domingo, 25 de mayo de 2014

¿Qué dirá el Santo Padre?

Qué dirá el Santo Padre que vive en Roma, que le están degollando a sus palomas?”. El poema de Violeta Parra puede aplicarse al pie de la letra a las incógnitas que despierta el viaje de 55 horas que este fin de semana realizará el Pontífice a Tierra Santa, cuna de las tres religiones monoteístas pero también de un ancestral fanatismo y el odio religioso. Aunque Francisco se ha empeñado en darle un carácter ecuménico a su peregrinación haciéndose acompañar por dos dirigentes espirituales y amigos de su época en Buenos Aires: el rabino Abraham Skorka y el profesor musulmán Omar Abboud, sería un verdadero milagro que el Papa consiga pronunciar nueve discursos y celebrar tres misas, sin levantar algo más que polvareda.

Francisco llega al Medio Oriente en un momento en que el proceso de paz entre israelíes y palestinos agoniza desde que el premier israelí Benjamín Netanyahu dio por terminadas las conversaciones con su homólogo palestino Mahmud Abbas por haber gestado la reconciliación entre la OLP y los islamitas de Hamas. Lo curioso es que Netanyahu cabalgó durante siete años sobre las rivalidades OLP-Hamas para restarle representatividad a Abbas porque –argumentaba– no representaba a todos los palestinos, y ahora que los palestinos tienen un solo interlocutor, patea el tablero.

“Un fruto de paz”: es lo que espera el Secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, del viaje de Francisco a Tierra Santa. “En verdad espero –indicó el cardenal en la entrevista con el Centro Televisivo Vaticano– que el fruto pueda ser el de ayudar a todos los responsables y a todas las personas de buena voluntad a tomar decisiones valientes en la vía de la paz.”

Parolin recordó también las esperanzas de la Santa Sede en relación con el diálogo entre israelíes y palestinos: “El derecho de Israel de existir y de gozar de paz y seguridad dentro de las fronteras internacionalmente reconocidas; el derecho del pueblo palestino de tener una patria, soberana e independiente; el derecho de desplazarse libremente, el derecho de vivir en dignidad. Y, también, el reconocimiento del carácter sacro y universal de la ciudad de Jerusalén, de su herencia cultural y religiosa y, por ende, como lugar de peregrinación de los fieles de las tres religiones monoteístas.

Sin embargo, esta agenda enunciada por Parolin va a poner los pelos de punta al gobierno israelí: “Las fronteras internacionalmente reconocidas” no son las actuales sino las previas a la Guerra de los Seis Días, el derecho de los palestinos a transitar libremente les está siendo denegado por el llamado “muro de la vergüenza”, una construcción de hormigón que ha sido condenada internacionalmente y ha llevado a situaciones tan absurdas que niños palestinos han tenido que escribir a la ONU para pedir la devolución de una pelota de fútbol que cayó del otro lado del vallado electrificado. Del Estado palestino y de la internacionalización de Jerusalén, Benjamín Netanyahu no quiere ni oir hablar.

Un durísimo editorial del influyente diario israelí Haaretz pintala realidad política que espera a Francisco en el Estado hebreo: “En lugar de reconocer el sufrimiento de otra gente y allanar el camino a una verdadera reconciliación, Netanyahu prefiere montarse sobre los fragmentos de odio. El primer ministro Benjamin Netanyahu nunca perderá la oportunidad de justificar su obstinada negativa a llegar a un acuerdo con los palestinos y evitar la aparición de un Estado binacional aquí. El domingo, al abrir la reunión semanal del gabinete, Netanyahu sacó un nuevo conejo de su chistera de rechazo populista: la última encuesta sobre antisemitismo de la Anti-Defamation League.”(...) “En lugar de trabajar para erradicar efectivamente los prejuicios sobre los judíos, la ADL simplemente refuerza –esta vez a 53.100 personas en 102 países– los mismos oscuros estereotipos, ahora en forma de preguntas en la encuesta.

Netanyahu, el último demagogo, aprovechó una de las conclusiones del estudio, que señala que el lugar con el más alto nivel de antisemitismo está en las zonas de la Autoridad Palestina, donde el 93% de los adultos presuntamente defienden opiniones antisemitas. Por supuesto esta conclusión puede, y debe, explicarse en el contexto de los 47 años de ocupación israelí; una ocupación en la que cientos de miles de judíos se establecieron en tierras que no son parte del Estado de Israel; una ocupación en la que han muerto miles de palestinos y cientos de miles han sido encarcelados; una ocupación que impide a los palestinos vivir dignamente”, escribe Haaretz.

