La mandataria encabezó un acto en 9 de Julio, entre Juncal y Arroyo, donde se
descubrió una escultura realizada por el artista Alejandro Marmo con el rostro
del sacerdote católico fusilado el 11 de mayo de 1974 por un comando del grupo
parapolicíal Triple A.
Durante la "celebración" de la trayectoria de Carlos Mugica, a cuarenta años de
su asesinato, luego de que un sacerdote leyera la oración del “cura de los
villeros”, quien reclamaba “vivir para los pobres y morir por ellos”, la
presidenta, Cristina Kirchner, instó a que “nadie más permita dividir al pueblo
de Dios, porque cada vez que se lo hizo masacraron a sus ovejas”. Denunció,
además, que los medios masivos de comunicación ocultaron que el documento del
Episcopado difundido ayer resaltara que "el amor vence al odio", y advirtió que
“quienes crean que con un título de un diario van a provocar a esta presidenta,
se equivocan”.
La mandataria encabezó el acto en la esquina porteña de 9 de Julio y Juncal,
donde se instaló un monumento con el rostro del cura asesinado por la Triple A
en 1973. En el escenario estuvieron varios sacerdotes católicos, varios de los
cuales desarrollan sus tareas en barrios pobres de la Capital Federal y el
conurbano bonaerense. Uno de ellos recordó la obra de Mugica y leyó la oración
en la que pedía "perdón por haberme acostumbrado a ver que los chicos parezcan
tener ocho años y tengan trece".
La Presidenta consideró que ese acto "no es un homenaje al padre Carlos Mugica"
porque "la figura y la vida de hombres como él no se homenajean sino que se
celebran con alegría". Explicó que el motivo por el cual se instaló allí su
rostro es porque su figura "había nacido ahí", en el barrio de Retiro, aunque
aclaró que "él pertenecía a los pobres, a los que sufrían, a los que
necesitaban".
Dijo que Mugica "fue víctima de una Argentina violenta" como la de los años '70,
década que fue producto de un país "donde los argentinos se enfrentaban entre
sí" y donde las cosas "se dirimían a los tiros, con bombardeos y muertos", como
él. "Por eso -añadió-, cuando hoy me levanté y vi en la tapa de los diarios que
alguien decía que hoy la Argentina era violenta, me di cuenta de que querían
reeditar viejos enfrentamientos."
La mandataria se refirió al documento del Episcopado en el que afirmó que "la
Argentina está enferma de violencia" y sostuvo que quienes hablan "de un país
violento, quieren reeditar viejos enfrentamientos". En este sentido, confrontó
el documento con la exhortación episcopal "Evangelii gaudium" del papa Jorge
Bergoglio que "plantea la renovación pastoral de la iglesia", para que esta se
transforme "en una iglesia que tiene que volver a misionar el evangelio" y que,
además, habla de "renovación pastoral".
La mandataria citó a ese texto en un punto (34) que advierte sobre "la selección
interesada" que los medios hacen de algunos mensajes de la Iglesia y que los
hace "correr el riesgo de ser mutilados y reducidos en alguno de los aspectos
secundarios", quitando el contexto en el que fueron dichos y dejando de lado sus
partes más relevantes.
En este sentido, CFK remarcó que "nadie" (ningún medio) resaltó uno de los
puntos principales del documento del Episcopado: "El amor derrota al odio". "Esa
es la esencia de Jesucristo. El amor que venció a los fariseos que lo echaron
del templo, que venció a la indiferencia de Poncio Pilato, que se lavó las manos
como muchos se lavan las manos frente a los problemas de los que menos tienen y
que se regocijan estando al lado de los que más tiene", dijo la mandataria y
sentenció: "Sería conveniente que (algunos dirigentes) en lugar de ir a Roma a
ir a sacarse fotos, lo leyeran un poco más" al evangelio y al Papa.
"Hoy no tenemos una sociedad enfrentada en forma violenta", enfatizó la
mandataria y retomó la carta de Francisco en el punto 60, donde se refiere a
"mecanismos de la economía actual (que) promueven una exacerbación del consumo"
y alerta que "el consumismo desenfrenado unido a la inequidad es doblemente
dañino. Así, la inequidad genera una violencia".
Luego mencionó un párrafo del documento papal en el que se refiere al "cáncer
social que es la corrupción arraigada en muchos países, en sus gobiernos,
empresarios e instituciones, cualquiera sea la ideología política de sus
gobernantes", y que fue tomado por el Episcopado para su documento, aunque
circunscripto sólo al ámbito local.
Cristina Kirchner recomendó "reflexionar sobre la Argentina en la que tantas
veces nos dividieron" y sostuvo que "no fue casual que el padre Mugica le
pusiera 'Cristo Obrero' (a su capilla de la Villa 31 de Retiro). No era solo
porque en la la villa había obreros sino porque antes se había utilizado la
religión para dividir a los argentinos bajo el lema de 'Cristo rey'".
Luego recordó el reclamo contra la inequidad que planteaba Mugica y sostuvo que
"con todos mis errores, horrores y pecados, estoy convencida de que de esa lucha
para que los pobres tengan una vida más digna es la que estoy haciendo, y es el
verdadero homenaje que Mugica le pedía a todos los argentinos".
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