Según la milicia, Al Bagdadi se convirtió en "el imán y califa para los musulmanes en todo el mundo". Horas antes el vocero del Ejército iraquí, el general Qasem Ata, había informado en una conferencia de prensa, trasmitida por el canal Iraquiya, que los combates continuaban "en en la provincia de Salahedin, pero la Universidad de Tikrit está totalmente controlada y en ella hemos desplegado la bandera iraquí".
En tanto, el grupo armado Primavera Sunnita, que pelea junto a los extremistas del EIIL en contra del gobierno nacional del primer ministro chiita, Nuri al Maliki, informó que sus hombres mataron a decenas de soldados.
Tikrit es una ciudad doblemente simbólica en Irak. En primer lugar, el ex presidente derrocado, Saddam Hussein, nació en esa región y fue enterrado en esa ciudad tras su ejecución a finales de 2006, cerca de las tumbas de sus hijos Udai y Kusai. En segundo lugar, la ciudad se encuentra estratégicamente situada en una de las principales rutas que comunican Mosul, la segunda ciudad del país, tomada por la insurgencia hace dos semanas, y la capital.
Este grupo extremista lucha para instalar un califato en Irak y Siria y desde hace más de un año combate en el norte y este de Siria tanto contra el Ejército como contra las milicias insurgentes que intentan derrocar al presidente Bashar al Assad.
El EIIL controla en Siria la provincia de Al Raqqa y está activo en la de Deir Ezzor, lo que le permite una continuidad territorial con su otro bastión en Irak, la contigua provincia fronteriza de Al Anbar y ahora también las provincias norteñas iraquíes.
Según el director del recientemente creado comité de crisis de Irak, el general Ali al Saidi, la mejor forma de combatir a estas milicias insurgentes es dividiendo al país en zonas autónomas. "Todos los grupos (sunnitas, chiitas y kurdos) deben conservar sus propias regiones. Esa es la única solución", aseguró.
Esta estrategia, sin embargo, podría acentuar aún más la división sectaria del frágil Estado nación, que se hundió en un profundo conflicto armado desde la invasión estadounidense en 2003.
"El EIIL sólo representa cerca de un 10 por ciento de los combatientes. Los protagonistas son los sunnitas y el partido Baaz del derrocado dictador Saddam Hussein", explicó Al Saidi. Además, el general se mostró confiado de que los insurgentes no llegarán a tomar la capital.
Parte de la confianza del gobierno chiita de Al Maliki se debe a que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, las potencias europeas, Rusia e Irán.
Mientras Estados Unidos e Irán ya desplegaron "asesores militares" en el país, el Ministerio de Defensa iraquí informó hoy que recibieron cinco aviones de combate rusos Sukhai Su-25.
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