lunes, 3 de marzo de 2014

Precios Cuidados, discusiones paritarias y perspectivas

Por Jorge Muracciole

Los interlocutores del gobierno deben comprender la necesidad de cuidar un modelo que permitió durante más de una década generar un crecimiento significativo.

A partir del mes de diciembre, como una suerte de marea silenciosa, fue avanzando la implementación, por los grandes formadores de precios, de incrementos injustificados, al ritmo del goteo ascendente de la cotización del dólar. Los empresarios aprovechándose de los relevos en el área económica y en la Secretaría de Comercio Interior, con el alejamiento de Guillermo Moreno, generaron un colchón de rentabilidad antes de sentarse con las nuevas autoridades y concertar las listas de lo que luego fueron los Precios Cuidados. En plena aplicación de los acuerdos, surgieron la picaresca de ciertos proveedores y el incumplimiento de las grandes cadenas de hipermercados, que hicieron necesario un rosario de multas y un control más estricto de los inspectores de la Secretaría de Comercio Interior, sumándose a la tarea la militancia de Unidos y Organizados, y la novedosa inventiva de jóvenes programadores que aportaron desinteresadamente un dispositivo que facilita el control de los precios a través de una aplicación incorporada a los teléfonos móviles.

A partir de la devaluación de fines de enero, la tarea de los organismos gubernamentales se fue multiplicando ante aumentos en diversos rubros implementados por los formadores de precios, amparándose en las modificaciones cambiarias, y en una cultura instalada de "los aumentos por las dudas" de los grandes laboratorios, la industria de la carne y distintos eslabones en la cadena de distribución y ventas, más allá de que muchos de esos productos no se vieran afectados por el incremento de insumos importados a valor dólar.

Esa perversa actitud de determinados formadores de precios hizo necesaria la concreción de reuniones con cámaras empresarias como la de los laboratorios, que retrotrajeran los precios de los medicamentos a enero. También en relación al incremento de materiales de construcción, fueron implementándose acuerdos en diversos municipios con corralones, con la presencia de funcionarios de la Secretaría de Comercio para evitar que los mismos llegaran a afectar los planes de vivienda Pro.Cre.Ar.

Lo cierto es que a más de dos meses del inicio de la aplicación del plan de Precios Cuidados, se ha ido incrementando la participación de la ciudadanía –aunque aún no sea la suficiente–, pero también se ha tomado conciencia en sectores cada vez más amplios de la población, para identificar quiénes son los principales culpables del incremento de los precios. Y a pesar de las irregularidades e incumplimientos de los grandes empresarios que firmaron los acuerdos, la iniciativa gubernamental y la participación creciente de los consumidores y su articulación con las asociaciones de consumidores ha sido un avance. El incremento de los otros productos no incluidos en el listado de los Precios Cuidados en muchos casos ha sido desmedido y afecta en el poder adquisitivo de importantes sectores de asalariados medios y medios altos, constituyendo un escenario por parte de los formadores de precio de una abierta puja distributiva. En este complejo escenario se abren las discusiones paritarias llevadas adelante por las direcciones sindicales de los gremios y las cámaras empresarias, como marca la aplicación de la ley de paritarias libres.

El dilema que se abre para el gobierno es gestionar un proceso de recomposición salarial que no dispare un incremento aún mayor de los índices inflacionarios, pero al mismo tiempo que garantice con los aumentos nominales de los salarios recomponer el poder adquisitivo de los que viven exclusivamente de su trabajo, evitando de esta manera el temido enfriamiento de la economía que auguran los economistas del establishment para el curso del 2014.

Pero para lograr paritarias que atiendan las necesidades de los trabajadores, es esencial que los otros protagonistas de la triada paritaria, –los empresarios– sean sensibles a las necesidades de los asalariados y otorguen incrementos acordes a la realidad del deterioro habido en los últimos meses. Dependerán de estas actitudes empresarias las perspectivas del próximo trimestre en relación a la potencial conflictividad. Por su parte el gobierno, a través del Ministerio de Trabajo, intentará hacerles comprender a sus interlocutores el necesario cuidado de un modelo que ha permitido durante más de una década generar un crecimiento significativo de los puestos de trabajo, un mejoramiento de las condiciones de existencia de grandes sectores de trabajadores, garantizando una importante y sostenida rentabilidad empresaria.

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