Reconoció que existen presiones en el seno de la ONU para evitar un acuerdo global al problema de la deuda y cuestionó el accionar de Griesa. "La recuperación de Argentina fue liderada por las reformas domésticas. La salida de los excesos neoliberales fue muy positiva", admitió el experto.
Foto: GENTILEZA UNCTAD
En una entrevista que le ofreció a Tiempo, Richard Kozul-Wright, director de la División de Gobalización y Estrategias de Desarrollo de la Comisión de Comercio y Desarrollo de Naciones Unidas (UNCTAD), analizó en profundidad el conflicto de la Argentina con los fondos buitre y los procesos de reestructuración de deuda soberana.
–La UNCTAD promovió el debate sobre las reestructuraciones de deuda soberana y los fondos buitre. ¿Por qué les parece importante solucionar estos problemas?
–UNCTAD ha estado preocupada por la falta de un mecanismo internacional efectivo para lidiar con los problemas de deuda, desde la crisis de deuda de los países latinoamericanos a principios de los años '80. En ese momento, sostuvimos que necesitábamos un mecanismo para las bancarrotas nacionales y no hemos cambiado nuestra opinión desde ese momento. Esta discusión es vieja. En los debates sobre Breton Woods, John Maynard Keynes y Harry Dexter White pensaron un mecanismo para lidiar con problemas de deuda que fue torpedeado por los intereses financieros de Wall Street.
–¿Existen otros países con problemas como el de la Argentina?
–La Argentina es sólo un problema, está el de Grecia, por ejemplo, que es muy distinto, pero la falta de un sistema ordenado significa que el problema es resuelto tarde y mal. Lo que hay es un proceso de extender el problema y pretender que va a desaparecer. Varios países del Caribe están teniendo deudas muy grandes; Jamaica ya lleva una década de complicaciones. Desde que los países africanos han entrado en los mercados de capitales también se han visto dilemas, en Zambia, y en Ghana. Este es un problema recurrente. El próximo es Ucrania, un conflicto inminente, por lo que necesitamos desesperadamente una solución al problema de la deuda soberana.
–¿Cree que los fondos buitre tienen alguna justificación económica?
–El periodista del Financial Times, Martin Wolf, dijo que el problema de los fondos buitre es que no le hacen justicia a los buitres, porque estos tienen un rol entre el ecosistema en el que viven. Estos fondos compran bonos muy devaluados con la base puramente especulativa de que ellos pueden de alguna manera obtener el valor nominal a través de medios legales y políticos. Es muy difícil encontrarles una función en el sistema financiero. En Gran Bretaña y Bélgica la legislación limita estas prácticas. Debería haber más leyes como esas.
–Argentina sigue ofreciéndoles el canje. ¿Cree que hay que pagarles a los buitres, y cuánto?
–Entendemos perfectamente la posición que el gobierno tomó. La interpretación del pari passu del juez Thomas Griesa, que creemos que fue arbitrario, es un peligro para todos los países que quieren reestructurar su deuda.
–Ustedes saben bien cómo funciona la Asamblea General de las Naciones Unidas. ¿Cuánto tiempo tardará un mecanismo de regulación global de la deuda?
–Muchísimo, muchísimo tiempo. No esperamos, dado el estado actual de las negociaciones, que se ponga sobre la mesa un mecanismo plenamente coordinado. Esto no va a suceder. Tenemos esperanzas de que podamos mantener vivo el debate. Las Naciones Unidas son el mejor lugar para tratar este tema. Es importante que se establezcan una serie de principios internacionales que los países acuerden, de justicia, de transparencia, de soberanía. Esto será la base para avanzar en este sentido. No vamos a conseguir el mecanismo este año.
–Usted mencionó por lo menos tres ocasiones en las que se han intentado implementar mecanismos de regulación sin éxito. ¿Existen presiones para evitar esto?
