sábado, 24 de mayo de 2014
De la "mala leche" a la "buena onda"
El ceremoniero papal Guillermo Karcher pasó en pocas horas de advertir sorpresivamente que la carta de Francisco a Cristina era "trucha" y "de mala leche", a que se trata de "un telegrama" protocolar que el Vaticano envía por la fecha patria. Y a desear un 25 de Mayo con "buena onda".
Antes de que el obispo argentino que trabaja desde hace más de 20 años en el Vaticano se desdijera públicamente, los principales diarios nacionales dieron por cierto que la carta era falsa, pese a que el gobierno nacional aseguraba haberla recibido de la nunciatura, en un sobre lacrado, con número de expediente y por la vía normal.
Redactores y editorialistas de Clarín y La Nación se regodearon con un supuesto "escándalo", un "papelón", que enturbiaría nuevamente la relación del gobierno con la Iglesia, en vísperas del anunciado retorno de la presidenta de la Nación al tradicional tedeum de la Catedral metropolitana.
Pero el papelón lo hicieron en realidad Karcher y los medios, además de darle un dolor de cabeza al Papa cuando estaba con un pie en el avión que lo conduciría a Tierra Santa.
El experimentado ceremoniero vaticano no constató correctamente sus sospechas de que la misiva era falsa y los periodistas que colgaron de su sotana tampoco se preocuparon por confirmar la supuesta truchada en la nunciatura local. La paranoia de Karcher fue estimulada por un llamado del ex jefe de prensa del arzobispado de Buenos Aires, Federico Walls, quien le envió la misiva para que constatara su veracidad. Luego Karcher llamaría a Walls para confirmar o desmentir la nota por C5N, donde trabaja ahora el ex prensero.
Sería un tanto inocente suponer impericia en el experimentado funcionario papal y en los comentaristas de los medios más importantes, sino que parecen haber primadolos deseos a la precisión informativa. No se atuvieron a los más mínimos protocolos de sus respectivas actividades, tal vez entusiasmados con la idea de complicar al gobierno.No toleran que el Papa no integre el círculo rojo.
Para descalificar la nota,Karcher llegó a afirmar que el propio Papa le había confirmado que la carta no existía, cuando en realidad parece haberse comunicado apenas con el secretario privado de Francisco, Fabián Pedachio.
Con un pie en el estribo del avión que lo llevaría a Tierra Santa, Francisco se preocupó de aclarar personalmente el entuerto para salvar su relación con la presidenta. Quienes conocen los vericuetos vaticanos admiten la posibilidad de que el Papa ni siquiera haya leído la nota protocolar,que se envía a cada Nación en sus respectivas fechas patrias. Después de todo, el texto –que incluyó la curiosidad de un tuteo a la presidenta y un inusual encabezamiento con su nombre de pila– no es más que una clásica exhortación cristiana a la paz y la convivencia. Francisco llamó al embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, a quien le ratificó la veracidad de la misiva, le pidió que se lo comunique a Cristina y que divulgue los términos de la entrevista.
Fue la segunda vez en dos semanas que debió desarticular una operación de prensa que podía llegar a complicarle la relación con Cristina Fernández, luego del esfuerzo realizado para reencauzar los años de desencuentro con el kirchnerismo, cuando era arzobispo de Buenos Aires.
Aquella relación tormentosa se alimentó con sus críticas al gobierno y con las sospechas acerca de su actuación durante la dictadura. Néstor Kirchner decidió eludir los retos y marchó cada 25 de Mayo hacia una iglesia del interior. Todo se complicó más cuando el vicario castrense, monseñor Antonio Baseotto, propuso tirar al mar "con una piedra en el cuello" al ministro de Salud, Ginés González García, quien apoyaba la legalización del aborto. Kirchner echó al vicario militar, pero Bergogliolo defendió.
El arzobispo porteño tendría una revancha política cuando logró que el obispo jesuita de Iguazú, Joaquín Piña, frenara al gobernador misionero aliado a Kirchner, Carlos Rovira, quien pretendía instituir la reelección indefinida.
Pero el santacruceño le devolvió el golpe cuando lideró con entusiasmo la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario.
Cuando Bergoglio se convirtió en Francisco, los medios opositores se frotaron las manos. La presidenta saludó fría y formalmente al nuevo Papa en un discurso pronunciado desde Tecnópolis, frente a militantes de La Cámpora que silbaron al nuevo Papa.
El ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, le anticipó a un amigo que renunciaría porque "estaré loco, pero no tanto como para pelearme con el Papa".
Sin embargo, el choque que esperaban los opositores no se produjo. Cristina cambió el rumbo y Bergoglio se mostró amplio y generoso. La presidenta viajó a la consagración acompañada por la abogada Alicia OIiveira, que sostiene que Bergoglio actuó correctamente durante la dictadura, contra la posición del presidente del CELS, Horacio Vertbisky, que sostiene lo contrario. El Papa se lo agradeció y nació allí una nueva relación.
Días atrás, cuando los obispos emitieron el documento que los medios hegemónicos presentaron como una crítica al gobierno porque "la sociedad argentina está enferma de violencia", el Papa le pidió al obispo Joaquín Sucunza que asistiera a la reunión de los prelados encabezados por monseñor José María Arancedo con la presidenta, para explicarle claramente que el documento no tenía la intención de ser una crítica al gobierno. También se atribuye a Francisco el hecho de que el rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), monseñor Victor M. Fernández, acusara a los medios opositores de presentar al documento episcopal como una crítica al gobierno, en lugar de interpretarlo como un llamado a la responsabilidad de cada uno de los argentinos. El diario Página 12 publicó una nota de Fernández en la que el obispo señaló "la violencia de no saber leer".
Presionado también por la interpretación sesgada de los medios opositores, no pocos funcionarios y militantes kirchenristas cayeron en la trampa y repelieron lo que consideraron un ataque de la Iglesia, en lugar de reconocer que, efectivamente, desde el fusilamiento de Dorrego hasta el del padre Mujica, pasando por el bombardeo sobre Plaza de Mayo ejecutado por aviones que llevaban la inscripción Cristo Vence en sus alas, la sociedad argentina es violenta. Y que aquella violencia política ha mutado hoy hacia una microviolencia cotidiana, favorecida por la exclusión generada por las políticas neoliberales y por la droga. Pero es sumamente injusto cargarle al kirchnerismo la responsabilidad exclusiva del delito y la violencia
Con todo, el episodio quedó zanjado luego de las explicaciones de los obispos a Cristina. Pero cuando las aguas se habían aquietado y la presidenta se preparaba para volver a un tedeum en la Catedral metropolitana, tras diez años de faltazos, surgió este desaguisado que fue convertido sin cuidado alguno por los medios en "un escándalo", en "un papelón".
Cuando el Papa dio certeza de que la nota era fidedigna, en el entorno presidencial se interpretó que, en realidad, se intentó evitar el regreso de Cristina a la Catedral, un gesto que en realidad escenifica la nueva relación
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