La visita –que combina un fuerte mensaje espiritual, esperados gestos políticos y mucha expectativa–, empezará este sábado en Amán, la capital de Jordania, seguirá el domingo en Belén y finalizará el lunes por la tarde en Jerusalén.

El Papa se reunirá con el presidente palestino, Abu Mazen, visitará la Gruta de la Natividad y el campo de refugiados de Deheishe. “Es importante que vea con sus ojos nuestra situación y las dificultades que tenemos en una ciudad rodeada por el muro israelí”, explica uno de los habitantes mientras observa un retrato del Papa en la vitrina de una tienda de Belén, la ciudad donde la tradición cristiana sitúa el nacimiento de Jesús.

En Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este viven al menos 50.000 palestinos con nacionalidad de países de América latina, sobre todo de Chile y Brasil, pero también de El Salvador, Honduras, Venezuela o Perú.

Una familia hondureño-palestina almorzará con el Papa durante el encuentro que éste tiene previsto celebrar en Belén con varias familias palestinas.

Distribuidos por toda la región, una buena parte son cristianos, pero también hay muchos que profesan el islam.

A menos de cincuenta kilómetros, en la ciudad israelí de Raanana, al noreste de Tel Aviv, el pianista argentino Alberto Aredez reza por que la paz llegue pronto a esta tierra dividida.

“Nos llena de gozo que Francisco llegue acá. Es una gran ocasión por la renovación que este hombre está produciendo en la Iglesia y le proponemos aprovechar la visita para dar un toque de ilusión y esperanza a Palestina e Israel, para que su presencia sea un comienzo real y sólido de un cambio de mentalidad en sus relaciones”, declaró.

Por todo Belén y Ramallah flamean banderitas vaticanas y hay carteles con la cara de Francisco en los lugares sagrados. Las autoridades locales alientan a la mayoría musulmana a salir a darle una recepción multitudinaria cuando vaya a la iglesia de la Natividad.

El Papa dejará territorio palestino para viajar en helicóptero a Tel Aviv y después a Jerusalén donde se encontrará con el Patriarca Ecuménico de Constantinopla con el que firmará una declaración conjunta.

Después tendrá lugar un encuentro ecuménico con motivo del 50 aniversario del encuentro en Jerusalén entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenagora en la Basílica del Santo Sepulcro. El lunes, la agenda del Papa comenzará con la visita oficial al Gran Muftí de Jerusalén, la máxima autoridad religiosa musulmana, y seguirá con la visita al Muro de los Lamentos.

También depositará unas flores en el Monte Herzi y visitará Yad Vashem, el Museo del Holocausto.
Asimismo, Francisco se reunirá con los grandes rabinos de Israel y, más tarde, con el presidente del Estado de Israel, Simon Peres, en el Palacio presidencial de Jerusalén, donde pronunciará un discurso. También será recibido por el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en el Centro Notre Dame y volverá a encontrarse con el patriarca ecuménico de Constantinopla.

A continuación, el Pontífice presidirá un encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la Iglesia de Getsemaní y celebrará una misa con los ordinarios de Tierra Santa y el séquito papal en la sala del Cenáculo.

Con motivo de la visita papal, las fuerzas de seguridad palestinas e israelíes han intensificado su cooperación.

En Israel, 8.500 agentes formarán parte del espectacular dispositivo de seguridad “Manto Blanco II” que escoltará al Papa desde el aterrizaje en el Aeropuerto de Ben Gurion, donde lo recibirán los máximos dirigentes israelíes, hasta su traslado a Jerusalén.

“El Papa revolucionario” o “el Papa más cercano a los judíos” escriben en la prensa israelí recogiendo también la preocupación ante posibles actos provocativos de extremistas judíos. La ira de estos grupos se centra en la polémica en torno del Cenáculo de Jerusalén.

La tradición cristiana sitúa en este lugar la última cena de Jesús con sus discípulos mientras en la planta inferior los judíos rezan en la sinagoga y ante lo que consideran la tumba de su mítico rey David. El principio de acuerdo entre Israel y el Vaticano –desmentido por unos y confirmado por otros– cedería parte de su soberanía a los cristianos y ha provocado la ira de algunos rabinos ultraortodoxos. Éstos afirman que, según su religión, no podrían rezar en el edificio si se permite la celebración más frecuente de actos litúrgicos cristianos.

La Policía emitió este jueves una orden de restricción a una decena de jóvenes israelíes radicales para que no puedan acercarse a Jerusalén en los próximos días. “No se teme un ataque contra el Papa o su comitiva sino algun tipo de acto provocativo para llamar la atención”, dicen fuentes policiales.

25/05/14 Miradas al Sur

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