Por Adriana Meyer
Cuando los policías que reprimieron la rebelión del 20 de diciembre de 2001 mataron a su marido, Gastón Riva, María Arena tuvo que salir de su casa para estudiar y trabajar. Había que proveer el sustento de la familia que quedaba: sus tres hijos. Estudió locución y ahora trabaja como productora periodística de radio en tres emisoras. A pocas horas del inicio del proceso oral y público por aquella masacre provocada por el gobierno de la Alianza para ahogar la insurrección ciudadana de aquel día, Arena le habla directamente al ex presidente Fernando de la Rúa, que no figura entre los imputados. “No te vamos a perdonar, algún día te vas a sentar en el banquillo porque sos el que manejaba el país, sos responsable igual si lo manejaste mal a propósito o porque no sabías”, dice en esta entrevista.
–¿Cómo está viviendo el inicio del tan demorado juicio?
–Es un poco raro, parecía que nunca iba a llegar este día. Lo estoy viviendo con muchos nervios y no demasiada expectativa. Tengo la sensación de que falta algo. No sé si a quienes pasan por estas situaciones les sucede lo mismo, que no alcanza. De hecho, una de mis mayores preocupaciones siempre fue la policía de la calle; entiendo que (el policía Víctor) Belloni no va a juicio por las muertes, nunca se pudo probar que él disparó el arma que mató a Gastón (Riva), a Diego (Lamagna) y a (Carlos Almirón) Petete. Es muy movilizante por un lado, pero también te deja ese gusto a poco. Igual vamos por lo que sea, y cuando se pueda vamos a ir por más. Falta De la Rúa, la apelación del sobreseimiento está revisada en la Corte Suprema. Ahora voy a tratar de seguir lo más que pueda este juicio, estaré presente en algunas declaraciones importantes.
–¿Cuál es su mayor expectativa?
–En principio, que se pueda determinar la responsabilidad política de estas personas que van a juicio, los más altos funcionarios después de De la Rúa que tuvieron competencia en esto. Que se pueda determinar que fueron ellos los que mandaron a matar, los que no pusieron el límite, los que por omisión o por incompetencia lo manejaron así. Siempre pienso que el mayor responsable es De la Rúa. Te das cuenta de que el presidente es quien comanda todo, él es el primero que determina una orden, ahí está el mayor problema. Definitivamente De la Rúa tiene que ir a juicio.
–¿Entonces entiende que no enjuician al mayor responsable y tampoco a los autores materiales?
–Es como que alguien tiene que pagar, lo que no quiere decir que no tengan responsabilidad. Están los policías responsables directos del asesinato de (Alberto) Márquez, no es que no sean culpables. Entonces, por hacer o por no parar la situación son todos responsables. El primero es De la Rúa, y después quienes por obedecer, o por sed de matar, también. Que se mandaron solos no me la creo. Por más que la policía de la calle tenga este instinto de matar cuando les parezca oportuno sin importarle la vida del otro. Y lo peor es que fue sobre manifestantes desarmados.
–¿Hubo una luz verde política?
–La orden principal la dio De la Rúa al pedir que despejen la Plaza de Mayo ante el rumor de que querían tomar la Casa de Gobierno. Con el paso del tiempo esa sensación que tengo recrudece, porque encima él sale a decir una cantidad de pelotudeces, a defender lo indefendible. “Si alguna vez cometí un error, pido disculpas”, dijo. No, disculpas no, tenés que pasar por la Justicia, no me vengas a pedir perdón porque ya sabés que no te vamos a perdonar, te vas a sentar en el banquillo porque vos sos el que manejaba el país.
–¿Cómo influye que tampoco haya ningún imputado preso?
–Es por eso que todo esto tiene gusto a poco, falta eso, que verdaderamente paguen como corresponde. Estuvieron algunos años presos, pero como no son gente pobre, salen libres. Otros se comen miles de años sin juicio. Es la Justicia del poder y de la institución que los protege.
–¿Qué le pasó a usted en estos doce años?
–Mi vida cambió radicalmente, y la de mis hijos, la de sus padres, los amigos. Es muy triste, pero lo que aprendí y lo que trato de transmitirles a mis hijos, y ahora a mi nieta, es que nunca hay que abandonar la lucha; cuando hay una causa, nunca bajar los brazos. Por más que no tenga muchas expectativas, no significa que abandone. Ojalá jamás ellos tengan que luchar de esta manera. También era así la vida de Gastón, era una permanente lucha para estar mejor. Vivía laburando. La vida del motoquero es sacrificada, en su momento tampoco me daba cuenta. Y él la peleaba en conjunto, pero la vida no le dio tiempo de hacer algo más.
–¿Los motoqueros fueron la barricada de aquel día?
–Sin duda, fueron la resistencia. Los veo hoy y veo la garra y los huevos que tienen, y así era Gastón. Hay uno de los testigos que explica eso, que Gastón iba al frente. Que lo paró y le dijo: “Pará, vamos todos juntos”.
–¿Cómo viven sus hijos este momento?
–Su dolor es más profundo de lo que me doy cuenta, ninguno de los tres quiere ir al juicio. Mi sentimiento es otro, ellos perdieron una figura irrecuperable. Perdieron un padre para siempre y eran muy chiquitos, tenían 2, 3 y 8 años. Si bien lo hablamos, es un punto muy difícil de abordar. Van a los homenajes, hablan del papá, pero creo que esto en particular debe ser muy doloroso porque no quieren estar. Quizá tampoco ellos tienen demasiadas expectativas. No militan, pero tienen una gran conciencia social; eso sí les quedó de Gastón, de mí, de ambos o de ninguno, quién sabe.
–¿Y usted qué hizo luego del asesinato de Gastón?
–Me puse a estudiar y a trabajar a la vez, fueron tres años muy duros para los chicos. Pero lo hice pensando en el futuro, no tenía una carrera y no sé qué hubiera sido de nosotros; era un sacrificio por el que había que pasar, y los dejé con mis padres. Quizá de grandes lo entiendan, pienso que sintieron la falta de ambos.
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