martes, 3 de junio de 2014

Ir por lo que falta: las deudas pendientes

Medios: ¿Por qué nos ganan los Riales, los Fantinos y los Del Moros?


Durante la última década, el gobierno nacional fue mutando su alianza comunicacional, permitiendo el avance de los medios populares. Sin embargo, no alcanzó para que estos puedan pesar en la agenda pública nacional. ¿Por qué?
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Por José Cornejo
Enero de 2002. Los devaluacionistas derrotan a los dolarizadores e instauran un nuevo orden económico en Argentina. Del lado de los ganadores, aquellos que exportan (“el campo”) y los que no pueden competir con las importaciones (“los industriales”). En el plano político, Duhalde. En el comunicacional, Clarín.
Los ganadores ricos tratan de prescindir de los otros ganadores: el resto del Pueblo movilizado. Como toda respuesta, el gobierno interino de Duhalde desata una represión brutal y su aliado mediático la invisibiliza. Pero Gramsci dice que no se puede reprimir todo el tiempo así que ante el fusilamiento de Kosteki y Santillán el régimen político se desmorona y adelanta las elecciones.

Etapa I: los grandes
Llega a la presidencia Néstor Kirchner, heredando el modelo económico – político – comunicacional de 2002. Sea para hacer un país más justo, para ganar margen político, porque el sistema no tenía alternativa o todas las respuestas anteriores son correctas, Kirchner comienza a construir puentes con los actores movilizados del campo popular: sindicalismo, CTA, organismos de DDHH, piqueteros.

Pero en el plano comunicacional, la alianza con Clarín continuará intermediando la relación entre el gobierno nacional y la agenda pública. De los once años transcurridos desde la asunción presidencial, en seis (la mitad de toda la gestión K) habrá una alianza Néstor Kirchner – Grupo Clarín.

Durante la crisis de la resolución 125 sobre las retenciones a las exportaciones oleaginosas y cerealeras, esta alianza heredada se resquebraja. Clarín juega con la Mesa de Enlace, vence al oficialismo con el voto no positivo del vicepresidente Cobos en el Senado y lo derrota una vez más en las elecciones de medio término de 2009. Como respuesta, el gobierno inaugura un dispositivo comunicacional propio, cuyo buque insignia será el programa 678.

Etapa II: los medianos 

Este segundo momento comunicacional podría ser titulado “Clarín estás nervioso”. La productora televisiva de Diego Gvirtz (Pensado Para Televisión) gira a un kirchnerismo ortodoxo con 678, Duro de Domar y TVR. A esto se suma Grupo 23, conducido por Sergio Spolzky (posteriormente asociado al Isidoro-Cañones Matías Garfunkel). Es decir: Tiempo Argentino, la revista 23, Miradas al Sur, Newsweek. Pero los medios filo K no se agotan ahí. Otros acuerdos destacables fueron:

•    Canal 26 – Telecentro (Pierri), con mayor fuerza en el GBA.
•    El grupo Vila Manzano, con mucho peso en Mendoza y Rosario (La Capital). Además de América TV.
•    El Grupo Ick, monopólico en Santiago del Estero.
•    Daniel Hadad, con C5N – Radio 10, luego comprado por Electroingeniería.

Este esquema logró amortiguar parcialmente la ofensiva del Grupo hegemónico. Consciente de la fragilidad de esta alianza, la presidenta Cristina Fernández alentó una lucha que venía desde los albores de la democracia: la nueva ley de medios. El objetivo no era solo cercenar a Clarín sino que además se desarrollara un nuevo mapa de medios en Argentina.

Etapa III: ¿el showbiz?

Puede afirmarse que en 2013 la alianza del gobierno con los medianos entró en decadencia. Existen varias razones de esto. Los medios dirigidos por empresarios / políticos de los 90 (Manzano, Pierri, Hadad) ven el final del mandato de Cristina Kirchner como una oportunidad para desnudar su verdadera línea editorial, recurrentemente securitaria. Los empresarios  de tendencia (al menos formalmente) progresista aburren con sus informes repetidos y una línea editorial sin matices.

Este desencuentro sumado a la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sería la ocasión ideal para que los medios de raigambre popular ocupen el lugar de los medios empresariales, grandes o medianos. Desde fines de los 90, pero sobre todo los últimos años, existen un boom de medios de base con una agenda alternativa a los medios masivos. Una diversidad que van desde indymedia y rebelión.org hasta la blogósfera K y la nakypop del ex titular de Télam, Martín García.

Sin embargo, esto no ha sido así. Existen variopintas razones, desde las aspiraciones alternativistas (no querer crecer) de estas experiencias hasta la prioridad que el gobierno ha dado a la desinversión de Clarín (en detrimento de alentar un mayor empoderamiento de sus pequeños aliados).

Lo cierto es que ante la inminencia de la derrota electoral de 2013, la cúpula gobernante ha intentado nuevas fórmulas comunicacionales. El ejemplo más emblemático es la entrevista que la presidenta le otorga a Jorge Rial en vísperas de las legislativas. Rial es la cabeza de todo un periodismo que viene del mundo del teatro de revistas, los deportes y los chimentos y gana lugar ahora desde la política: Alejandro Fantino (Animales Sueltos), Santiago del Moro (Intratables), Dady Brieva (Dadyman).

Rial tuvo un capítulo previo de defensa de la gestión nacional, al demostrar la modesta operación de Jorge Lanata respecto de una supuesta “ruta del dinero K” en base al testimonio del incaracterizable Leonardo Fariña.

No está definido que el kirchnerismo gobernante se apoye en este “nuevo periodismo” para el último tramo de su mandato presidencial. Pero lo que debería interpelarnos como medios populares es por qué no logramos ocupar ese lugar

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