Por Hernán Dearriba
La Argentina recibió la semana que pasó una importante cantidad de señales de respaldo internacional en varios de los frentes que el país tiene abiertos por el mundo luego del estallido de 2001.
La presidenta Cristina Fernández escuchó en persona de su par francés, François Hollande, el respaldo de ese país a la propuesta argentina para cerrar el capítulo del default con el Club de París. Antes, Francia había presentado ante la Corte Suprema de los Estados Unidos un "amicus curiae" para reforzar la posición de Buenos Aires en la disputa judicial que mantiene con los fondos buitre.
La nómina de apoyos a la posición argentina en las cortes estadounidenses se multiplicó esta semana. Se sumaron México y Brasil, una serie de agrupaciones estadounidenses y hasta un enviado de Barack Obama que desdijo ante representantes del Congreso Nacional a John Kerry. El secretario de Estado de Estados Unidos había aseverado la semana pasada que la administración Obama no respaldaría a la Argentina en su disputa con los fondos buitre que amenazan con derrumbar como un castillo de naipes la ingeniería que le permitió al kirchnerismo reestructurar la deuda externa con una aceptación del 93% de los tenedores de bonos.
Antes de su paso por Francia, Cristina Fernández ratificó su buena relación con Francisco. La presidenta argentina compartió con el Papa un largo almuerzo, en el que el Pontífice expresó su voluntad de impulsar la unidad latinoamericana.
Sin embargo, aquellas señales se le antojaron escasas al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri. El jefe del PRO fue a pasear su candidatura presidencial por Nueva York, mantuvo reuniones en el Consejo de las Américas y con representantes del Congreso Judío Mundial, y hasta participó de un homenaje a Hillary Clinton, una figura destacada de la política estadounidense.
Para eso sirve el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Para que nunca más se interrumpa el proceso democrático en la Argentina.
Mientras la presidenta argentina era agasajada por dos de los principales líderes globales, Macri clamaba en Nueva York la necesidad de que el próximo gobierno rompa con el aislamiento al que está sometida la Argentina por el mundo entero. Hace rato que la política argentina no parece necesitar que los argumentos de sus principales figuras tengan algún grado de sustento en la realidad.
La mandataria se trajo desde Francia anuncios de inversiones de la petrolera Total y el convencimiento de que el entuerto con el Club de París tendrá un final cercano de no mediar algún imponderable. El anuncio de la petrolera francesa, de ampliar su presencia en la Argentina es hijo tanto del inminente acuerdo por la deuda, como del entendimiento con Repsol, que la semana pasada consiguió despacho de comisión en el Senado y ahora será tratado en el recinto.
Puertas adentro, el clima parece ser otro. A poco más de un año de las elecciones presidenciales, el peronismo intenta poner en marcha la estructura partidaria que se ha transformado en poco más que un sello de goma. El jueves, los principales gobernadores peronistas se juntaron para un asado con la excusa de normalizar la situación partidaria. La cumbre fue convocada por el puntano José Luis Gioja y los gobernadores evitaron la tradicional sede del PJ Nacional. En cambio, optaron por el quincho de Remonta y Veterinaria en el barrio de Palermo.
La reunión estuvo marcada por las señales. Se concretó con la presidenta Cristina Fernández en París, y cuando el entrerriano Sergio Urribarri, aspirante a representar al kirchnerismo en 2015, se encontraba de viaje en China.
A la mesa se sentaron el bonarense Daniel Scioli, que llegó a la cena sin poder destrabar el conflicto con los docentes; el cordobés José Manuel de la Sota y el jujeño Eduardo Fellner, que tiene todos los números para transformarse en el presidente del partido cuando se reúna el Congreso Nacional del PJ el próximo 9 de mayo.
Pese al secretismo con el que los mandatarios provinciales intentaron rodear a la reunión, cuando promediaba la velada llegaron a esa dependencia del Ejército el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; y el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini. El desembarco de los funcionarios nacionales rompió la reunión. De la Sota y el riojano Luis Beder Herrera abandonaron la cena antes de los postres, y más tarde no ahorraron críticas a la intervención de Capitanich y Zannini. "A mí me habían invitado a una reunión de gobernadores, no para que me vengan a dar una lección del gobierno nacional", disparó el cordobés.