–Obviamente. En un mundo en el que el poder financiero es cada vez más importante, la reticencia de algunas de estas entidades de ceder potestades a una institución independiente no es la forma en que querrían manejar las cosas. Algunos de los centros más poderosos, como EE UU y Londres, donde se emite el 80% de los bonos, tienen intereses financieros claros. En el caso de los europeos es más difícil de entender.
–Muchos economistas creen que la perspectiva externa es muy favorable para los países latinoamericanos. ¿Coincide con ellos?
–Claramente no estoy de acuerdo. La economía regional tiene cada vez más dificultades en una sistema global en problemas. Estas condiciones externas son muy hostiles. En este contexto, la UNCTAD está tratando de enfocarse en encontrar los determinantes correctos del crecimiento. Ese va a ser el desafío en todos los países, incluso en la Argentina: movilizar los recursos internos y encontrar los nuevos sectores de crecimiento en la economía que no dependen del entorno externo.
–¿Qué papel tuvieron las commodities en el crecimiento?
–Latinoamérica se benefició de los precios de las commodities. Sin embargo, no creo para nada que la mejora de la Argentina se deba sólo a esto. La recuperación fue liderada por reformas domésticas. La salida de los excesos neoliberales de Menem fue muy positiva, pero no se me escapa que la Argentina tiene que encontrar nuevos sectores que remplacen la producción de commodities. Tiene que pasar en Brasil, en Ecuador, en Bolivia, en toda Latinoamérica. Nosotros advertimos el peligro de la commoditización que sucedió en los '90, y les aconsejamos que se diversifiquen.
–Algunos think tanks de candidatos y empresarios sostienen que hay que devaluar, reducir el gasto público, ¿Qué opina de estas recetas?
–No funcionaron en el pasado, y no creo que vayan a funcionar en el futuro. Desde el UNCTAD, sostenemos que los países del Este Asiático no se desarrollaron abriéndose a los mercados financieros ni liberalizando el comercio ni promoviendo indiscriminada y masivamente la inversión extranjera, ni imponiendo austeridad. Si lo que queremos es un mejor mundo, la estrategia neoliberal no es un modelo de éxito para ningún país en el mundo, y no creemos que lo sea para la Argentina del siglo XXI. «
–UNCTAD ha estado preocupada por la falta de un mecanismo internacional efectivo para lidiar con los problemas de deuda, desde la crisis de deuda de los países latinoamericanos a principios de los años '80. En ese momento, sostuvimos que necesitábamos un mecanismo para las bancarrotas nacionales y no hemos cambiado nuestra opinión desde ese momento. Esta discusión es vieja. En los debates sobre Breton Woods, John Maynard Keynes y Harry Dexter White pensaron un mecanismo para lidiar con problemas de deuda que fue torpedeado por los intereses financieros de Wall Street.
–¿Existen otros países con problemas como el de la Argentina?
–La Argentina es sólo un problema, está el de Grecia, por ejemplo, que es muy distinto, pero la falta de un sistema ordenado significa que el problema es resuelto tarde y mal. Lo que hay es un proceso de extender el problema y pretender que va a desaparecer. Varios países del Caribe están teniendo deudas muy grandes; Jamaica ya lleva una década de complicaciones. Desde que los países africanos han entrado en los mercados de capitales también se han visto dilemas, en Zambia, y en Ghana. Este es un problema recurrente. El próximo es Ucrania, un conflicto inminente, por lo que necesitamos desesperadamente una solución al problema de la deuda soberana.
–¿Cree que los fondos buitre tienen alguna justificación económica?
–El periodista del Financial Times, Martin Wolf, dijo que el problema de los fondos buitre es que no le hacen justicia a los buitres, porque estos tienen un rol entre el ecosistema en el que viven. Estos fondos compran bonos muy devaluados con la base puramente especulativa de que ellos pueden de alguna manera obtener el valor nominal a través de medios legales y políticos. Es muy difícil encontrarles una función en el sistema financiero. En Gran Bretaña y Bélgica la legislación limita estas prácticas. Debería haber más leyes como esas.
