jueves, 22 de mayo de 2014

La arremetida contra la precarización laboral

Por Ana Vainman

La precarización laboral tiene muchas caras. La más aberrante, sin dudas, es la trata de personas y la reducción a la servidumbre que puede verse en prostíbulos, talleres textiles o campos de diferentes cultivos. También hay explotación infantil y trabajo en negro. Pero además existe precarización en trabajos que estén debidamente registrados. Y ahí la precarización se parece bastante a la perversión.

Humillación, miedo, bronca, angustia, desprotección, incertidumbre, impotencia, acoso laboral, alienación. Esos también son sustantivos asociados a la precarización laboral. Especialmente entre los jóvenes. Esos que hoy tienen entre 18 y 30 y que nacieron en o poco antes de la década del '90 y que atraviesan sus primeras experiencias en el mundo laboral.

Esos chicos crecieron escuchando las historias de desánimo de la década menemista, tiempos en los que en Argentina se le dio una vuelta de tuerca al perverso sistema de adoctrinamiento de la clase trabajadora: el ejército del reserva del que hablaba Carl Marx. En los '90 esa masa desocupada que siempre había ejercido presión aún sin saberlo sobre los trabajadores se volvió cada vez más sofisticada y sus víctimas cada vez más sometidas.

Es por eso que esos que hoy tienen menos de 30 y salen a buscar trabajo son los que no quieren ni escuchar hablar de la sindicalización –luego del entreguismo imperante por esos años–, los que no creen en las demandas colectivas, los que no conocen sus derechos laborales, los que aceptan condiciones leoninas porque les vienen con el cuento de que "detrás tuyo tengo una fila de gente queriendo ocupar tu puesto".

Laura Meradi es una autora argentina que escribió Alta Rotación. El trabajo precario de los jóvenes y allí se cansó de reflejar esta realidad con ejemplos reales, en los cuales ella puso el cuerpo. Durante un año, Meradi pasó por distintos trabajos de baja calificación y relató su experiencia.

Una de estas experiencias es la de haber trabajado en un call center. Y la elección de este rubro no es sorprendente: la actividad floreció en la década del '90, hoy ese sector emplea cerca de 70 mil personas y allí se viven situaciones de precarización laboral que son preocupantes. Tan preocupantes, que desde hace al menos tres años se está intentando regular la actividad mediante distintos proyectos de ley que no pudieron prosperar por presión del sector empresario.

El martes pasado se dio un nuevo paso en pos de conseguir cambiar esa lógica. Ese paso se dio en un plenario de comisiones de la Cámara de Diputados donde representates de trabajadores, sindicatos y empresarios expusieron su posición frente a un nuevo proyecto de ley presentado por el diputado del Frente para la Victoria, Andrés Larroque.

A través del proyecto se crea un estatuto que regirá para los empleados de esos centros de atención telefónica, donde se establece que esos trabajadores no podrán exceder las seis horas de trabajo ni superar los cinco días por semana; que deberán descansar 15 segundos entre llamado y llamado y que tendrán una pausa de 15 minutos cada dos horas de trabajo.

Frente a las comisiones de Legislación del Trabajo, que preside Héctor Recalde y de Comunicaciones e Informática, a cargo de Mario Oporto, hablaron representantes del Sindicato Argentino de Televisión (Satsaid), Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina (FOETRA), de la Asociación Bancaria de la República Argentina y la Federación Argentina de Telecomunicaciones (FATEL). También asistieron referentes de Trabajadores de Calls Center de Salta, la Federación de Cámaras de Emergencias Médicas (FEM), la Asociación de Trabajadores de Centros de Contactos y Afines de Córdoba (Atccac) y de Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

Pero lo más interesante fueron las intervenciones del presidente de la Comisión de Asuntos Laborales de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), Pedro Echeverry y de una ex trabajadora de call center y abogada que actualmente está defendiendo a algunos de sus ex colegas, Emilia Calmejane.

