miércoles, 10 de septiembre de 2014

Terminó el juicio oral por el caso del nieto restituido Pablo Gaona Miranda Tres condenas por una apropiación

Raquel Alí Ahmed y Salvador Giribone, que anotaron a Pablo Gaona Miranda como hijo propio, recibieron seis y ocho años de prisión. Al militar Héctor Giribone, que les entregó el niño, también le dieron ocho años.

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Pablo Gaona Miranda es hijo de Ricardo Gaona Paiva y María Rosa Miranda y recuperó su identidad en agosto de 2012.
Por Ailín Bullentini
Presenció cada una de las audiencias que conformaron el debate oral en torno de su historia. Pablo Gaona Miranda, quien hasta agosto de 2012 pensaba que era Leandro Giribone, hijo adoptivo de Raquel Alí Ahmed y de Salvador Giribone (aunque anotado como propio), ahijado de Héctor Giribone, se consideró “en calma” ayer, luego de que el Tribunal Oral Federal Número 5 encontrara a la mujer y a los hombres culpables de su apropiación y del ocultamiento de su verdadera identidad. “Se hizo justicia”, apuntó el nieto recuperado 106, mientras abandonaba los Tribunales de Comodoro Py. El fallo de los jueces Gabriel Nardiello, Oscar Hergott y Adriana Palliotti siguió la línea de las acusaciones, cuyos alegatos calificaron el robo de Gaona Miranda cuando niño y el ocultamiento de su identidad como delitos de lesa humanidad, pero las penas impuestas, de seis años para la mujer y ocho para los hombres, fueron sensiblemente menores que las solicitadas por la fiscalía y la querella de Abuelas de Plaza de Mayo, que exigieron condenas de entre 13 y 15 años de cárcel. Los magistrados darán a conocer los fundamentos de su decisión el próximo martes.
Durante dos meses de debate oral, el testimonio de una decena de testigos y el aporte de varios documentos reveladores proyectaron frente al TOF 5 la historia de Gaona Miranda: en agosto de 1978, cuando tenía sólo un mes de vida, fue secuestrado junto a sus padres, Ricardo Gaona Paiva y María Rosa Miranda, militantes del ERP, mientras viajaban rumbo a una reunión familiar en Villa Martelli. Un mes después se convirtió en el tercer hijo del matrimonio Giribone-Ahmed quienes, con la ayuda de un certificado de nacimiento falso, lo inscribieron como propio. Durante 34 años se llamó Leandro, hasta que el 1º de agosto de 2012, el resultado positivo del análisis que realizó el Banco Nacional de Datos Genéticos lo devolvió a la verdad.
Para el TOF Número 5, Salvador Giribone y Raquel Ahmed son igualmente responsables del delito de “ocultamiento y retención de un menor de 10 años”, así como de la “alteración” de su estado civil. A él, además, lo culpó de haber cometido “falsedad ideológica de documentos públicos”, por haber firmado el certificado de nacimiento falso. Por eso, la apropiadora deberá cumplir seis años, mientras que él, dos más.
Pero la figura más importante del caso es Héctor Giribone, el hombre que funcionó como amalgama para unir el origen de Pablo Gaona Miranda y su destino compulsivo en la casa del matrimonio condenado. Giribone es, además del primo del apropiador y a quien el matrimonio nombró padrino de Pablo Gaona Miranda, militar. Cumplió tareas en el norte del país, en el marco del Operativo Independencia y, para el año en el que el nieto recuperado 106 fue apropiado, se desempeñaba como jefe del área de Inteligencia de la Escuela de Caballería de Campo de Mayo. Además, quedó demostrado a lo largo del debate oral mediante la comparación de sus legajos de fajina que Giribone trabajó durante gran parte de su carrera militar con el médico Ricardo Lederer, quien firmó el certificado de nacimiento falso con el que fue inscripto Pablo como Leandro. El tribunal ponderó de esa manera el rol de Giribone en la historia de Gaona Miranda y lo identificó como “partícipe necesario” en su ocultamiento y retención, así como en la falsificación de su certificado de nacimiento. Lo condenó a ocho años de cárcel.
A Pablo Parenti, que compartió la fiscalía junto a Guillermo Friele, le quedó “el sabor amargo de las penas, que no reflejan la gravedad de los hechos”. A los delitos analizados en el debate oral que culminó ayer les corresponde una escala de entre cinco y 15 años de cárcel. “Gaona Miranda vivió 34 años bajo una mentira, a lo que debemos añadir la alteración de su identidad. Si en este caso no se aplican las penas más graves, ¿en cuáles?”, se preguntó Parenti. En ese sentido, remarcó que las bajas penas en este tipo de casos “no son un hecho aislado” y llamó a “reflexionar sobre el tema”.
Si bien reconoció que la querella esperaba penas mayores, Alan Iud, uno de los abogados representantes de Abuelas de Plaza de Mayo en el juicio, evaluó positivamente la sentencia “en un país en donde hubo impunidad durante tanto tiempo”. Sobre todo, destacó la evaluación que los jueces realizaron del rol de Héctor Giribone: “Creyeron en la palabra de Pablo, que fue una prueba decisiva para sostener la acusación en su contra junto a otra serie de elementos consistentes con esa versión”, evaluó. Cabe remarcar que la de ayer es la primera condena que recae sobre este personaje que, hasta hace tres meses, cumplía tareas administrativas en el Ejército Argentino. “La lectura que se hizo de su legajo, su participación en el Operativo Independencia, las tareas que cumplió en Campo de Mayo y las propias declaraciones que realizó en el juicio abren puertas para que la Justicia lo siga investigando por delitos de lesa humanidad”, advirtió el abogado.
Ayer a la mañana, durante la posibilidad que el tribunal les otorgó a los acusados para hablar antes del fallo, Giribone no sólo negó que el robo de Gaona Miranda a sus papás, que continúan desaparecidos, sea un delito de lesa humanidad, sino que además realizó una amplia defensa del accionar de las fuerzas de seguridad durante el terrorismo de Estado. “La apropiación de bebés no es un delito de lesa humanidad, no hubo plan sistemático ni hubo prácticas ilegales. Todas son conjeturas sin pruebas”, se despachó el militar.

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