de $ 80 millones. Se especula que ese número podría descender hasta los 15 millones. En nota aparte, se describe cuánto y a qué empresas le pagan los distritos.
Desde Camioneros pidieron por los salarios de sus afiliados, superiores al de los municipales, gremio al que pertenecerán de ahora en más. Ese reclamo fue aceptado por Gutiérrez. La cuestión salarial propone un desafío para los municipios, con los salarios más bajos del sistema público. En el dossier, la posición de Rubén García, del gremio de municipales bonaerenses: “La plata que se ahorran deberían distribuirla entre el resto de los trabajadores municipales”.
Basura, ¿qué hacer?
En 1978 la dictadura creó el ente estatal CEAMSE, que se ocupa de la gestión de los residuos en Capital y Gran Buenos Aries. En el organismo conviven representantes de las diferentes jurisdicciones, que son los encargados de definir las políticas en la materia.
Desde su creación, el CEAMSE se caracterizó por una lógica que se basó en la disposición final de la basura en rellenos sanitarios. Casi cuatro décadas después esos depósitos a cielo abierto están colapsados y representan un serio problema en términos sanitarios y ambientales.
Ante ese contexto, urge diseñar acciones que apunten a la disminución de los residuos y la búsqueda de alternativas a la disposición final. En el dossier, el especialista Francisco Suárez defiende la municipalización de la gestión mientras propone su articulación con el movimiento de cartoneros, el único actor preocupado por la recuperación de los desperdicios.
Con sensatez, los municipios empiezan a poner la lupa sobre un servicio que hoy ceden a los privados y que les cuesta muy caro. Mientras tanto, deberán actuar con rapidez para mejorar el modo en que gestionan las miles de toneladas de basura que diariamente se producen en sus territorios. Esos residuos no pueden esconderse debajo de la alfombra.
APU
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