jueves, 20 de febrero de 2014

UN LIBRERO DENUNCIO QUE FUE AMENAZADO Por cuidar los precios

Un librero de Mar del Plata denunció ayer a través de la red social Facebook que recibió amenazas de parte de un representante de una fábrica líder de útiles escolares por no aumentar los precios de los productos que comercializa. El comerciante acompañó su descargo público con varias reflexiones acerca de las desigualdades entre “grandes” y “chicos”: “Los grandes generan inflación, y cuando los chicos tratamos de ser justos, nos quieren pisar la cabeza”, apuntó.
El librero se llama Juan Rey y es el propietario de la librería Keops, ubicada en avenida Independencia y Avellaneda, a unas diez cuadras al sur del centro de Mar del Plata. Utilizó la red social Facebook para transmitir algo de la bronca que se apoderó de él cuando recibió el “apriete” de uno de sus proveedores: “Recién me acaban de llamar de una de las fábricas de útiles escolares (tal vez la más grande del país) para ‘solicitarme’ muy respetuosamente que suba mis precios porque perjudicaba la plaza”, ironizó Rey, quien luego aclaró que como él compró los productos “con los precios viejos”, iba a venderlos “respetando ese costo”.
En un diálogo posterior con la prensa, el librero apuntó que quien lo amenazó “logró todo lo contrario a lo que buscaba”. El comerciante no sólo recibió la solidaridad de los usuarios de la red social, sino también llamados telefónicos en esa línea. “Me llamaron muchos comerciantes para decirme ‘estamos con vos’”, confesó.
El librero acompañó su denuncia pública con una serie de reflexiones. Su “Moraleja 1” fue la de que “los grandes generan inflación, y cuando los chicos tratamos de ser justos, nos quieren pisar la cabeza”. “Moraleja 2: pobres idiotas los que me denunciaron a la fábrica por vender más barato.” “Moraleja 3: los grandes son grandes y no les importa nada, más triste son los chicos que por ser cipayos, ignorantes y alcahuetes se olvidan de que viven de sus chicos clientes”, completó.
En diálogo con la prensa, Rey explicó por qué se mantendrá en su postura de no remarcar sus precios: “Los libreros compramos entre octubre y noviembre, me estaban obligando a aumentar y yo no estaba dispuesto porque de esa manera estaría estafando a la gente”. “Aclaré que si compré con los precios viejos, esa partida la iba a vender respetando ese costo, sé lo que le cuesta a la gente comenzar las clases y que por una cuestión ideológica no los pensaba cambiar”, se solidarizó el comerciante.

Página12

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