La virtual intervención de la Casa Rosada no cayó bien entre los jefes peronistas. Las señales son claras, la liga de gobernadores intenta rearmar aquel bloque de poder con el objetivo de encolumnar al partido detrás del candidato que mejor mida en las encuestas de cara a las presidenciales de 2015. Esa estrategia choca de bruces con la intención del kirchnerismo de sostener a Cristina Fernández como la principal electora.
Los gobernadores miran de reojo al líder del Frente Renovador, Sergio Massa, que ya anunció que no participará de la interna del peronismo el año próximo. El tigrense copó la escena con su crítica desenfocada al anteproyecto del Código Penal y no enfrenta las dificultades de la gestión como pagarle el sueldo a los maestros que plantean una genuina recomposición del salario golpeado por la inquietante inflación del primer bimestre del año.
La pelea recién comienza y tiene otras varias aristas. En La Plata miran con desconfianza declarada el conflicto docente. Scioli denunció que el paro se había politizado y en su entorno no dudan en apuntar a la figura de Roberto Baradel, a quien se vincula políticamente con el kirchnerismo.
La prolongación del paro docente en la provincia generó polémica, que se acentuó luego de que un grupo de desconocidos agrediera a varios funcionarios sciolistas, entre ellos a la ministra de Economía, Silvina Batakis, que sufrió un inexplicable ladrillazo en una de sus piernas. La agresión llegó apenas unas horas después de que el propio Baradel advirtiera que si no mejoraban la oferta salarial irían a buscar a los funcionarios bonaerenses. Ayer la justicia le dio la razón a Scioli y ordenó a los docentes que vuelvan a las aulas el martes, el conflicto sigue abierto.
El frente gremial sumará complicaciones en las próximas horas, en medio de la discusión paritaria. Uno de los datos salientes lo aportó el secretario general de la CGT disidente, Hugo Moyano, quien anunció un paro junto a su socio, el gastronómico Luis Barrionuevo. Se sabe que el camionero es un hombre versado en estos temas y, por las dudas, no le puso fecha a la medida de fuerza. No vaya a ser que tenga que suspender el paro por problemas climáticos, como aquel que convocó en 2002 contra Eduardo Duhalde y que luego levantó por mal tiempo; o el de 2011 al que llamó en respuesta a una denuncia por sus presuntos vínculos por la empresa Covelia.
También desistió en aquella ocasión cuando el clamor general lo anotició del despropósito de la medida de fuerza. Ahora parece que se curó en salud y no anunciará el paro hasta no tener los datos certeros del Servicio Meteorológico. Con las puertas del kirchnerismo cerradas por propia voluntad, frustrada su aventura electoral con Francisco de Narváez y rechazado por el massismo, Moyano no encuentra por estas horas palenque donde rascarse.
Los que sí pusieron fecha fueron los radicales, que anunciaron que el 23 de abril darán a conocer la conformación de un frente electoral junto al socialismo.
Todavía no está definido el nombre, pero está claro que emplearán a las PASO como gran ordenador para designar a sus candidatos para 2015, cuando la democracia vuelva a dar otra muestra de su consolidación institucional.
Esa misma democracia que mañana recordará en las calles un nuevo aniversario del último golpe cívico-militar. En las vísperas, el radicalismo se envolvió en la polémica con la difusión de un afiche en el que con ánimo de cuestionar al gobierno nacional, se llega a comparar la gestión kirchnerista con la dictadura genocida.
El fallido generó rechazos puertas adentro del partido. El alfonsinismo, que entendió siempre las distancias entre un gobierno democrático y la dictadura cuestionó el afiche. El presidente del partido, Ernesto Sanz, respaldó el cartel creado por la juventud radical en el que se cuestiona el respaldo al gobierno venezolano, la represión a los qom en Formosa y se recuerda a los muertos en la tragedia de Once.
Para eso sirve el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Para que nunca más se interrumpa el proceso democrático en la Argentina, y para que cuando algún trasnochado intente equiparar a un gobierno elegido por el pueblo, cualquiera sea su signo político, con la dictadura más sangrienta, todo el mundo sepa de lo que estamos hablando.
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