En momentos en que el pueblo argentino se prepara
a vivir lleno de gozo el acontecimiento histórico del regreso definitivo del
general Juan Domingo Perón a la Patria es importante advertir la actitud de
numerosos católicos que, insertados en la lucha por la liberación nacional se
unen a esta gran alegría.
Si históricamente hubo algún desentendimiento entre
la Iglesia y el peronismo, desentendimiento que en realidad abarcó solamente
a sectores de ambos lados, éste se debió, más allá de los errores fruto de actitudes
personales, a incomprensión por parte de hombres de la iglesia del sentido profundamente
liberador del movimiento popular. Se debió a que algunos de nosotros en lugar
de analizar la realidad desde el pueblo, desde los pobres como lo manda Jesús
en el evangelio, infectados por una mentalidad elitista lo veíamos todo desde
una óptica oligárquica. Y claro que para la oligarquía el peronismo era el desastre,
la hora de los "negros".
Pero para los hoy mis queridos cabecitas el peronismo
fue, es y será, si continúa fiel a sus esencias y desarrolla su entraña revolucionaria,
el movimiento de redención social más formidable que ha conocido nuestra Patria.
Cristo nos enseña en el evangelio que el modo no
ilusorio, no engañoso de estar cerca de El, es estar junto a los hombres. Amar
a Cristo es amar a los hombres. Por eso San Juan de la Cruz dice que al atardecer
de la vida seremos juzgados en el amor. Cristo en el evangelio se identifica
sin más con el prójimo, con el otro y por eso hace depender la suerte eterna
del hombre del amor real, concreto y eficaz que haya tenido con su hermano.
"Vengan conmigo benditos de mi padre porque tuve hambre y me dieron de comer,
tuve sed y me dieron de beber, estuve desnudo y me vistieron... Apártense de
mí, malditos, porque tuve hambre y no mecieron de comer tuve sed, no mecieron
de beber, estuve desnudo y no me vistieron" (Mateo 25, 30-46).
Hoy los cristianos hemos comprendido que esta exigencia
del amor no sólo tiene una dimensión personal sino también una dimensión estructural.
Tengo que amar no sólo a nivel de individuos sino a nivel de pueblos. Y fue
a nivel de pueblo que él peronismo a través de su paso por el gobierno realizó
el mandato evangélico del amor real y verdadero a los humildes. Basten pocos
ejemplos: 900.000 viviendas, leyes sociales que levantaron a los humildes de
su situación de explotación inhumana y posibilitaron que el pueblo trabajador
se fuera poniendo de pie. La gigantesca obra social realizada por la Fundación
Eva Perón bajo la sobrehumana conducción de la inolvidable Evita, etc., etc.
Por
eso es importante que hoy los cristianos, después de lavarnos la cabeza de tanta
influencia laicista y liberal nos integremos en este proceso histórico que se
ha iniciado en la Patria el 25 de mayo, no para traer agua para nuestro molino
pretendiendo servirnos de algún trozo del poder para nuestras obras, sino haciéndonos
pueblo, luchando con austeridad, honestidad y grandeza junto a los humildes
por la liberación nacional. Es decir, asumir el ejemplo de Cristo que no vino
a ser servido sino a servir y dar la vida por sus hermanos.
Ya es inminente la llegada del jefe del movimiento
del pueblo. En esta hora histórica vale la pena recordar a través de sus palabras,
que a veces los católicos hemos olvidado la definición que él nos ha dejado
de la naturaleza del justicialismo en su mensaje al Congreso de 1952:
"A lo largo de este mensaje he analizado las
realizaciones más concretas de mi Gobierno en materia social. Y movido tal vez
por un afán de mostrar resultados evidentes, he insistido demasiado en las realizaciones
materiales. Debo advertir que esto no significa que, en la escala de valores
de nuestra doctrina, los bienes materiales tengan prioridad sobre los demás
valores del hombre y la sociedad. De ser así nos pondríamos a la misma altura
de los sistemas que han creado la caótica situación del mundo en que vivimos."
"En nuestra doctrina los valores económicos son
solamente medio y no fin de la tarea humana, la cual, para quienes aceptamos
y reconocemos en el hombre valores externos y espirituales, entraña un destino
superior. Los bienes económicos son tan sólo la base material de la felicidad
humana, así como el cuerpo es instrumento de la actividad del alma."
"Nosotros
procuramos la elevación moral de nuestro pueblo virtuoso e idealista y el desarrollo
en su seno de una vigorosa vida espiritual. Sabemos demasiado bien por la experiencia
de los años pasados bajo la explotación capitalista, que todo eso es muy difícil
cuando la vida de la comunidad no se desenvuelve en un ambiente de cierto bienestar
material. Pero sabemos también que el bienestar material de las naciones ha
sido muchas veces en la historia la causa de grandes desgracias, de fatales
decadencias. Porque cuando un pueblo se propone asumir en la historia un destino
superior tiene que poseer profundas reservas espirituales, si no quiere causar
a la humanidad más desgracias que beneficios."
"Creo que el pueblo argentino tiene un destino
extraordinario que realizar en la historia de la humanidad y ésta será mejor
o peor en la medida en que nuestro pueblo sepa cumplir con su deber histórico."
"Pero el éxito dependerá de las fuerzas espirituales
que posee nuestro pueblo al enfrentarse con su propio destino."
"Me permito hacer en este momento un llamamiento
a todos los que, de una y otra manera, tienen sobre sí alguna responsabilidad
en la formación moral y espiritual de nuestro pueblo. Nosotros hemos creado
todas las condiciones materiales necesarias para que un pueblo satisfecho pueda
pensar en las tareas y actividades superiores del espíritu, y las hemos favorecido
y fomentado en todos los grados de su escala."
"Es necesario que cumplan ahora con su deber
los responsables directos de la educación y de la formación moral y espiritual
de nuestro pueblo, pensando que sobre ellos descansa también, el mayor o menor
grado, la felicidad del mundo venidero."
"Semejantes tareas, sin sentido para los que
no ven en todo nada más que el resultado de fuerzas económicas y materiales,
tienen fundamental importancia para nosotros, para quienes seguimos creyendo
en los destinos eternos
del hombre y de la humanidad."
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