–Argentina sigue ofreciéndoles el canje. ¿Cree que hay que pagarles a los buitres, y cuánto?
–Entendemos perfectamente la posición que el gobierno tomó. La interpretación del pari passu del juez Thomas Griesa, que creemos que fue arbitrario, es un peligro para todos los países que quieren reestructurar su deuda.
–Ustedes saben bien cómo funciona la Asamblea General de las Naciones Unidas. ¿Cuánto tiempo tardará un mecanismo de regulación global de la deuda?
–Muchísimo, muchísimo tiempo. No esperamos, dado el estado actual de las negociaciones, que se ponga sobre la mesa un mecanismo plenamente coordinado. Esto no va a suceder. Tenemos esperanzas de que podamos mantener vivo el debate. Las Naciones Unidas son el mejor lugar para tratar este tema. Es importante que se establezcan una serie de principios internacionales que los países acuerden, de justicia, de transparencia, de soberanía. Esto será la base para avanzar en este sentido. No vamos a conseguir el mecanismo este año.
–Usted mencionó por lo menos tres ocasiones en las que se han intentado implementar mecanismos de regulación sin éxito. ¿Existen presiones para evitar esto?
–Obviamente. En un mundo en el que el poder financiero es cada vez más importante, la reticencia de algunas de estas entidades de ceder potestades a una institución independiente no es la forma en que querrían manejar las cosas. Algunos de los centros más poderosos, como EE UU y Londres, donde se emite el 80% de los bonos, tienen intereses financieros claros. En el caso de los europeos es más difícil de entender.
–Muchos economistas creen que la perspectiva externa es muy favorable para los países latinoamericanos. ¿Coincide con ellos?
–Claramente no estoy de acuerdo. La economía regional tiene cada vez más dificultades en una sistema global en problemas. Estas condiciones externas son muy hostiles. En este contexto, la UNCTAD está tratando de enfocarse en encontrar los determinantes correctos del crecimiento. Ese va a ser el desafío en todos los países, incluso en la Argentina: movilizar los recursos internos y encontrar los nuevos sectores de crecimiento en la economía que no dependen del entorno externo.
–¿Qué papel tuvieron las commodities en el crecimiento?
–Latinoamérica se benefició de los precios de las commodities. Sin embargo, no creo para nada que la mejora de la Argentina se deba sólo a esto. La recuperación fue liderada por reformas domésticas. La salida de los excesos neoliberales de Menem fue muy positiva, pero no se me escapa que la Argentina tiene que encontrar nuevos sectores que remplacen la producción de commodities. Tiene que pasar en Brasil, en Ecuador, en Bolivia, en toda Latinoamérica. Nosotros advertimos el peligro de la commoditización que sucedió en los '90, y les aconsejamos que se diversifiquen.
–Algunos think tanks de candidatos y empresarios sostienen que hay que devaluar, reducir el gasto público, ¿Qué opina de estas recetas?
–No funcionaron en el pasado, y no creo que vayan a funcionar en el futuro. Desde el UNCTAD, sostenemos que los países del Este Asiático no se desarrollaron abriéndose a los mercados financieros ni liberalizando el comercio ni promoviendo indiscriminada y masivamente la inversión extranjera, ni imponiendo austeridad. Si lo que queremos es un mejor mundo, la estrategia neoliberal no es un modelo de éxito para ningún país en el mundo, y no creemos que lo sea para la Argentina del siglo XXI. «
"El desafío es movilizar los recursos internos y encontrar los nuevos sectores de crecimiento en la economía."
Kozul-Wright
Se recibió de doctor en Economía por la Universidad de Cambridge en Gran Bretaña.
Se recibió de doctor en Economía por la Universidad de Cambridge en Gran Bretaña.
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