José Guillermo Capdevila, ex director de Asuntos Jurídicos del Ministerio de
Economía.
Cuando habló ante el fiscal, Capdevila dio un testimonio favorable al
vicepresidente Boudou en la causa. El juez Casanello decidió que, cuando regrese
al país, se lo incluya en el programa de protección de testigos.
Por Raúl Kollmann
La salida del país de José Guillermo Capdevila, ex director de Asuntos Jurídicos
del Ministerio de Economía, produjo ayer una asombrosa cobertura mediática. El
ex funcionario manifestó estar amenazado y dijo que su vida corre peligro por su
declaración en la causa Ciccone. En verdad, Capdevila fue un testigo favorable
al vicepresidente Amado Boudou, ya que dijo en su momento que ningún funcionario
le pidió que dictamine en un sentido u otro y, además, que lo que firmó Boudou
coincidía con lo que él sugirió. Ayer, en declaraciones radiales, trató de
torcer –aunque levemente– su declaración original en la causa, sosteniendo que
Boudou no le había hecho caso. Su denuncia por amenazas también es curiosa:
nunca la hizo en la policía ni ante el juez, no dijo a qué hora ocurrió, sostuvo
vagamente que fue en las inmediaciones del Rosedal. Tuvo nitidez para decir que
allí no hay cámaras, pero al mismo tiempo no pudo describir ni la ropa ni
ninguna característica de las dos personas que le dijeron “declare bien doctor”.
El juez Sebastián Casanello le pidió a Migraciones que cuando regrese al país le
advierta a Seguridad que active el programa de protección de testigos.
Capdevila salió hacia Uruguay el lunes y ayer habló en varias radios. “Prefiero
ser un exiliado en democracia antes que un Jorge Julio López”, dramatizó –en
referencia al testigo desaparecido del juicio por violación a los derechos
humanos contra el represor Miguel Etchecolatz–. “No sirve un testigo muerto”,
agregó Capdevila, quien sostuvo que “en su momento ya declaré y lo volveré a
hacer, cuando estén dadas las condiciones.”
En realidad, el ex funcionario se presentó ante el fiscal Carlos Rívolo el 19 de
marzo de 2012 y su declaración estuvo claramente en línea con lo que viene
sosteniendo Boudou. Por ejemplo, le preguntó Rívolo si para hacer el dictamen
sobre el caso Ciccone recibió instrucciones. “No. La consulta fue respondida en
base a lo que las leyes indican para cada caso, de acuerdo a mi competencia”,
contestó Capdevila. Y cuando el fiscal preguntó sobre el contenido del dictamen,
Capdevila sostuvo que “lo que se dice allí (el dictamen) es que de acuerdo a las
normas aplicables, lo consultado era de exclusiva responsabilidad de la AFIP”.
En otras palabras lo que finalmente respondió Boudou: que otorgarle un plan de
facilidades a Ciccone para que pague su deuda impositiva era una decisión que
debía tomar el organismo recaudador. “No obstante lo cual –agregó Capdevila–,
dada la importancia de la empresa y los puestos de trabajo estaba dentro de las
facultades del ministro contestar lo que contestó.” Es decir que, ante el fiscal
Rívolo, avaló en un ciento por ciento lo firmado en su momento por Boudou. En
esa óptica, no era un testigo adverso al ahora vicepresidente ni éste tenía
razón alguna para tenerlo como adversario. Es más, en el dictamen firmado por
Boudou, Capdevila puso sus iniciales, algo que reconoció ante el fiscal.
Más curiosa es la historia de la amenaza. Capdevila afirma que ocurrió el 30 de
abril, por la noche, en las inmediaciones del Rosedal. En Comodoro Py dicen que
no tienen antecedentes de una denuncia tan imprecisa: no señala la hora ni el
lugar ni cómo eran o estaban vestidos los dos individuos que le dijeron que
declarara bien. O sea ninguna forma de identificar a nadie en cámaras de
seguridad, al punto que el juez Casanello tuvo que pedir que le trajeran
imágenes de todas las cámaras del Rosedal o a 300 metros a la redonda y en un
horario que abarca casi doce horas.
Capdevila no hizo la denuncia ni en la policía ni ante el juez Ariel Lijo que
instruye la causa Ciccone. Tardó ocho días en ir a un escribano para describir
lo poco que describió. Luego vino la denuncia mediática y, cuando el fiscal
Jorge Di Lello llevó el caso a la Justicia, tampoco se presentó. Recién el lunes
a última hora envió el texto redactado ante escribano y dijo que se iba del país
por falta de garantías. Casanello decidió ayer que cuando vuelva a la Argentina
se active el programa de protección a testigos.
“En el ámbito judicial”
En sus habituales declaraciones matutinas, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich,
consideró que el sistema judicial otorga a los testigos la posibilidad de
utilizar la estrategia de “testigo de identidad reservada” o “testigo protegido”
si “una cuestión afecta su seguridad”, al ser consultado sobre las denuncias del
ex funcionario de Economía José Guillermo Capdevila, testigo en la causa Ciccone,
quien dejó el país tras alegar haber sido amenazado. “Si tenía una afectación
podría haberlo hecho en el ámbito judicial”, dijo el jefe de los ministros en
alusión a la denuncia de Capdevila, sólo realizada mediante un escrito ante
escribano.
22/05/14 Página|12
No hay comentarios:
Publicar un comentario