"No estamos de acuerdo con la ley porque tiene forma de estatuto y este es un instituto perimido, que sólo tiene importancia en ausencia de negociación colectiva. Habiendo negociaciones colectivas instaladas en Argentina no hay motivo para imponer por ley características del trabajo", explicó Echeverry, quien agregó que para los call center se establen condiciones laborales dentro del convenio de Comercio desde 2010.

Este es uno de los puntos de mayor enfrentamiento con quienes quieren regular la actividad: por convenio se establecen jornadas de seis horas, pero seis veces por semana, no se establecen pausas entre llamados ni los descansos a lo largo de la jornada. Y eso solo cuenta para las empresas en las que se firmaron convenios, porque según indican trabajadores, no en todas las empresas cuentan con estas pautas y las condiciones son peores. Calmejane indicó que "no hay convenios colectivos de alcance nacional y que sólo hay convenios por empresa, pero en algunas no existe".

Según el abogado del sector empresario, la actividad de los call center debe ser regida por el Convenio de Comercio, "porque el núcleo principal son las ventas". Y ahí radica otro punto de conflicto: el encuadramiento. Según los trabajadores, a la CAC le conviene que se rijan por Comercio porque el sindicato no defendió los intereses de los trabajadores en la medida en la que ellos lo hubieran deseado. Así lo aseguró Calmejane, quien detalló: "El sindicato de comercio siempre estuvo ausente de esta actividad. Sólo desde hace un tiempo atrás está presente en algunos casos. Pero lo que hay que tener en cuenta es que esta actividad no es parecida a la de comercio: es diferente la mecánica, los tiempos, la utilización de tecnología, etcétera".

Para los empresarios, la iniciativa persigue el objetivo de generar que FOETRA se convierta en el sindicato que controle la actividad, con los problemas de encuadramiento que eso podría acarrear y que, según Etcheverry, perjudican principalmente al empleador.

Pero el sector empresario además realizó las advertencias esperables sobre lo que podría ocurrir si se aprobase la iniciativa: "El contenido genera costos inmenejales, lo que puede provocar pérdida de fuentes de trabajo". "Estamos de acuerdo con que se regule, pero no para que un sindicato maneje todo esto. Si a las empresas no le damos condiciones claras, las empresas se van a llevar a sus call centers al exterior", sostuvo el empresario.

La semana próxima habrá una nueva reunión para avanzar en el dictamen del proyecto que podría contribuir a reducir la precarización en este sector, pero que, se sabe, es profundamente resistida por el sector empresario.

Pero el de los call center no es el único sector sobre el que hay que poner atención. La actividad informática también está generando alerta del sindicalismo ante reclamo de los trabajadores de este incipiente y floreciente sector.

Por otro lado, la iniciativa del Poder Ejecutivo de reducir el trabajo en negro en el sector de las pequeñas y medianas empresas estaba en pleno tratamiento en la Cámara Baja al cierre de esta edición y, de aprobarse, se convertiría en ley.

Pero además, hay otros proyectos en danza para intentar reducir la precarización o para buscar protección en tiempos en los que la economía no está atravesando su mejor momento. Instaurar la doble indemnización y modificar los montos del seguro de desempleo están entre las alternativas que se piensan desde diferentes sectores de la oposición.

Es más, esas dos iniciativas podrían servir para volver a unir a Sergio Massa y a Facundo Moyano. Ellos eran aliados pero ahora están distanciados desde que el ex intendente presentó un proyecto para inlcuir a los alquileres en las deducciones del Impuesto a las Ganancias ninguneando el articulado que ya había presentado el sindicalista. Pero Moyano hijo no se quedó atrás y también desairó al tigrense: se sacó una foto con Mauricio Macri en un claro intento por mostrar independencia política. Ahora ambos parecen querer hacer las paces y se pusieron a trabajar en estas dos iniciativas.

Se descarta que el Frente para la Victoria no apoyará elevar el seguro de desempleo ni implementar la doble indemnización porque siempre que se barajaron esas alternativas las desató por ser gestos muy negativos para la ciudadanía. Hacerlo significaría reconocer que puede haber despidos masivos.

Los sectores vulnerables son muchos, aunque el nivel de precariedad pueda variar. Todos merecen atención, más allá de las resistencias empresarias.

Infonews
 

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