sábado, 6 de junio de 2015

AXEL KICILLOF ANALIZO LA SITUACION FINANCIERA INTERNACIONAL EN EL CIERRE DE LAS JORNADAS MONETARIAS “Hay un atisbo de dar respuestas distintas”

Por Javier Lewkowicz
“Hay un atisbo de dar respuestas distintas de parte de distintos países desarrollados ante la impotencia del herramental ortodoxo. Es interesante que en el G-20 aparezca la idea de la inversión en infraestructura. No falta mucho para que se comprenda que no son los bancos privados, sino el Estado el único que puede financiar ese tipo de programas”, caracterizó el ministro de Economía, Axel Kicillof, la discusión global sobre los caminos para salir de la crisis. En el cierre de las Jornadas Monetarias y Bancarias del Banco Central, Kicillof describió el contexto económico externo y la respuesta de política de parte de los gobiernos. Sentenció que “la idea de que la emisión genera inflación quedó sepultada” y avizoró grietas en el consenso ortodoxo y el desplazamiento de la crisis hacia la periferia. Si bien hizo pocas referencias a la economía local, citó el impulso al crédito productivo y a la demanda agregada.
La idea rectora de la presentación de Kicillof, quien participó del panel del cierre del evento junto al titular del BCRA, Alejandro Vanoli, fue que “probablemente estemos transitando una etapa de reconsideración de la teoría convencional, tal como sucedió luego de la crisis del ‘30”. El ministro estudió en profundidad las ideas de John Maynard Keynes, el economista más importante del siglo XX. Es ese marco teórico inscribe sus ideas. Y considera que, como en el tiempo de Keynes y del New Deal de Franklin Roosevelt, la profundidad de la crisis y la incapacidad de respuesta política obligan a los gobiernos a reconsiderar los postulados neoliberales. Una diferencia con respecto a esa etapa es que entonces existía la amenaza concreta del socialismo. No está claro que China y otros emergentes representen un desafío similar para las potencias.
“A pesar de las explicaciones que había en su inicio, la crisis no era monetaria ni tampoco exclusivamente norteamericana. Se desplazó a Europa, con graves consecuencias, y en Estados Unidos la situación sigue siendo muy incierta. Ya estamos a seis años de la caída de Lehman Brothers y sus efectos no han parado. La respuesta de política fue un homenaje a Milton Friedman –economista liberal de mediados del siglo XX–: una fuerte intervención del Estado, la más grande de la historia, pero para salvar a los bancos. Era la solución que Friedman decía que no se había aplicado en la crisis del ‘30, cuando quebraron miles de bancos. Ahora intentaron evitar esas quiebras masivas a partir de una inmensa transferencia de recursos hacia el sector financiero”, desarrolló.
Kicillof recordó que “la Reserva Federal de Estados Unidos multiplicó por seis sus activos, como el Banco Central Europeo y el de Inglaterra. Y lejos de ver multiplicados por seis los precios, todavía se lucha por salir del peor de los males, la deflación”. La inyección de dinero a los bancos fue para estimular la inversión, pero en cambio esos capitales terminaron estimulando los paraísos fiscales, la banca en las sombras y otros mercados especulativos. “No le podemos echar la culpa a la codicia de los banqueros. Encontraron formas de evadir y esquivar la regulación. El resultado es que la liquidez no se canaliza hacia la inversión. A tasas de interés por el piso y con bajas expectativas, el sector privado no invierte. Podemos seguir volcando liquidez sin conseguir mejores niveles de actividad. La solución de la crisis no era ‘a la Friedman’”, agregó.
“Por otro lado, se les exige a los países fuertemente endeudados que inicien su programa de ajuste. El resultado ha sido nefasto, porque el problema de la deuda es peor y se deterioraron las condiciones de vida de esas sociedades”, siguió el ministro. También describió que “hay un proceso de desplazamiento de la crisis hacia la periferia, a partir de la caída de los precios de los commodities y la huida de capitales. La crisis está llegando a la estación de los que menos tienen”. El titular de la cartera de Hacienda ponderó que en los foros internacionales se le está dando más importancia a la inversión en infraestructura, aunque criticó que la lógica que todavía predomina es que el fondeo provenga de los bancos privados y no directamente del Estado.
“Las finanzas deben estar en pos del desarrollo, a la par de la política fiscal contracíclica, entendiendo que las políticas redistributivas son también de estímulo a la demanda agregada”, indicó Kicillof, y citó una serie de medidas de apuntalamiento del crédito al sector privado: el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses dirigido en parte a la inversión productiva, los créditos del Bicentenario con subsidio de tasa, la exigencia a los bancos para que destinen parte de su cartera de depósitos a proyectos productivos y a las aseguradoras, a través del llamado “inciso K” y la línea Fondear. Hizo especial hincapié, al principio y al final de su presentación, en la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, que permitió que el organismo deje de ser “independiente de la democracia”.

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