Un sol con astillas mansas de otoño.
Gajos de tacuara en el andén, alumbran el aire.
La risa es una nodriza que siempre está.
Fría la mañana, un poncho, alguna boina, bufandas de lana tejida.
Las banderas caminan sobre las cabezas envinchadas.
Voces que tiemblan, manos ateridas sostienen estandartes, carteles, mangueras de goma.
Bombos se vuelven las palmas, canas en las cienes, pelos renegridos, largos
ondulantes como los cuerpos en ese cielo manchado de ayeres que volvieron.
Una sidra se descorcha, un pan dulce llega de la Fundación.
Un juguete, una pelota, Evita ríe y besa mejillas.
El general, abraza y ríe aún mas, todos saltan en trampolines de agua dulce,
parras, glicinas y nomeolvides.
El tren con sueño de feriado lento gime hacia Retiro, Beccar es un atrás de norte
que por unas horas dejamos a resguardo de las vecinas.
Zambas, milongas, redobles, rock sui son páginas de miles de villancicos.
No hay tiempo, letanías, lágrimas, solo sudores de piel apretujada contra el vaivén
de vagones.
Espera la Plaza de mis viejos, espera el balcón del '45, la incertidumbre de aquella noche,
las antorchas de aquella noche (se fueron esa noche a Devoto), el Cooompañeros de aquella noche,
todo gira y él y nosotros también hacia la redonda poesía empedrada de almas.
Palomas, laureles, no murallas, jotapeses arrumacos de gloria en la Rosada.
Se van, no volverán, socialismo nacional, Y Dale Tío, Dale Dale Tío, Pe-rón, Pe-rón, Montoneeeros, Montoneeeros, Perón-Evita La Patria....
Toda esa sudestada brava, en aquél 25 de Mayo, teje que te teje el hilo de Ariadna;
quisimos ser los alfareros, los pedernales, el fuego recién descubierto, el cuarzo de la piedra fundante, los ojos del general, sus manos, su estrategia y su táctica.
Sus pasos.
Por esa tarde, y esos días del después fuimos.
Casi la arcilla modelada por él.
Copia de sus descamisados primeros.
Barro cocido de esa esperanza de años, resistente y en espera latiendo.
Fuimos, esto y aquello, también lo otro.
Los otros.
GB
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